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dilluns, 22 de setembre del 2008

Sociedades primitivas

SOCIEDADES PRIMITIVAS

Ha causado gran conmoción la noticia de que en los países desarrollados el suicidio es la tercera causa de muerte entre los niños de 10 a 14. Sin embargo, nos ha parecido normal que la primera sean los accidentes de automóvil. A mí casi me parece más escandalosa la primera causa que la tercera. De otro lado, en un mundo en el que resulta normal expirar dentro de un coche -bien por asfixia, bien por trauma físico- no es raro que la gente se suicide antes de que le den el carné. Después entras en la lógica de los adultos y te parecen normales las muertes más atroces.

En las ceremonias militares de toma de posesión, tanto el general saliente como el entrante tienen un recuerdo para los caídos por las diversas causas por las que mueren los soldados. A veces he imaginado una ceremonia en la que el consejero de delegado de una marca de automóviles, al acceder a su cargo, hace un sentido discurso de gratitud a los que han muerto al volante de sus automóviles. No sé si hay estadísticas acerca de los fallecidos en cada una de las marcas, quizá no, porque los fabricantes de coches se anuncian en los periódicos y a lo mejor se enfadaban (para qué vamos a enfadar, digo yo, a un cliente). De todos modos, si hay una marca con más muertos que otra, no estaría mal que lo supiéramos, por su interés periodístico y todo eso.

Total, que el automovilista, verdadero héroe de nuestros días, permanece olvidado, cuando todos sabemos que es más peligroso ir al trabajo en coche que a la guerra en tanque. No lo digo yo, lo dicen las estadísticas, las mismas que aseguran que la primera causa de muerte entre los niños de 10 a los 14 años es el automóvil. Se le ponen a uno los pelos de punta. La primera causa, no la segunda ni la tercera ni la novena ni la décima? La primera. ¿Es o no es como para mandar el coche al desguace? ¿Cuántos niños son sacrificados anualmente al dios Tráfico? ¿Hay parangón en las sociedades primitivas aficionadas a las inmolaciones? Seguramente no. Quizá algún día nos escandalice tanto que alguien se meta en el coche con un crío como ahora nos escandaliza que alguien fume delante de su prole. Mata más el automóvil, pero de momento la hemos cogido con el tabaco.

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