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divendres, 25 de març del 2005

El pacto

EL PACTO

El pacto El País 25.03.2005

A los caballos, como personas humanas que son, les gustaría ser montados por almas sensibles y no por individuos llenos de correajes con una espada en alto. Es injusto (para los caballos) que no haya estatuas ecuestres de músicos, de poetas, de filósofos... ¿A quién le apetece aparecer siempre con un indeseable cargado a las espaldas? Imaginen la humillación que tiene que haber supuesto, para la familia del cuadrúpedo utilizado como modelo en la estatua de Franco, todos estos años de exposición pública frente a los Nuevos Ministerios. Si fuéramos un poco justos, buscaríamos el modo de desagraviar a esa especie animal en cuyos ojos está escrita toda la historia del espanto, pues no se han perdido una batalla, una conquista, una corrida de toros. He ahí el precio de la nobleza.

Suponemos que Pinochet tendrá varias estatuas ecuestres en Chile, unas por dictador y otras por general. Esperamos que no le levanten una más por ladrón, ya que mientras sus subordinados se dedicaban a arrancar heroicamente las uñas a los detenidos, el valeroso militar vaciaba las arcas del Estado en beneficio propio. Ya se le han descubierto 125 cuentas secretas, con millones de dólares, en EE UU. Levántenle una estatua si quieren, pero no impliquen, por favor, a los caballos en esta fuga de capitales. Coloquen ahora al dictador a lomos de una chinche o de un piojo, animales parásitos a los que es más afín y que no nos dan ninguna lástima, pues han sido compañeros de viaje incómodos y muy poco solidarios con las clases sociales más desfavorecidas. Está por ver que una chinche anide en las sábanas de seda de un banquero.

A quien le sentó fatal la retirada de la estatua de Franco fue a Rajoy. Dijo que se había roto el pacto de la transición, que incluía, además del indulto a los monumentos ecuestres del Caudillo, el perdón a los colaboradores de su banda armada. Pero eso no es cierto, señor Rajoy. Si entonces no se juzgó a nadie, fue porque hicimos esa transición con una pistola en la sien. ¿Por qué ahora, una vez desaparecido aquel ejército golpista, no sanear el paisaje? Si a usted le molesta, es porque está donde está, lo que tampoco es raro teniendo de presidente de honor a uno de los cabecillas de la banda.

divendres, 18 de març del 2005

Voces

VOCES

Un amigo del colegio escuchaba voces, pero no dentro de su cabeza, que es lo habitual, sino dentro de los zapatos. Lo llevaron al psicólogo, donde Luis, que así se llamaba, contó que un día, jugando a los teléfonos, se colocó un zapato de su madre, el derecho, en la oreja y oyó voces que le incitaban a masturbarse con fantasías sexuales propias de esas líneas eróticas que aparecerían muchos años más tarde y de las que este chico fue un precursor. Quizá convenga aclarar, para aquellos a los que resulte extraño que alguien juegue a los teléfonos con un zapato, pudiendo hacerlo con el teléfono mismo, que estamos hablando de una época en la que sólo los ricos disponían de este artilugio. Los pobres y los espías teníamos que hablar por el zapato. El caso es que cuando mi amigo descolgaba el del pie derecho, y a juzgar por las procacidades que le decían desde el otro lado, le salía directamente Sodoma.

¿Y cuando descolgaba el del pie izquierdo? Cuando descolgaba el del pie izquierdo escuchaba unas voces que eran el negativo de las anteriores, porque le aconsejaban que no se masturbase. Como al psicólogo le pareciera que lo normal hubiera sido que las voces que le empujaban al mal procedieran del lado izquierdo y las que le empujaban al bien, del derecho, mi amigo le explicó que era zurdo, por lo que su lado siniestro u oscuro era el derecho. Al psicólogo le pareció una explicación suficiente y dijo a los padres que no se preocuparan, que Luis disponía de una lateralidad bien conformada y que tenía, gracias a Dios, muy diferenciados los conceptos del bien y del mal. Como hombre avanzado que era, hizo un informe para el colegio en el que sugería que no le obligaran a escribir con la mano derecha al objeto de no confundir su universo ético.

Todos los días, al salir del colegio, me iba a su casa y nos encerrábamos en su habitación, donde él escuchaba el zapato derecho de su madre y yo el izquierdo, que era el que me excitaba porque soy diestro. En realidad, jamás escuché nada, pero me excitaba igual, porque ya entonces era fetichista. El otro día falleció Luis y ayudé a su viuda a amortajarlo. Le puse el zapato derecho en el pie izquierdo y viceversa, para confundir al diablo. O a san Pedro.

divendres, 11 de març del 2005

Es verdad

ES VERDAD

El PP quiere saber la verdad entera acerca de lo ocurrido el 11-M, cuando el presidente del Gobierno era un miembro del PP, cuando el ministro del Interior era un miembro del PP, y cuando el ministro de Justicia era un miembro del PP. No se enteraron entonces, que ocupaban puestos privilegiados para observar la realidad, y quieren saberlo ahora, quieren saber qué ocurrió, quién fue, a qué hora, y no están dispuestos a firmar ningún papel, por neutro que sea, hasta que no conozcan la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Tienen un temperamento ambicioso. Enhorabuena.

Nosotros, gente de a pie, peatones de la historia, auxiliares administrativos de la realidad, tenemos que conformarnos con fragmentos de la verdad global con los que, mal que bien, vamos tirando. Es verdad, por ejemplo, que Aznar nos metió en una guerra de ocupación en la que han muerto miles de civiles, por no hablar de aquellos a los que se les ha arrancado las piernas, se les han reventado los ojos o han sido torturados en las mismas cárceles de las que íbamos a liberarlos. Es verdad que a algunas de estas personas mutiladas, con frecuencia niños, las hemos paseado impúdicamente por el mundo para que la gente apreciara la calidad de nuestras prótesis. Es verdad que a partir de aquella decisión España se convirtió en objetivo de lo que se viene llamando terrorismo islamista. Es verdad que cuando estallaron las bombas, el PP, temiendo que la capacidad asociativa del electorado llegara a la conclusión de que dos y dos son cuatro, puso en marcha una campaña de propaganda infame para que miráramos en otra dirección.

Es verdad que el mismísimo Aznar se ocupó de intoxicar a los medios. Es verdad que los espías, Internet y la prensa internacional apuntaron enseguida a Al Qaeda. Es verdad que Acebes aún finge ignorar quién era el ministro del Interior la mañana del 11 de marzo. Es verdad que mintieron y mienten en contra de lo que dicen el juez, la fiscal, la policía, los testigos. Todo esto son verdades pequeñas, sí, pero si hicieran el esfuerzo de unirlas, a la manera de un puzzle, tal vez obtuvieran la verdad grande que todavía andan buscando como locos. El problema es que esa verdad grande es un espejo.

divendres, 4 de març del 2005

Redes

REDES

Hay algo peor que un laberinto: un laberinto de cristal en el que la ilusión de haber encontrado la salida te lleva a estamparte una y otra vez contra el muro diáfano, como una mosca contra la ventana; un laberinto en el que puedes ver a los que deambulan por los pasillos cercanos al tuyo e intercambiar miradas de pánico con ellos; un laberinto del que, con el paso del tiempo, empiezas a sospechar que quizá se trate de un pisapapeles de vidrio abandonado sobre la mesa de una habitación vacía, de modo que ni siquiera quede la esperanza de que un niño lo arroje contra el suelo y lo rompa en mil pedazos. Dentro del laberinto de cristal se suceden los días y las noches, las sequías y las lluvias, los sistemas filosóficos y los ordenamientos jurídicos. Caen o surgen imperios militares y maduran o se agostan las cosechas. A veces llueve o nieva también, todo ello con la monotonía cruel de los procesos digestivos.

El ya imprescindible diccionario Redes relaciona la palabra laberinto con términos tales como administrativo, burocrático o judicial, y aconseja, si el grado de angustia todavía lo permite, remitirse a los términos madeja, maraña, red y vericueto. Madeja, añadimos nosotros, de cristal; maraña de cristal; red de cristal; vericueto de cristal. Entre los inventos del hombre, el cristal es el que más inventado estaba. El aire es un cristal sutil. Extiendes la mano y adopta la forma de tu mano. La acercas a un rostro y tienes la impresión de estar acariciándolo, aunque entre ese rostro y tus dedos haya un abismo, una pared, una sima, un barranco, un talud, un precipicio. Nunca, digan lo que digan los sentidos, se llega al otro.

La transparencia es la forma más diabólica de lo opaco, la más sutil de lo oscuro. No tiene otro objeto que el confundir al ojo. Del término "opaco" no dice nada el Redes. Es una palabra sin amigos, sin relaciones personales, sin cuñados gramaticales. "Transparente", en cambio, aparece asociada a actitud, actividad, acuerdo, agua, ayuda, biografía, concurso, conducta, cristal, crítica, día, diálogo, discurso, elección, empresa, escrito, gestión, información, intención, investigación, juicio, lente, libro... Todo tiende a la transparencia, sí, porque todo, incluido el laberinto de cristal, es opaco.