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diumenge, 29 de maig del 2011

¿Cuándo se jodío Europa?

¿CUÁNDO SE JODIÓ EUROPA?

De Europa digo lo que San Agustín decía sobre el tiempo: si me preguntáis qué es, no lo sé; si no me lo preguntáis, lo sé. Yo supe qué era Europa cuando la recorrí, de joven, en autostop. Hice un viaje perfecto, ascendiendo por la columna vertebral formada por sus catedrales. Teníamos entonces profesores de arte que nos invitaban a llevar a cabo este tipo de itinerarios. La Europa de las catedrales es en gran medida la Europa de la cultura y en eso consistía sobre todo Europa: en un espacio cultural. Cada vez que llegaba a una ciudad, me las ingeniaba para observarla, si lo tenía, desde el río. Fue otra enseñanza importante de aquellos años: elige el punto de vista adecuado para mirar la realidad. Hoy los ríos (y el punto de vista) están muy devaluados también, algunos ha devenido en albañales. Entonces eran las venas del propio cuerpo, de manera que navegar por ellos, observando la arquitectura que se desplegaba a derecha e izquierda, tenía algo de viaje alucinante por el interior de uno mismo.

Conviene señalar que Europa comenzaba entonces en los Pirineos, eso se decía, no sin razón. Sin embargo, este africano que una mañana salió de Madrid con una pequeña bolsa de viaje y cuatro pesetas en el bolsillo, se encontró como en casa en París, en Bélgica, en Colonia… Quizá Europa comenzara en los Pirineos, pero yo empezaba en Europa. Todo lo que había estudiado tenía que ver con las universidades que visitaba. La filosofía y la literatura europeas eran también mi filosofía y mi literatura. Pese a la distancia de los idiomas, que jamás se me dieron bien, no hubo localidad europea en la que no me sintiera como en casa. Regresé de aquel viaje transformado, sintiendo que pertenecía a algo grande y difícil de definir llamado Europa.

¿Cuándo se jodió Europa? Quizá cuando le metieron mano los políticos. La Unión Europea, ahora en cuestión, se construyó desde arriba, por funcionarios obsesionados por proyectos meramente cuantitativos y de corto alcance. Lo curioso es que se resquebraja por donde comenzaron a edificarla: por la economía, la dichosa economía, que está arrastrando en su caída al resto de los valores que configuraban el auténtico rostro de Europa. En el actual, no nos reconocemos.

divendres, 27 de maig del 2011

El postmundo es esto

EL POSTMUNDO ES ESTO

Lunes. El muslo de pollo caduca hoy, de forma que no sé si ha caducado o está en trance de caducar. Le quito el plástico, lo huelo. No sé. Al final, lo meto en la freidora y dejo que se queme un poco, para desinfectarlo. Me lo he comido como el que se come un cadáver y de momento no me ha sentado mal.

Martes. Quedo a comer con una vieja amiga que odia a su marido. Y que lo ama. Lo ama y lo odia con la misma intensidad y casi al mismo tiempo. Han comprado un pájaro –un periquito– y se queja de que él no lo cuida.

—Y eso –añade– que se parece a su padre.

—¿Cómo dices?

—Digo que el pájaro se parece a mi suegro. Su viva imagen, su carácter, todo.

Nos conocemos desde los tiempos de la facultad, así que me da mucha pena que envejezca tan mal, obsesionada con estas historias de pájaros. La realidad se alimenta del mal y es insaciable.

—Me tendría que haber casado contigo –dice ahora, como si para casarse conmigo no fuera preciso pedirme permiso.

—No habríamos sido felices –digo–, no me gustan los pájaros.

El segundo plato tarda en venir y la conversación no fluye. Me pregunta entonces si estoy escribiendo algo y le digo que sí, que siempre estoy escribiendo algo.

—Pues mi marido –dice ella– siempre está no escribiendo algo.

El marido de mi amiga es un escritor conocido por su lentitud. Publica cada siete u ocho años. En su obra ocupa más lo que no ha escrito que lo que ha escrito.

—Cada uno tiene sus ritmos –digo.

—Él tiene el ritmo de su padre –dice ella.

El padre está en una residencia de ancianos que pagan en parte con su jubilación y en parte con una cantidad que ponen ellos. Mi amiga le ha dicho a su marido de vender el piso de su padre, pero su marido dice que no. Me pregunta qué opino y le digo que no es buen momento para vender, es momento para comprar (lo he leído en el periódico).

—Eso es como decir que el domingo es para descansar –dice ella, molesta.

Por fin, traen el segundo plato que comemos casi en silencio.

—¿Te he contado lo de mi hermana? –pregunta de súbito.

La miro con expresión de horror y por un instante se da cuenta de aquello en lo que ha convertido su vida. Al final me deja pagar la cuenta y al despedirnos, tras darme un beso, dice:

—Espero que vengas a mi entierro.


Miércoles. Me encuentro en el bar con un amigo que acaba de leer un artículo mío en el que afirmo que el mundo se ha acabado y que nos encontrábamos ya en el posmundo. A demanda de él, le explico que el posmundo es el trastero del mundo. Allí aparece todo mezclado, en confuso desorden. Las conversaciones banales sobre las dificultades digestivas conviven con los discursos filosóficos de altura y los libros de cocina en fascículos con los grandes títulos de la historia de la literatura. El posmundo parece obra de un dios con el síndrome de Diógenes, un dios que lo almacenara todo sin otro objeto que el del almacenamiento mismo. El posmundo, concluyo, es un desván. Mi amigo ha pedido un té y yo un gin-tonic. Me pregunta ahora si el posmundo es lo mismo que el fin de la historia y le digo que no, que el posmundo es una parte de la historia. Con la historia no hay quien acabe, aunque todos la empiezan. La historia es como uno de esos libros prestigiosos de mil páginas que todo el mundo se deja a la mitad.

—Yo no he terminado el ‘Quijote’ –dice mi amigo.

—Pues eso –digo yo.

Tras un breve silencio dice si puede probar mi gin-tonic (“solo un sorbo”) y le digo que no porque sé que es un alcohólico rehabilitado.

—Ya soy mayor para saber lo que me conviene –dice él.

—Nunca has sabido lo que te convenía –digo yo.

—Llevas razón –dice con expresión de derrota.

—De nada –digo yo, y bebemos en silencio.

155 euros

155 EUROS

¡Atención, atención!: la partida se está jugando fuera del tablero. Nos parece muy bien que el PSOE se refunde o se recauchute o se reinicie, incluso que se pudra. Resulta muy entretenido verlos discutir. Da gusto coger el periódico y leer las noticias de primera con el mismo espíritu con el que vemos en la tele el folletín de sobremesa. No ponemos ni un pero a los guionistas, que han logrado introducir en la historia las pasiones clásicas de la telenovela distribuidas entre un abanico de personajes tal que resulta imposible no identificarse con alguno. Si la generación política de Zapatero se quejaba de no tener relato, que deje de llorar, ya lo tiene. Les ha salido un culebrón, no podemos negarlo, pero cada uno es hijo de sus lecturas. Que hubieran leído a Sartre. Nada que oponer, pues, al espectáculo.


Pero cuando decimos que la partida se está jugando fuera del tablero, queremos denunciar que el guión auténtico de cada una de nuestras vidas se escribe en otros ámbitos. Sucede como cuando vas al cine a ver una película y te metes en la sala que no es y crees que ves lo que no estás viendo.

Pues eso, que la peli del PSOE es muy divertida, pero no es nuestra película, es la suya. La nuestra se debate en la Puerta del Sol o en la plaza de Cataluña o en los barrios donde se han reproducido esas asambleas y de las que ha salido una idea original: que el próximo día 30, y en un solo movimiento bancario, saquemos de nuestra cuenta corriente 155 euros. Si lográramos que la operación fuera masiva, habríamos conseguido también votar en la urna auténtica, en la de quienes mueven las fichas de la realidad, que es el cajero automático. Se trata de seguir jugando la partida en el lugar adecuado, de dar un susto a los que de verdad mandan y que no salen, por cierto, en el folletín de las primeras páginas de los periódicos.

dilluns, 23 de maig del 2011

Gente cabreada

GENTE CABREADA

Llamo compulsión estimativa a la necesidad de opinar ya mismo, ahora, en este instante sobre lo que acaba de suceder. Sobre lo que no sucede, en cambio, apenas nadie dice nada. Y lo que no sucede es lo que necesita respuestas. Una cosa que acaba de suceder es el 15M, acerca de la cual se ha dicho ya que sí, que no, que regular, que mucho, que poco, que bastante, que ya veremos. Esta manía estimativa es, sin duda, una variante de las adhesiones unánimes y los rechazos inquebrantables de los que procedemos. Aquí es muy difícil guardar una distancia respecto a los sucesos. Inmediatamente hay que ponerse en contra o a favor. Gran parte del éxito de los programas basura de la tele están montados sobre el contra y el a favor, sin matices de ninguna clase. Si a usted le contratan para manifestarse en contra de la Navidad, pongamos por caso, y no se caga en ella con la intensidad suficiente, no le pagan. Por eso mismo Miguel Ángel Rodríguez se mostró tan duro con Luis Montes. Él lo explicó muy bien en el juicio, exhibiendo de paso su catadura moral.

Pues eso, que me han llamado ya de tantos sitios para que opine sobre el 15 M, que no he tenido más remedio que darle una vuelta al asunto. De entrada, podríamos decir que es un alivio que algo se mueva. Ahora tenemos que ver en qué dirección lo hace. Es difícil opinar sobre un movimiento acerca del que el propio movimiento carece todavía de opinión. Quiere decirse que sus integrantes están en fase de construcción de un discurso sobre sí mismos. Ignoran quiénes son como colectivo, más allá de un grupo de gente cabreada por la situación. Eso no es, en principio, malo ni bueno, es como es y acaba de empezar. Pero durante los siguientes días o meses el movimiento deberá progresar en la construcción de un discurso que vaya más allá de un «qué hay de lo mío». En ese sentido, las denuncias más interesantes son aquellas en las que los acampados ponen de manifiesto la sumisión del poder político al financiero. En todo caso, no intenten ustedes, señores políticos, subirse a un carro que han puesto en marcha otros. Los protagonistas del 15 M, para bien o para mal, son los que son y ese protagonismo es lo primero que debemos respetar. Suerte.

diumenge, 22 de maig del 2011

Monótono menú

MONÓTONO MENÚ

Imaginemos que todos los autores escribieran la misma novela, que todos los artistas pintaran el mismo cuadro, que todos los cocineros prepararan el mismo menú, que todos los periódicos publicaran los mismos contenidos… Observémonos ahora en el autobús o en el metro, leyendo cada uno de nosotros el mismo libro que el resto de los viajeros. Supongamos que tenemos la mañana libre y que nos dirigimos a una galería de arte donde se exponen, uno detrás de otro, 40 cuadros gemelos. Figurémonos que, llegada la hora de comer, nos acercamos a un afamado restaurante chino de los alrededores donde solo sirven fabes con chorizo, lo mismo que en los restaurantes japoneses, vietnamitas, vascos y, por supuesto, asturianos, de la ciudad

Agotados mentalmente por la visita a la galería de arte, y para facilitar la digestión de las fabes con chorizo, regresamos a casa, nos dejamos caer en un sofá idéntico al de todas las casas (de hecho, es de Ikea) y encendemos la tele de plasma. Pongamos que disponemos de cien canales diferentes, aunque todos con la misma programación. No importa el botón del mando a distancia que aprietes, siempre te encuentras con la misma película, el mismo telediario, el mismo concurso, la misma entrevista. Pero resulta que tú eres, por ejemplo, escritor, de modo que para escapar a la monotonía reinante apagas la tele y te pones a escribir una novela. El problema es que te sale la que leía todo el mundo en el metro, esta mañana, cuando te dirigías a la galería de arte donde se exponían 40 obras idénticas. A lo mejor eres cocinero y decides relajarte un poco entre los pucheros. De acuerdo, pero misteriosamente solo eres capaz de hacer fabes con chorizo.

La situación sería un poco enloquecedora, ¿no? Si hay algo desquiciante en la vida, es la repetición, el círculo vicioso. Pues esa es exactamente la situación que hemos vivido estos días de campaña electoral, donde nos han obligado a consumir, no importa quién hable, casi el mismo discurso, como si los candidatos, apresados en la misma masa ideológica, no lograran distinguirse claramente los unos de los otros. Imaginemos un país donde solo se presentara a las elecciones un partido. ¿No es en cierto modo lo que ocurre ya?

dissabte, 21 de maig del 2011

Costumbres sexuales del FMI

COSTUMBRES SEXUALES DEL FMI

La detención de Strauss-Kahn ha ocupado en nuestras vidas más tiempo y más espacio del que le correspondería si estuviéramos bien de la cabeza. Vale que fuera gerente del FMI. Vale que estuviera destinado a ser presidente de Francia. Vale que fuera socialista, signifique lo que signifique ser socialista. Vale que durmiera en habitaciones de 3.000 dólares la noche. Vale que no debe de ser fácil cambiar una suite de 200 metros por una celda de diez. Pero mi interés por él tiene límites que ya han sido ampliamente superados. Me refiero, claro, a mi interés sano. Otra cosa es mi interés patológico. Mi interés patológico no se conforma con la infografía de su celda en la prisión de Rikers Island (¡la más peligrosa del mundo!). Necesito más. Necesito saber en qué sitio exacto de esa celda está colocado el retrete y dónde el lavabo. Ya sé que se levanta a las seis de la mañana. Sé también a qué hora come, cena y le quitan la luz. Pero ningún periódico me ha detallado su menú. No se queden ustedes a medias, coño, o lo dan todo o no den nada.

Mi costado patológico se ha quedado a dos velas con las informaciones que nos han servido hasta el momento. Nos gustaría mucho conocer, pongamos por caso, el historial clínico de Strauss-Kahn. Cómo tiene el azúcar, el colesterol, las transaminasas. ¿Y qué tal la próstata? A los 62 años puede haberle proporcionado ya algún problema. ¿Se levanta a hacer pis por las noches? Necesitamos toda la información, no por nada, sino porque estamos nerviosos y estas noticias, dadas en toda su amplitud, nos relajan. Hasta que vuelva a casarse una princesa o un príncipe, que eso sí que nos pone informativamente hablando, los telediarios deberían profundizar en los aspectos biológicos de Strauss-Kahn, para romper la rutina mediática.

De paso, pero sin prisas, no estaría mal que los periódicos nos contaran también con cierto detalle qué rayos es el Fondo Monetario Internacional. Que nos explicaran para qué sirve. Que nos detallaran su biografía y sus costumbres gastronómicas y sexuales. A lo mejor, si comprendemos el significado del FMI, entenderemos qué rayos hacía ahí un sujeto con ese curriculum.

divendres, 20 de maig del 2011

'Supervivientes'

'SUPERVIVIENTES'

Hubo un tiempo en el que la realidad imitaba al arte. Ahora imita a la tele. La campaña electoral se ha ajustado con precisión al modelo ético y estético de esos programas a los que no es necesario seguir para que te lleguen sus ecos. ¿Quién no conoce a Belén Esteban, aunque jamás la haya visto en la pantalla? De Supervivientes, por ejemplo, es casi imposible no saber que una de las concursantes hubo de abandonar el plató al desplazársele una prótesis mamaria. Los ecos de la campaña electoral, así como las propuestas de sus participantes, han sonado, casi sin excepción, a desplazamientos de prótesis mamarias. Quiere decirse que PP y PSOE han armado el alboroto mediático característico de los programas a los que acude Miguel Ángel Rodríguez, donde el sueldo de los tertulianos depende de su capacidad para la bronca. Y así se han mostrado exactamente los dos partidos bipartidistas, sabiendo que sus vidas y sus salarios ya no dependen de los votos, sino de la audiencia. Nunca creímos que se llegara a identificar al electorado con la audiencia televisiva, jamás que la realidad política se convirtiera en un plató cuyo único objetivo sería arrebatar al adversario el pedazo más grande de la tarta publicitaria. Ya en el colmo de la turbidez reinante (y quizá de la desesperación empresarial), Zapatero gritó en un mitin que no votáramos al PSOE por sus virtudes, sino por los defectos del PP. La teoría del mal menor, en fin, llevada a extremos morales hasta hace poco inconcebibles. ¿Cómo hemos llegado a esto? Y sobre todo: ¿Qué nos espera ahora? ¿Puede una persona sensata sentirse concernida por ese espectáculo de televisión de tercera? ¿Debe acudir como público y romper en aplausos o risas cuando el regidor lo ordene? ¿Qué hacer pasado mañana? ¿Votar por Supervivientes o por DEC? ¿Qué vendrá después de la publicidad?

diumenge, 15 de maig del 2011

Continúe imaginando

CONTINÚE IMAGINANDO

Intentar averiguar la veracidad de un hecho real empieza a ser tan absurdo como cuestionarse la de un hecho de ficción. Ignoro si los manuales de literatura incluyen, entre las numerosas clases de narrador, la del narrador mentiroso. Quizá no, porque la convención, cuando lees una novela, es que lo que te cuentan es lo que hay. Si no te fías de la voz narradora, mal asunto. Tuve, en un taller de escritura, un alumno paranoico que desconfiaba de los narradores de todas las novelas, empezando por el de El Quijote.

—¿Cómo sé yo —preguntaba— que el protagonista del relato de Cervantes vivía realmente en un lugar de La Mancha?

—Lo sabes porque lo dice el narrador.

—¿Y si se trata de un narrador mentiroso? —respondía él—. ¿Y si el Quijote vivía realmente en Andalucía y al narrador, por las causas que fuera, le venía bien que viviera en La Mancha?

Como el alumno paranoico argumentaba muy bien, acabó haciéndonos dudar de toda la literatura universal. ¿Quién podía asegurarnos que Madame Bovary y su marido eran de verdad franceses? El ciego de El lazarillo de Tormes, ¿era ciego o se lo hacía? La duda de este hombre poseía una carga de profundidad que daba miedo. Después de hablar con él, ya no podías leer ninguna novela de forma ingenua. Veías narradores mentirosos por todas partes. Nuestro delirio colectivo llegó al punto de imaginar que don Quijote fuera un alemán al que el narrador de la novela, por razones que no logramos averiguar, hacía pasar por español. Cuando el alumno paranoico nos dejó, las clases cayeron en una monotonía atroz. Yo mismo, al poco, dimití e intenté escribir una novela con un narrador mentiroso, un narrador que decía todo el tiempo lo que no era, pero nadie se dio cuenta porque sus mentiras eran incontrastables.

La vida cotidiana está llena de narradores mentirosos. Nos damos cuenta de ello estos días de campaña electoral. La cantidad de mentiras y su grosor han convertido la realidad en una ficción en la que, sin necesidad de ser paranoico, uno cuestiona ya todo lo que le dicen. ¿Cospedal será una replicante? ¿Aguirre se presenta de verdad a la Comunidad de Madrid? ¿Yo voto lo que creo votar? Continúe imaginando usted.

dissabte, 14 de maig del 2011

Una idea

UNA IDEA

Algunos soldados de élite estadounidenses (y quizá del resto del mundo, no lo sé) tienen una forma de vida muy curiosa, pues no existen. Nunca se nos habría ocurrido la no existencia como una forma de vida, pero parece que sí, que se puede no existir y respirar al mismo tiempo. Estos soldados, entre los que se encuentra el que mató a Ben Laden, reciben una formación especial inexistente y cobran sueldos que no se reflejan en ninguna contabilidad. Obama ha condecorado o está a punto de condecorar a este comando oscuro con una distinción secreta, una distinción que en cierto modo no es una distinción, una medalla que no es una medalla, un trofeo que no es un trofeo. El asunto es muy sugerente, pues nos habla de una forma de éxito sin éxito.

Los SEAL (tal es el nombre de esta unidad de élite) no podrán contar ni a sus hijos nunca lo que han hecho. Llevemos esta curiosa fórmula a otros terrenos. ¿Se podría, por ejemplo, ser Belén Esteban sin necesidad de ser Belén Esteban? Hemos elegido a esta mujer como modelo de fama superlativo que muchos ciudadanos envidian. Naturalmente, no hay sitio para siete belenes esteban en Tele 5 ni en cualquier otro canal, lo que desde alguna perspectiva resulta muy frustrante. Si el modelo de éxito contemporáneo es la presencia televisiva a tope, condenamos a la inmensa mayoría de los contribuyentes a un estado permanente de frustración, sin paliativos. ¿Pero y si diéramos con la fórmula de ser Belén Esteban sin necesidad de ser Belén Esteban al modo en que los SEAL son héroes sin necesidad de ser héroes?

Imaginemos una Belén Esteban oscura, oculta, cuya vida estuviera marcada por una audiencia televisiva inversa. Cero audiencia, nadie sabe nada de ella, nadie la conoce del mismo modo que nadie conoce al célebre soldado que disparó contra Ben Laden. La tecnología inventada para usos militares llega a la vida cotidiana para solucionarnos los problemas diarios. El bolígrafo o el microondas, aparatos sin los que ya no podríamos vivir, proceden de la investigación castrense. ¿Por qué no intentar llevar ahora a la vida civil esta forma de fama sin fama de la que disfrutan los SEAL? Solo es una idea.

divendres, 13 de maig del 2011

Lorca

LORCA

De súbito, la realidad se rompe y deviene en un puzle. La olla exprés aparece en el pasillo; el bote de champú y el tubo de la pasta de dientes, en el dormitorio; las pastillas contra la tensión alta han viajado hasta el aseo de la entrada; la foto de la boda, enmarcada en plata, asoma por debajo del sofá; los libros han caído todos al suelo, mezclándose la poesía con la novela y la novela con el ensayo. Los volúmenes de la enciclopedia, que se encontraban en la parte más alta de la librería, han volado en distintas direcciones, quebrando la armonía del orden alfabético. En el interior de los armarios empotrados, los calcetines se han mezclado con las corbatas y los calzoncillos con las camisas. Los trajes, tras desprenderse de las perchas, permanecen amontonados en un rincón, como cadáveres al por mayor. Algunas lámparas aparecen medio desprendidas del techo y la nevera, que se ha desplazado hasta el tendedero con su carga de cervezas, yogures, huevos, pollo frío y alimentos ultracongelados, comienza a liberar una mezcla inquietante de líquidos. Si te asomas a la ventana, la calle parece también un tablero de ajedrez al que alguien hubiera dado una patada. Pedazos de acera en medio de la calzada y una espadaña rota junto a un automóvil volcado. Bicicletas mutiladas, motos que se de-sangran por una llaga abierta en el depósito del aceite. Las personas también han sido removidas de sus lugares naturales, arrancadas de sus costumbres, de sus hábitos. Son las piezas del puzle más difíciles de resituar, las que más duelen. El terremoto ha descolocado sus ideas, sus emociones, sus afectos, sus planes para el futuro, además de su memoria del pasado. Duermen donde no es, comen donde no es, deambulan por donde no es, y perciben todos y cada uno de los pensamientos que atraviesan sus mentes como una forma de metralla.

diumenge, 8 de maig del 2011

Historia y literatura

HISTORIA Y LITERATURA

Nadie se lo podía haber dicho mejor que Llamazares: «No le reconozco. No se puede asesinar premeditadamente, aunque sea a un terrorista. Señor presidente del Gobierno, no se puede violar el territorio de un país aunque sea para buscar a un terrorista. No se pueden eliminar pruebas, no se puede ejercer el escarnio con el cuerpo del terrorista asesinado de política antiterrorista». Lo que nos preguntamos es si Zapatero se reconoce a sí mismo. Quizá no: respondió a Llamazares que su posición era minoritaria en la comunidad internacional. En otras palabras, acudió para legitimar el crimen al aplausómetro. Es difícil caer más bajo. Con ese instrumento de medida, Hitler estaría en los altares. Al terminar la sesión, una periodista se acercó a la ministra de Defensa para preguntarle qué pensaba acerca de la tortura. Tras unos instantes de indecisión, dijo que se remitía a lo dicho por Zapatero, que no se había manifestado sobre el asunto, pero por si acaso. Tampoco Leire Pajín se atrevió a condenarla, por si acaso también.

La política del por si acaso nos sume en una gran inseguridad jurídica y moral (con perdón por acudir a la moral). El Zapatero de hoy no habría hecho regresar las tropas de Irak. Tampoco habría permanecido sentado frente al paso de la bandera de los EE UU. Zapatero, como el Universo, ha entrado, tras un período de explosión o ensanchamiento, en una era de implosión. Va encogiéndose física e ideológicamente, aunque a mayor velocidad que las galaxias. De aquí a un año puede quedar en nada y, lo que es peor, puede dejarnos en nada. Francamente, impresiona, sobre todo si nos remontamos al principio de los tiempos, a los orígenes, a aquel emocionante «no os defraudaré».

¿Se habrá defraudado a sí mismo? Ojalá, eso al menos, una vez fuera de la política (de su política), lo salvaría para la novela, lo convertiría en un personaje literario. Desde la literatura se entiende mejor el mundo que desde la historia. Señor presidente, ya que no podemos rescatarle a usted desde la historia, déjenos rescatarle (y rescatarnos de paso) desde la literatura. Desgárrese un poco, dude, sufra a la vista de todos por lo que fue y por aquello en lo que se va quedando. Construya un personaje digno de su caída. No nos decepcione una vez más. Gracias.

dissabte, 7 de maig del 2011

Matar y contar

MATAR Y CONTAR

No es fácil deshacerse de un muerto, aunque tengas jardín. Incluso cuando el ­muerto es imaginario, las dificultades para ocultarlo son enormes. Yo me paso la mitad de mis insomnios intentando deshacerme de cadáveres irreales porque yo, fantásticamente, mato mucho. Soy un criminal imaginario nato. Y mato bien, no por listo, sino por novelista. Como decía García Hortelano, para ser novelista no es absolutamente necesario ser tonto, pero ayuda bastante. Para matar bien (siempre imaginariamente) no es preciso ser superdotado. Basta con tener una mente novelesca y un poco de práctica. Yo no dejo huellas ni de ADN, mato con la cabeza tapada, para no perder ningún pelo, y con la garganta seca, para no dejar restos de saliva. Y el día antes de matar me hago un pilling ficticio para no perder ninguna escama en la escena del crimen.

El problema es deshacerse del cadáver. Olvídense del jardín: aunque haga usted el hoyo a las cuatro de la madrugada, siempre habrá alguien espiándole desde alguna ventana. El mundo de los insomnes es muy desconocido. Estos seres pálidos, con frecuencia demacrados, lo ven todo, lo saben todo, interpretan el movimiento más pequeño sucedido durante la noche. Está el método del descuartizamiento en la bañera. Pero dejas ADN del muerto por todas partes. Desde el descubrimiento de la genética, matar se ha puesto por las nubes. En cuanto a la cal viva, no funciona. A Lasa y Zabala los mataron auténticos profesionales y al general Galindo le cayeron ochenta o noventa años, ahora no recuerdo la cifra.

Al final, el procedimiento más seguro es el más simple: colocar a la víctima unos zapatos de cemento y arrojarla al mar. Es el método de la mafia y el del Gobierno de los EE UU. Bin Laden no aparecerá jamás. A estas horas, los peces se han comido ya las partes blandas de su cuerpo y acometen la tarea de acabar con las duras. Quiere decirse que la mafia y el Gobierno matan bien, entre otras cosas porque para matar de forma real tienes que ser listo. Pero la mafia y el Gobierno carecen sin embargo de temperamento novelesco. No saben contar la historia de un modo verosímil. En el momento de escribir estas líneas, Obama ha dado tres versiones diferentes del crimen. Y parece ­dispuesto a continuar.

divendres, 6 de maig del 2011

Pedro y Nopedro

PEDRO Y NOPEDRO

Hay un lío enorme respecto a cuándo el terrorismo de Estado es terrorismo de Estado y cuándo no. ¿Cómo diferenciar dos gotas de agua idénticas? Una pareja de amigos con gemelos lo ha resuelto maravillosamente llamando Pedro al niño que ha nacido primero y Nopedro al segundo. Si Nopedro pregunta de mayor por qué se llama de ese modo, le responderán con la evidencia de que él no es su hermano. Ya ven, solo hay que aplicar la lógica. Pero si Nopedro se casa y tiene gemelos, lo que es probable debido a su herencia genética, llamará Nopedro al primogénito y Pedro al segundo, con lo cual el nombre de Nopedro alcanzará la misma importancia que el de Pedro y tampoco sabremos cuándo Pedro es Nopedro y cuándo no.

La vida es cambiante, por eso resulta tan difícil educar a los niños. A ver cómo les explicas, por ejemplo, cuándo la presunción de inocencia está vigente y cuándo no. O cuándo el GAL es legítimo y cuándo hay que perseguir a sus autores. También la doctrina acerca de los criminales de guerra resulta muy ambigua. Hay criminales de guerra como Bush que no son criminales de guerra, de modo que si un comando de soldados iraquíes entrara en su casa y asesinara a su mujer, a sus hijos y a él mismo, la acción no sería calificada de un acto de justicia. No se habría "hecho justicia", como en el caso de Bin Laden. Cuando Felipe González declaró que había dudado si acabar o no de un bombazo con la cúpula de ETA, lo pusieron a parir los mismos que han celebrado el linchamiento de Bin Laden, porque el terrorismo de Estado de los GAL sí fue, durante un tiempo al menos, terrorismo de Estado. Del mismo modo, en fin, que para alcanzar la legitimación de un Pedro has de atravesar una temporada (o una generación) de Nopedro, ahora mismo, para alcanzar la condición de Obama, tienes que demostrar tus habilidades como Osama.

dilluns, 2 de maig del 2011

Divorcio económico

DIVORCIO ECONÓMICO

La hipoteca debería ser un sacramento. De hecho, imprime más carácter que el matrimonio. Tú puedes irte de casa, puedes mandar a tu cónyuge al cuerno, puedes volver a casarte y descasarte, pero el vínculo de la hipoteca no lo disuelve nadie. El mundo está lleno de ex-esposas y ex-maridos que no se ven jamás, que quizá se odian, que no se llaman por teléfono ni en Navidades. Pero la hipoteca los mantiene simbólicamente unidos casi hasta la muerte. El Tribunal Supremo, que es lo más que hay en tribunales, acaba de fallar que las parejas de divorciados pagarán la hipoteca a partes iguales. Hasta ahora, por lo visto, dependía del salario de cada cual o de las circunstancias personales de cada uno de los excónyuges, pero eso se ha acabado. Tú puedes ser más desigual que tu ex o tu ex más desigual que tú, pero a la hora de pagar la hipoteca no hay razas ni colores, se abona a escote y punto. Si la hipoteca se paga al 50%, lo lógico es que los ex-cónyuges habiten también la mitad de la casa. Ya hemos visto alguna sentencia en este sentido. Ahora bien, un piso se puede dividir a lo ancho o en sentido longitudinal. Cada alternativa tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Si lo divides a lo ancho, puede que el baño y la cocina queden del mismo lado, con las desventajas evidentes que eso implique para aquél al que le haya tocado la otra parte.

Conozco el caso de una pareja divorciada en la que ella le permitía usar el baño a él a cambio de que él le dejara usar a ella la cocina, pues las dos estancias habían caído en territorios separados. Se estableció para ello en el pasillo una servidumbre de paso a lo largo de la cual estaba prohibido colocar muebles u objetos que entorpecieran la circulación. En principio parece más lógico establecer un corte longitudinal, de modo que cada uno de los ex-miembros de la antigua sociedad conyugal pueda disfrutar de la mitad de todas las dependencias. En fin, no somos nadie para dar consejos, que cada uno se arregle como pueda. Sólo pretendíamos señalar el carácter indisoluble del vínculo hipotecario. Lo que el banco unió, que no lo desuna el hombre. Ahora deberíamos inventar una nueva clase de divorcio por la que uno quedara liberado también de esa pesada carga. No será fácil tratándose de un vínculo establecido por su santidad, la banca.

diumenge, 1 de maig del 2011

Un artilugio místico

UN ARTILUGIO MÍSTICO

En Bombay, donde todos los días abren algo, acaban de cerrar la última fábrica de máquinas de escribir del mundo. Se acabó, se cierra un ciclo, desaparece un universo, muere un artefacto que ha durado menos que el lápiz, que la pluma estilográfica, que el bolígrafo.

Nunca se fabricaron tantos bolígrafos como ahora. Apenas tuve relación con la máquina de escribir, tan mitificada por mis contemporáneos. Me parecía un armatoste excesivo. Y ponía entre la cuartilla y yo una distancia insalvable. Escribí con Bic negro punta fina hasta que me pasé al ordenador portátil, que siempre me pareció un medio caliente. Por si fuera poco, el portátil se puede cerrar, como las cajas de puros vacías de mi infancia, donde guardaba los secretos de entonces, que son los de ahora. Compraba estas cajas a la estanquera de mi barrio, por 20 céntimos, y fabricaba con ellas pequeños muebles llenos de huecos secretos.

Mis primeras novelas están escritas a mano. Hacía tres borradores antes de pasárselas a un mecanógrafo que me cobraba a tanto el folio. El hombre trabajaba por las mañanas en Correos y era un novelista frustrado.

No comprendía que yo, sin saber escribir a máquina, lograra publicar. Confundía, como señalaba no me acuerdo quién, la escritura con la mecanografía. Siempre me produjo una aversión no confesada la Hispano Olivetti de mi padre, que se utilizaba sólo para hacer facturas. Una vez, de adolescente, intenté escribir con ella un poema y me salió una multiplicación. En las películas de periodistas las máquinas de escribir aparecían como verdaderos fetiches.

Curiosamente, no comencé a escribir para los periódicos hasta que en las redacciones entró el ordenador, al que desde el principio sentí como un cómplice.

Con la máquina de escribir nos ha ocurrido lo que con el fax, que habiéndola visto (casi) nacer, hemos asistido a su funeral. Al contrario que el lápiz o la pluma (no digamos el bolígrafo) ha sido un paréntesis en la historia de la escritura. No sé si tiene algún significado que su óbito se haya producido en Bombay, donde mueren los místicos de Occidente. En todo caso, jamás comprendí la mística de ese artilugio al que mi padre dedicaba más cuidados que a mí.