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divendres, 28 de novembre del 2008

Shopping

SHOPPING

En medio de la crisis, abro el periódico y encuentro en su interior un suplemento de artículos de lujo. Desconcierto, claro. Luego, curiosidad. En la portada hay una dama rubia con un abrigo de piel y un perrito caro en brazos. El perro tiene cara de gilipollas. Y de insatisfacción. Apuesto a que el animal es una de esas personas a las que no contentas con nada. Mira hacia donde se supone que está el fotógrafo con expresión de cabreo, como preguntándose qué rayos hace ese pobre ahí. Y es que, en efecto, lo único que respira pobreza en el conjunto es el fotógrafo, que no se ve. El resto, como decíamos, es lujo: hay varias maletas de piel, sobre la hierba, a los pies de la rubia; hay un Mercedes descapotable y deportivo; hay, al fondo, una mansión hacia la que mira la dama, de la que no vemos su rostro, sólo su melena. Pero el fotógrafo, vaya por Dios, es pobre. Se nota en la cara de los perros (hay dos, pero los dos son gilipollas). La modelo, la que hace de rubia, también es pobre. Se le no ta en la peluca, un poco polvorien ta. Le han pagado dos duros por ese posado.

La pobreza, por más que se oculte, actúa. Y cuanto más se oculta, mayor es su influencia sobre la realidad. La pobreza reprimida es más peligrosa que un deseo reprimido. De manera que abre uno el suplemento de lujo con cierto desaliento, aunque se llame Shopping, que suena mejor de De Compras. Ya en su interior, ve uno el anuncio de Tiffany´s, que ha representado desde siempre el lujo por antonomasia, y tiene la impresión de asistir a una vulgar imitación. Pura bisutería, lo mismo que Bvlgari o que Loewe, cuyo anuncio, por cierto, parece una falla. Pero si vas a la zona de relojes, te encuentras una doble página dedicada a la marca Franck Muller. ¿Y saben a quién utilizan, entre otras glorias, para promocionar el producto? A Jaime Cantizano.

Ahora resulta que la televisión basura es lujo. Por favor, por favor. A medida que uno avanza por el suplemento se va dando cuenta de que es un suplemento de lu jo de mentira porque también al lujo le ha llegado la hora de la falsificación. Lo demuestran esos viajes cerrados a Punta Cana, donde lo mismo podrías estar en Benidorm. Ahora mismo, no hay otra verdad que la pobreza.

Desasosiego

DESASOSIEGO

Salí a primera hora con el carrito de la compra lleno de botellas vacías, pero cuando llegué al contenedor y arrojé la primera por ese raro agujero que parece un esfínter, me pareció escuchar un ¡ay!, como si hubiera golpeado a alguien en la cabeza. Volví a casa angustiado, sin haberme desprendido del resto. Hay tanta pobreza, tanta gente viviendo entre cartones, durmiendo en cajeros automáticos, quizá en contenedores... Tomo los ansiolíticos que usted me prescribió, sí, y la verdad es que cuando me hacen efecto le dan por el culo a la realidad. Pero incluso sedado me duele la falta de compromiso, y ese dolor me llena de una inquietud inmóvil, de una impaciencia exánime. Así que volví al contenedor de las botellas, abrí el esfínter y me asomé. No se veía nada. Pregunté si había alguien dentro. Silencio. Quizá no había nadie, o quizá lo había dejado en el sitio de un botellazo. No llamé al 112, lo que me llenó de contrición, de culpa, como cuando estoy reparando el enchufe de la cocina, que no nos hemos electrocutado de milagro, y me da por pensar en la cisterna del retrete, que gotea desde hace una semana (estoy muy concienciado también con el tema del agua). Pero hay tantas cosas a las que atender... ¿Debería preocuparme lo de Lukoil?, por ejemplo. Quiero ser un buen ciudadano, una buena persona, pero ¿y mi derecho a gozar de un poco de tranquilidad? Ahora bien, si Lukoil es de la mafia rusa, ¿no deberíamos hacer algo? También tengo una montaña de medicinas caducadas, que he de llevar a un lugar de la farmacia que se llama punto no sé qué. El mes pasado, por cierto, compré en la Red una caja de Viagra de la que luego dijeron en la tele que era falsa, aunque me funcionó. ¿Tengo erecciones falsas? ¿En qué se distinguen de las verdaderas? Esto no es vida, doctor, deme algo, pero no algo que me sede, algo que me mate.

dimecres, 26 de novembre del 2008

Una rara herencia

UNA RARA HERENCIA

Vaga desde hace días por el espacio una caja de herramientas que se le escapó por descuido a una astronauta del Endeavour, mientras arreglaba una avería en el exterior de la nave. ¿Sobrecoge o no sobrecoge la imagen de esa caja flotando en medio de la nada, sometida a los caprichos, o quizá a las leyes gravitatorias del Universo? Sobrecoge, sí. Una caja de herramientas estremece incluso en el cuarto de estar. Yo tengo una que guardo en el sótano y cada vez que voy a buscarla para reparar algo, subo por la escalera con la sensación de llevar en la mano algo ancestral, atávico, algo heredado de mis antepasados, algo extraño. Vi en un documental sobre herramientas a un gorila que fabricaba un utensilio para cazar hormigas e insectos de los que anidan en las ranuras de los árboles y que se lo prestaba luego a su hijo, y me acordé de mi padre, que regalaba llaves inglesas y destornilladores. Me pregunté si perteneceríamos a una familia de gorilas. Mi padre siempre llevaba encima un destornillador con el que arreglaba las cosas menudas. Para las averías graves, recurría a la caja de herramientas. Mis hermanos y yo sentíamos un respeto enorme por aquella caja de dos pisos donde convivían los alicates con los sacabocados y las tenazas con el martillo. También tenía, en una serie de compartimentos ad hoc (qué rayos querrá decir ad hoc), un sinfín de clavos y tuercas y tornillos que cuando no servían para un roto, servían para un descosido.

Esa es la caja que guardo en el sótano. La heredé, aunque no por voluntad propia. Me tocó en el reparto y volví a casa con ella y con la expresión perpleja del gorila del documental. No sabía dónde guardarla. A veces la abría y jugaba con la llave inglesa, que me parece un artefacto diabólico. No llego a ser un manitas, como mi padre, pero tengo habilidades manuales notables. Lo arreglo todo en casa. Dedico los sábados por la mañana a esta actividad, en homenaje a mis mayores. Ahí estoy, agachado, junto al bidé, revisando sus grifos, o junto a la cocina, cambiando la goma del gas, que está caducada. Siempre con la caja de herramientas de mi padre al lado. No estaría mal que se me escapara, como a la astronauta, y vagara por el espacio mientras yo me dedico por fin a vivir mi vida.

dilluns, 24 de novembre del 2008

El triunfador da miedo

EL TRIUNFADOR DA MIEDO

Me cuentan que en la TV japonesa se emite un concurso que consiste en elegir a la persona más normal de entre todas las que se presentan. Para seleccionar a los concursantes pusieron en la prensa anuncios en los que se decía: Se busca gente normal. Cabe suponer que acudieron en tropel, por lo que las instalaciones donde se llevó a cabo la selección se llenarían hasta la bandera. Si el programa se hubiera realizado en España, se habría presentado Mariano Rajoy, que se pasa la vida presumiendo de normal y de tener sentido común. También habrían caído por allí Aznar y Fraga Iribarne y Federico Trillo y Vicente Martínez Pujalte. O sea, que las oficinas de la productora parecerían un circo. Mil personas normales juntas forman una especie de museo de los horrores, pues junto a los mencionados habría que añadir a Rouco Varela y al arzobispo de Toledo, que creo que se llama Cañizares. Eso por no mencionar a los violadores y asesinos en serie de quienes sus vecinos, al descu brirse el pastel, afirman que eran personas muy normales.

La idea de los japoneses es diabólica. Si hubieran buscado personas raras, el programa habría carecido de interés, pues la rareza que abunda es la convencional, la consabida, la tópica. Gran Hermano y compañía han exprimido hasta las heces esta zona de la realidad, que está se ca. Si lo que quieres es encontrar frikis, tienes que pescarlos con el anzuelo de la normalidad. Los individuos que se consideran normales tienen, sin excepción, una ta ra capaz de subir las audiencias más renuentes. Gil y Gil era normal, por eso le votaba la gente normal. Era un hombre de pueblo, un tipo sencillo y bla, bla, bla. Se rodeó de personas normales y dejó el Ayuntamiento de Marbella hecho unos zorros. Todavía no se han recuperado de la normalidad. Ahora intentan ser un poco raros, a ver si salen adelante.

Para normal normal, Luis Roldán. El otro día le hicieron una entrevista y estuvo dos horas diciendo cosas normales. Los japoneses tienen un olfato increíble pa ra los programas basura. Me pregunto quién ganará el concurso de gente normal, pero seguro que el triunfador da miedo. Aquí lo habría ganado Ana Botella.

divendres, 21 de novembre del 2008

¡Qué idiotas!

¡QUÉ IDIOTAS!

Tengo a la ley un pánico injus tificado, pues está claro que se puede vivir fuera de ella sin problemas. El otro día, los porteros de una discoteca de Madrid, sobre los que pesaban ya 12 denuncias por agresión, mataron a patadas a un chaval de 18 años. Usted y yo no podríamos vivir con una sola denuncia, nos despertaríamos por la noche con pesadillas. Pero se puede, es perfectamente posible. De hecho, la disco teca a cuyas puertas fue asesinado el crío carecía de licencia. Usted y yo no abriríamos sin licen cia ni un albergue para pobres. Pero se puede, se puede hacer todo al margen de la ley. El Balcón de Rosales, que así se llamaba el garito, había sido denun ciado decenas de veces, se le habían abierto no sé cuántos expedientes, la policía había recomen dado que lo cerraran con urgencia debido a las deficiencias, todas graves, descubiertas en su funcionamiento. Pero ahí estaba, con un par, o con dos, no sé. Luego usted se retrasa en el pago del IBI y tiene sudores fríos. No pasa nada.

Se puede vivir de espaldas a las normas. A la fecha, no hay en la cárcel un solo financiero de los que nos han llevado al desastre económico universal en el que nos debatimos como náufragos. Y mira que han hecho cosas feas. Usted y yo, en cambio, tenemos unos remordimientos brutales por no reciclar la basura como Dios manda. ¿Nos meterán en la cárcel?, nos preguntamos con angustia. Nada de eso, por favor. Ni siquiera nos han abierto un expediente.

Y luego está Roldán, Luis Roldán, el ex de la Benemérita, que se encuentra de baja laboral por depresión, el pobre, lo que no le impide hacer caja en la tele. Hombre, hombre, si está usted de ba ja, quédese en la cama, que hay inspectores de Trabajo, aunque no sabemos dónde. En el momen to de escribir estas líneas, no tenemos noticia de que le hayan retirado a Roldán los beneficios de la baja médica por trabajar cuando no debe. En cambio, si usted o yo llamamos a la oficina para decir que nos quedamos en casa porque nos duele la cabeza, procuramos demostrarlo no sólo con el papel del médico, sino con el certificado de un notario. ¿Por qué? Porque estamos convencidos de que no se puede vivir fuera de la ley. ¡Seremos idiotas!

Respuestas tipo

RESPUESTAS TIPO

Si encierras en una jaula a una rana en celo y la abandonas en el jardín, enseguida estará rodeada de machos llegados de todos los confines del barrio. Entre esos machos asoma a veces un lagarto despistado, crápula, o curioso dispuesto a mojar. ¿Qué animal, de todo ese conjunto, llamaría nuestra atención? El lagarto, sin duda, por estar donde no debe. Ahora bien, si metemos en nuestra cabeza una frase interrogativa, enseguida aparecerán respuestas convencionales. Entre ellas, con suerte, veremos una contestación extraña, rara, que no pertenece en apariencia a la naturaleza o a la lógica de la pregunta. Ésa es sin embargo la contestación que interesa, entre otras cosas porque no abundan las respuestas raras, que son las verdaderamente productivas. El resultado de cruzar una rana hembra con una rana macho ya lo conocemos, es el de siempre. En ese cruce no hay progreso ni sorpresa, sólo una especie de círculo vicioso, un vuelta a empezar que ya fatiga. Lo interesante sería ver cómo se lo monta el lagarto, cómo reacciona la rana, y qué sale de ese apareamiento contra natura.

La pregunta frente a la crisis (¿cómo hemos llegado a esto?) ha atraído a miles de respuestas normales, respuestas macho, podríamos decir, cuyas pautas conocemos de sobra. Pero tales respuestas son improductivas porque equivalen a señalar que un kilómetro tiene 1.000 metros, y eso ya estaba contenido en la pregunta. Lo que a estas alturas necesitamos es una respuesta rara, inaudita, anómala, una respuesta original, que nos ayude a entender el desastre en el que braceamos con desesperación y quizá a salir de él. A ver si se le ocurre a alguien. Entre tanto, espanten de los alrededores de su cabeza a esas ranas macho que han acudido al olor de las feromonas y que buscan lo de siempre. Luego, como es habitual, si te he visto no me acuerdo.

dimecres, 19 de novembre del 2008

Desastroso final

DESASTROSO FINAL

Un espectro recorre Europa», así comienza el Manifiesto Comunista y vive Dios que se trata de un arranque espectacular, casi bíblico, muy bien escrito. Parece mentira que los herederos de ese texto hayan llegado al grado de confusión actual. Convertidos en una fuerza casi extraparlamentaria, discuten sin sintaxis alguna sobre banalidades y particularismos que a nadie interesan. A veces dan la impresión de estarse repartiendo los pedazos del Manifiesto como los soldados romanos se repartían la capa de Cristo. Izquierda Unida, una agrupación política que ha ido decreciendo hasta el punto de que cabría toda entera en el cuarto de las fotocopias de su sede, tiene dentro de sí más sensibilidades o corrientes que patas un ciempiés. Y todas esas sensibilidades transmiten la impresión de pensar con los pies, más que con la cabeza. Sus dirigentes dicen que la pluralidad es una riqueza y que lo único que hay que hacer es gestionarla bien.

Es evidente que confunden pluralidad con esquizofrenia. Y no es lo mismo, «no es lo mismo ser que estar, no es lo mismo estar que quedarse, ¡qué va!, tampoco quedarse es igual que parar, no es lo mismo, será que ni somos ni estamos ni nos pensamos quedar». Estos versos humildes de la célebre canción de Alejandro Sanz le van como anillo al dedo a Izquierda Unida, que ni es ni está ni parece que se piensa quedar. Llamar pluralidad a un trastorno de personalidad que conduce a la parálisis es ya en sí mismo un síntoma sobre el que deberían reflexionar los dirigentes de esa formación en caída libre. Un espectro recorre Europa. En el principio fue el verbo. Todas las familias felices se parecen, las desgraciadas lo son cada una a su manera.

Si los dirigentes de Izquierda Unida tuvieran las mismas tendencias autodestructivas de que hace gala su formación, ya se habrían suicidado todos. Sorprendentemente, demuestran unas ganas de vivir increíbles. Mientras la izquierda agoniza, el capitalismo, que acaba de llevar al mundo a la ruina, se rearma sin tener enfrente otro discurso que el de cuatro jóvenes que se manifiestan con caretas a las puertas del palacio. Un espectro recorre Europa. Qué pena de arranque para un final tan desastroso.

dilluns, 17 de novembre del 2008

Viva la doble moral

VIVA LA DOBLE MORAL

Frente a las presiones morales para que dejen de poner anuncios de putas en sus páginas, algunos periódicos han esgrimido que no podrían sobrevivir sin esos reclamos, que son muy rentables. De hecho, en España, y hasta nueva orden, sólo dos diarios han renunciado a la pasta que proporciona el comercio del sexo. Curiosamente, ninguno de ellos es religioso o de derechas. El reconocimiento de que liquidar las zonas dedicadas a la prostitución implicaría clausurar el periódico es como decir que no se puede vivir sin ser un poco puta. Ya están los editoriales de delante para condenar lo que practicamos en los anuncios de detrás. En esta curiosa y modesta contradicción se metaforiza nuestra vida entera. Quien todavía tenga dudas sobre la existencia del inconsciente, que tome uno de estos diarios que satanizan a las putas en una sección y cobran de ellas en otra. La pregunta sería cuál de las dos secciones es la consciente.

Los periódicos religiosos y de derechas, que no hacen ascos a los ingresos de la prostitución, suelen criticar a Freud (cuando lo sacan, que lo sacan poco, porque no produce tantos beneficios como las chicas de vida alegre, con perdón) por atribuir al sexo una importancia desmesurada en la vida de los hombres. Ahí tienen la importancia del sexo: ustedes no podrían sobrevivir sin los beneficios que su tráfico produce. Ustedes no podrían condenar la prostitución si la prostitución no les facilitara el dinero necesario para hacerlo. Visto así, las putas son enormemente generosas. ¿Quién está dispuesto a financiar a un medio que un día sí y otro también le pone a parir? Pues nadie, excepto estas pobres chicas, para qué nos vamos a engañar.

De modo que muchos periódicos bienpensantes no podrían sobrevivir sin los anuncios de la prostitución... Excelente enseñanza que evoca el arriba y abajo del llamado monstruo de Astetten. En el salón (o editorial) somos personas decentes, rígidas, poco dadas a perdonar las debilidades ajenas. Pero en el sótano (o en las páginas de anuncios por palabras) nos entregamos a una orgía sin límites. Lo mismo anunciamos viudas calientes que chinas jóvenes recién importadas. Viva la doble moral.

divendres, 14 de novembre del 2008

Caza y pesca

CAZA Y PESCA

Sorprende la desproporción entre el esfuerzo informativo llevado a cabo para cubrir las elecciones norte americanas y sus resultados de orden práctico. ¿Sabemos mucho más que antes? ¿Qué hemos obtenido de toda esa montaña de papel escrito, radio y televisión? Poca cosa: que estamos ante un suceso histórico, que Obama es el primer negro que llega a la Casa Blanca, y que hay mucha ilusión por el cambio que representa. El parto de los montes, o sea, un ratón. ¿Qué ha ocurrido? Quizá que todo el mundo ha informado desde el mismo lugar, desde la misma lógica: puro discurso único. Tal vez, si uno busca y busca, acabe encontrando un nicho de originalidad, es decir, un nicho de ideas. A falta de eso, funciona la cantidad. Hay que salir en todas partes y todo el tiempo. ¿Para qué? Para estar.

La tele lleva a cabo en nuestras vidas una función importante incluso cuando está apagada. Con determinados políticos sucede lo mismo: han de permanecer todo el rato delante de nosotros, aunque estén apagados. En cierto modo, la avalancha de ¿información? respecto a las elecciones USA y sus candidatos ha sido lo más parecido a un apagón informativo. Si no se nos hubiera informado, sabríamos también las cuatro cosas que sabemos. Apenas han circulado dos o tres discursos (con muy pocas variantes entre sí) en torno al asunto, y los dos o tres parecían sacados de una tienda de todo a cien. Si hablaba Moratinos, decía esto; si Solana, aquello; si Rajoy, lo de más allá. Todas las opiniones estaban codificadas, homologadas, registradas, todas llevan su nihil obstat en la frente.

Lo más parecido a no tener nada es tenerlo todo. Tal es uno de los problemas de la información actual: nos lo da todo a condición de dejarnos vacíos. Hacen falta nichos de información a toda pastilla. Hacen falta pequeños comunicadores que hablen desde donde no habla ningún grupo de comunicación. En la medida en que aparezcan estos nichos, regresará la inteligencia y dará gusto leer una crónica (incluso dos) sobre lo que ocurre en el mundo.

En otras palabras, necesitamos una especie de Caza y pesca de la información. Sólo desde un concepto tal será alguien capaz de contarnos de verdad lo ocurrido en Estados Unidos.

Variantes

VARIANTES

Están quienes adoran a Obama por negro y quienes lo adoran por blanco. Están quienes lo odian por negro y quienes lo odian por blanco. Están quienes creen que es un falso negro y quienes creen que es un falso blanco. Están quienes lo consideran valioso porque no cambiará nada bajo la apariencia de cambiarlo todo (al modo en que, según Phil K. Dick, los alemanes ganaron la II Guerra Mundial haciéndonos creer que la habíamos ganado los buenos), y quienes temen que acabe con la pena de muerte, prohíba la libre circulación de armas, ponga límites al capitalismo o legalice el matrimonio gay. Están quienes le aplauden por ser un patriota de verdad y quienes lo exaltan por ser un patriota de mentira. Están quienes piensan que hará una política de derechas y quienes piensan que hará una política de izquierdas. Pero están quienes aseguran que hará una política de derechas con caligrafía de izquierda y quienes afirman que hará una política de izquierdas con trazos de derecha. Finalmente, están quienes creen que es un negro disfrazado de negro y quienes creen que es un blanco disfrazado de blanco. Lo cierto es que casi todas las variantes señaladas abundan en la idea de que se trataría de un híbrido (de un impostor, según otros), al contrario de McCain, que sólo puede ser lo que aparenta. Lo bueno es que todas las combinaciones señaladas son posibles. Quizá el mismo Obama no sepa a estas alturas si es negro o blanco, republicano o demócrata, indio o americano, sin dejar de lado la posibilidad de que sea un blanco aquejado de una nostalgia negra o un negro poseído por una lógica blanca. Pero no nos agobiemos, al menos hasta el día en el que se levante negro de una pieza o blanco de una pieza. Yo mismo, que soy negro, he sobrevivido haciéndome pasar por blanco, y eso, lejos de hacerme peor, me ha dado mucha versatilidad.

Dios y el mercado

DIOS Y EL MERCADO

Si nos atenemos a los hechos, el mundo ha estado dirigido durante los últimos años por la banca, por el sector del automóvil, por las compañías eléctricas y quizá por las de gas. Llegaba el patrón de los banqueros y le decía a Bush: oye, tío, conviene que invadas un país cualquiera, lo importante es que no quede en él piedra sobre piedra, para que luego nos forremos con la reconstrucción. Y Bush, que confundía la voz de los empresarios con la de Dios (la verdad es que hablan parecido), bombardeaba Iraq por la noche para que las bombas racimo parecieran fuegos artificiales y el mundo entero se lo tomara por una fiesta. Recuerdo perfectamente aquellos fuegos porque los dieron por la tele. Y no se veían los brazos ni las vísceras de la población civil saltando por los aires. Sólo se apreciaba el colorido característico de los petardos. Era una cosa hasta elegante. Cada edificio destruido suponía una inversión, cada niño mutilado significaba una prótesis, cada explosión provocaba en las empresas reconstructoras un cosquilleo divino, nunca mejor dicho, en el bajo vientre.

Todo era una fiesta. Si el Estado intentaba influir en las decisiones de las empresas, salía el patrón de patrones diciéndole al Estado que se metiera en sus cosas. ¿Es que no se da usted cuenta de que el mercado se regula solo, o en todo caso con la ayuda de Dios? Y el Estado, que estaba en retroceso en todas partes, bajaba las orejas y se iba por donde había venido. Y no por eso se cerraban los ministerios o las subsecretarías o las oficinas de empleo, pero adquirían la condición de ministerios, subsecretarías u oficinas aparentes, falsas, de atrezzo. Teníamos Estados ilusorios, como el pavo de plástico con el que Bush celebró el Día de Acción de Gracias con sus tropas. Todo era de plástico, pero sabía tan bien que nos pusimos ciegos.

Sabía bien, sí, pero mataba. Por eso estamos muertos. Y ahora resulta que el mercado no era Dios, sino que Dios es el Estado. Los banqueros, la industria del automóvil, las eléctricas y el sursum corda piden al Estado que tome las riendas. Y el Estado no dice que no, pero le falta práctica, no sabe cómo se conduce el vehículo.

divendres, 7 de novembre del 2008

Etcétera

ETCÉTERA

Yo estoy en Guantánamo, soy uno de esos esclavos de uniforme naranja a los que las autoridades norteamericanas torturan de forma concienzuda. He conservado la razón de milagro, aunque tengo problemas de orientación espacial y he perdido oído. Ayer mismo, mientras la gente votaba en EE UU, un soldado meaba sobre mi cabeza mientras yo permanecía arrodillado y lleno de cadenas. Las cadenas son simbólicas, puesto que he perdido el 60% de mi masa muscular. Me arrastran ellas a mí, no yo a ellas. Me preguntan por mi opinión sobre la victoria de Obama. Un soldado negro con aficiones periodísticas quiere saber cómo se ve todo eso desde mi jaula. Le pregunto cuántas veces ha hablado Obama de Guantánamo en sus discursos y dice que pocas, y jamás para prometer que acabaría con tal ignominia a las 24 horas de llegar al poder. ¿Qué quieres que te diga?, le digo al soldado negro (y pobre por cierto). Quiero que me digas, dice él, que es un cambio histórico. Pues es un cambio histórico, repito dócilmente, arrancándome una pústula de la cabeza.

Yo estoy en una prisión secreta de EE UU. Me trajeron aquí en un avión, tras haberme raptado al salir de casa. Ignoro si estoy en África o en Asia. Me han violado siete veces. De vez en cuando entra un militar que hace de hombre bueno y charla conmigo. Me ha contado lo de Obama, dice que es un cambio histórico. ¿Como cuánto de histórico?, le pregunto. Muy histórico, insiste él, un giro de 360 grados. Le digo que los giros de 360 grados dejan las cosas como están, lo que parece reconfortarle. La tortura, añade, es una enfermedad crónica. No se puede eliminar. Mientras el mundo sea mundo, los gobiernos necesitarán personas como yo, y como tú, así que ponte de rodillas, que te voy a mear.

Yo estoy condenado a muerte. Me tienen en un pasillo, a dos metros de la cámara de gas, desde hace siete años. Mi carcelero quiere saber cómo se ve la victoria de Obama desde el lugar que ocupo en el mundo. Le pregunto si Obama está a favor de la pena de muerte y me dice que sí, lo que me sume en el silencio. ¿Pero no te alegras de que sea negro, como tú?, insiste el carcelero.

Yo soy la población civil iraquí, etcétera.

La sustancia

LA SUSTANCIA

Seguir los avatares de la campaña electoral norteamericana no es lo mismo que trabajar, pero resulta igualmente embrutecedor. Cuatro o cinco mensajes escuetos, repetidos sin cesar a lo largo de un año, horadan el encéfalo más consistente. Esa gota a gota verbal que ha caído sobre la base de nuestro cráneo día y noche, pusiéramos el oído donde lo pusiéramos, tiene que haber producido daños de consideración que conviene evaluar cuanto antes. Los términos McBama y Ocain han entrado en nuestras vidas al modo de un mantra que hemos recitado -y todavía- de manera obsesiva. Si a ello se suman las explicaciones inverosímiles sobre la crisis, cuyos orígenes se han revelado tan groseros como simples, se entenderá la postración intelectual de la que somos víctimas. Y no estamos locos porque Dios no quiere.

Pero esto no es vida. Deberíamos recuperar cierta complejidad en nuestras relaciones con el mundo y con nuestros animales domésticos. Del mismo modo que a Zapatero se le pidió que no decepcionara al personal, a Obama se le debería exigir que no fuera simple, ni beato. No seas simple, tío, no seas beato, que ya estás ahí. No te dejes enterrar en dossiers ni en resúmenes de prensa, no permitas que los asesores te aíslen. Lee siquiera a Simenon una o dos tardes al mes. Las elecciones se pueden ganar diciendo bobadas de predicador, de catequista, pero para cambiar el mundo hace falta un motor de cuatro tiempos. Mira la que ha armado Bush por ser tonto antes y después del parto. Lo más urgente, de momento, es la recuperación del matiz, del tono, de la coloración, aspectos que creíamos olvidados o perdidos. Habría que poner de moda la finura en el argumento, la precisión en la idea, el ingenio en el debate. Compensemos pues las pérdidas del producto interior bruto con el ingreso en una instancia, con perdón, más filosófica.

dimecres, 5 de novembre del 2008

Prudencia

PRUDENCIA

Mi compañera de asiento, en el tren, iba poniendo a parir por el móvil a un tal José María.

-Es el responsable de todo el desaguisado. Mientras continúe en el departamento estamos listos.

Colgaba y llamaba a otra persona, también de la empresa, para relatarle las últimas desgracias provocadas por el tal José María. A la quinta llamada, en la que comenzó a meterse con su forma de vestir y de pronunciar la erre, comencé a solidarizarme absurdamente con José María, que estaba siendo víctima de una conspiración. Dado que el viaje duraba dos horas y media, a la hora y tres cuartos me pareció que José María era hombre muerto. Entonces sucedió algo rarísimo, y es que la mujer llamó al mismísimo José María, cuyo teléfono estaba desconectado, por lo que le dejó el siguiente mensaje:

-Hola, José María, soy Pilar, perdona que te moleste. Estoy en el tren y llamaba para contarte cómo han ido las cosas por Sevilla. La reunión ha sido un éxito, pero te hemos echado de menos, tú manejas mejor que nadie estos asuntos. Espero que estés bien y que a tu niño se le haya pasado la fiebre. Si no hablamos antes, mañana a primera hora te pasaré un informe.

Resultaba asombrosa la sumisión con la que se dirigía a quien pretendía destruir. Comprendí que José María era su jefe y que ella aspiraba a quitarle la silla. Quizá lo lograra, pues con cada interlocutor utilizaba un lenguaje diferente. Podía ser sutil y brutal, de forma indistinta. Mientras hablaba, hacía dibujos geométricos carentes de significado en un cuaderno y daba cuenta de un gin tonic (yo también).

Cuando estábamos a punto de llegar a Madrid, y en un momento de aparente depresión durante el que no llamó a nadie, saqueé mi móvil del bolsillo, fingí marcar un número y dije:

-Hola, José María, soy yo. Vuelvo de Sevilla en el AVE y me ha tocado al lado una mujer que lleva toda la tarde poniéndote a parir por el móvil.

La mujer volvió el rostro y me observó con expresión de pánico. Yo mantuve la intriga unos segundos y al final le dije que era una broma, pero que en el futuro fuera más prudente. Se cagó en mi padre.

dilluns, 3 de novembre del 2008

Personajes en busca de autor

PERSONAJES EN BUSCA DE AUTOR

A mí también me encantaría escribir una biografía de la Reina, pero no soy del Opus, mala suerte. La pregunta es si se puede abordar una empresa de ese tipo sin ser Pilar Urbano. Personalmente creo que sí. De hecho, si la Reina se hubiera dejado, yo habría acometido el trabajo con gusto y con curiosidad. De haber salido a la vez el libro de Urbano y el mío, la gente podría comparar. Como ejercicio estilístico, no tendría precio. Imagínense los mismos hechos contados desde voces narradoras distintas, desde espacios morales diferentes. Es más, se podrían haber vendido juntos, en una caja, de manera que el lector pudiera acudir a uno u otro en función de su estado de ánimo o de su estado civil.

Pero parece que no es posible. Usted llama a la Casa Real para decir que quiere escribir una biografía de la Reina y lo primero que le preguntan es si es del Opus. Para la del Rey, en cambio, basta con ser Villalonga (o Vilallonga, ahora no caigo). Quiere decirse que los personajes (los reales y los de las novelas) no buscan a sus autores de forma alocada. Hay un cálculo de intereses, éste me conviene, éste no.

Imagínense a Madame Bovary contada por Pilar Urbano. Habría resultado, tratándose de la misma persona, una historia completamente diferente. El punto de vista, el emplazamiento de cámara, la mirada: he ahí el secreto. Si eres Madame Bovary, has de tener mucho valor para dejarte narrar por Pilar Urbano. Si eres Reina de España, has de estar loca para dejarte narrar por otra persona que no sea Pilar Urbano.

El debate, desde el punto de vista literario, es apasionante. A mí, como novelista, me vienen a buscar los personajes más tirados. Todavía estoy esperando que se me aparezca, no una reina, sino un ministro, un secretario de Estado, un director general. Nada de eso, sólo demandan mis servicios personajes desequilibrados, bebedores o fumadores compulsivos, mujeres solas, angustiadas, hombres que se encuentran al borde mismo de la locura. ¿Pero qué he hecho yo para merecer esto? Lo que daría por vivir una segunda vida en plan Pilar Urbano. Oiga, que quiero escribir una biografía de la Reina. Pase usted, mire, esta foto es de cuando lloré en un funeral. Qué tierno, por favor.