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dilluns, 27 de juny del 2011

Certificados de pobreza

CERTIFICADOS DE POBREZA


Tony Blair ganó el año pasado, a base de influencias, 28 millones de euros. Es una cifra mareante sin necesidad de traducirla a pesetas (no digamos a dracmas). Para la mayoría de la gente, ser rico consiste en no verse obligado a comprobar, a final de mes, si tiene o no tiene dinero en la cuenta para pagar la luz o el colegio de los niños. Tony Blair, con tales ingresos, podría pasarse varias vidas humanas, incluso varias vidas animales, sin revisar la suya. Parece, sin embargo, que el hombre está muy angustiado frente a la posibilidad de arruinarse. El otro día intentó cobrar 11 euros a cada uno de los niños que acudieron al cumpleaños de su hijo. No parecía mucha pasta si tenemos en cuenta que los llevaba en autobús hasta su casa (un palacio) y que luego les invitaba a merendar, pero era demasiada si consideramos lo que el tipo es capaz de producir en un año. Con ese arranque de tacañería, tampoco es difícil imaginar que la merienda consistiría en yogures caducados y galletas húmedas. Es lo que tiene ser amiguito de los Blair.

¿Qué pasa por la cabeza de un multimillonario que intenta hacer negocio con el cumpleaños de su hijo? Un hombre que comete una fechoría de ese calibre es capaz de los actos más viles que quepa imaginar. De hecho, hace poco anduvo por aquí presentando una especie de autobiografía y se mostró muy partidario de sí mismo y de las decisiones tomadas durante su mandato, la de arrasar Iraq entre otras. La gente de este tipo es muy cruel con los demás. El fanático de su propia persona viene a ser una especie de nacionalista radical de sí mismo, de su cuerpo, su casa, su jardín y su cuenta corriente. Sólo a un nacionalista radical de su cuenta corriente se le ocurriría hacer números para calcular el precio del cumpleaños de su hijo.

Estos nacionalistas son en realidad psicópatas incapaces de ponerse en el lugar del otro, incluso del propio hijo. Por fortuna, no es el caso de Blair, que cuando saltó a la prensa lo de los 11 euros, con el escándalo consiguiente, se ofreció a pagar de su bolsillo la entrada de aquellos niños cuyos padres tuvieran dificultades económicas. Suponemos que les pediría un certificado de pobreza.

diumenge, 26 de juny del 2011

No pasa nada. ¿O sí?

NO PASA NADA. ¿O SÍ?

Se llama «deuda indigna» a la que se produce cuando el prestamista sabe que el hipotecado no podrá saldarla. Quiere decirse que no merece ser devuelta. También es nula de derecho la conocida como «deuda odiosa», que es la que un banco otorga a un gobierno ilegítimo. Decimos esto porque, pese a ser evidente, se habla poco de ello. Hasta el estallido de la crisis, los bancos produjeron deuda indigna por un tubo. Un capitoste de la central telefoneaba a un director de sucursal y le decía:

–Muchacho, tienes que conceder cien préstamos hipotecarios antes de enero, de otro modo nos quedamos sin las recompensas de fin de año.

El director de la sucursal se apostaba a la puerta del banco y, en una especie de atraco inverso, invitaba a entrar al primero que pasaba. Aunque el primero que pasaba ganaba 1.000 euros al mes, el ejecutivo le convencía de que podía meterse en un préstamo de 850.

–Dé usted una vuelta por el barrio, busque un piso que le guste y nosotros le prestamos el dinero para que se lo compre.

–Pero oiga, si solo gano 1.000 euros.

–Mil euros son una fortuna, hágame caso, no pierda por timorato la oportunidad de su vida.

La casuística es abundante. Pese a que ya entonces el Banco de España avisaba un día sí y otro también de que la vivienda estaba sobrevalorada en no menos de un 30%, los bancos privados efectuaban tasaciones disparatadas.

–Si usted no puede hacer frente a los plazos –informaba el ejecutivo bancario–, no pasa nada. Vende el piso por un 20% más de lo que le costó y todavía se gana un dinero. Se lo quitarán de las manos. No pasa nada.

Sí pasaba. Está pasando ahora y no sabemos cuánto durará la procesión. La deuda privada tiene el tamaño de un tsunami, que aún se encuentra en fase de coger carrerilla para inundarnos a todos. Gran parte de los indignados del movimiento 15-M pertenecen seguramente a familias sometidas a deudas indignas. Tales deudas se deberían revisar porque, como las odiosas, no obligan o no deberían obligar al deudor.

dissabte, 25 de juny del 2011

Un secreto personal

SECRETO PERSONAL

En una especie de concurso acerca de las palabras más bellas del español, ha ganado Querétaro, cuyo significado muy pocas personas conocían. Por lo visto, es el nombre de un Estado de México y, etimológicamente hablando, significa «isla de salamandras azules», «lugar de reptiles», o «lugar de piedras», según las fuentes a las que se acuda. La votación ha sido promovida y controlada por el Instituto Cervantes. Creo recordar que el año pasado se llevó a cabo sin control y salió o estuvo a punto de salir «república», lo que en una monarquía podría resultar contradictorio. Imagínenselo ustedes al revés: que la palabra más hermosa, para los ciudadanos de una república, fuera monarquía. Es como si el término preferido de un pescadero fuera carne, o viceversa, o el de un poeta fuera novela, o al revés. Este año no ha habido sorpresas porque se ofreció al público votante una serie de palabras finalistas entre las que no encontraban ni caca ni culo ni pis ni, por supuesto, república.
La sorpresa ha sido que saliera una palabra de significado ignoto, con perdón, como si los internautas (se votaba a través de la Red) hubieran primado la forma sobre el contenido. Querétaro es esdrújula (una rareza) y aliterativa (dos rarezas). Además, como señalaba su patrocinador, Gael García Bernal, contiene una «u» muda, que le añade un punto de misterio. Todo, excepto su significado, parecía conspirar, en fin, a favor del término. Si ustedes creían que el significado de una palabra era su sustancia, estaban equivocados, ya lo ven. Querétaro ha ganado por su musicalidad, por su ritmo, también, piensa uno, por su antigüedad. Dices Querétaro y parece que has alcanzado las raíces de la historia natural, como cuando dices dinosaurio o pleistoceno. Tiene un sonido arcaico. Cada vez que la pronuncio me viene a la memoria la vieja tortuga de mi estanque (un quelonio, por cierto, maravilloso término también). Quizá, aun sin conocer su significado de manera consciente, la palabra Querétaro evoca significados inconscientes. Es posible que sepamos lo que quiere decir sin necesidad de saberlo. Yo supe lo que significa antiflogístico desde que tropecé con ella, de niño, en un prospecto médico. Pero no esperen que se lo diga, es un secreto personal.

divendres, 24 de juny del 2011

Falsos cálculos

FALSOS CÁLCULOS

La "estructura de la deuda", he ahí una expresión nueva, al menos para mí. Resulta que una hipoteca bien estructurada es un cuerpo dotado de volumen, de espesor, de vísceras, de flujos y reflujos. Mis deudas, pocas y de escasa entidad, han sido siempre filiformes: equis euros (pocos) al mes durante equis meses (bastantes). Y todo ello por miedo a no ser capaz de devolver lo comprometido. No negaré sin embargo que estuve, como muchos hombres y naciones, a punto de caer en esa suerte de ruleta rusa consistente en jugar a los préstamos. Fue hace años, en los tiempos de la prosperidad-burbuja, cuando un empleado de la sucursal de mi banco me preguntó muy serio cuál era mi "capacidad de deuda". Aquello sonaba muy importante para quien solo había soñado con alcanzar cierta capacidad de ahorro. Ese mismo empleado, tras analizar mis ingresos, dedujo que mi capacidad de deuda era altísima, más de lo que yo habría podido imaginar. El problema era que sus cálculos estaban basados en un optimismo insensato respecto al futuro. ¿Y si cojo una enfermedad?, pregunté en voz alta, a lo que el hombre respondió con una mirada de censura, como si se encontrara frente a un cenizo. ¿Y si un día me levanto de la cama y resulta que no me funcionan los neurotransmisores?, pensé entonces para mis adentros. Me dio miedo, en fin, endeudarme y abandoné la sucursal bajo la mirada compasiva de aquel bancario que me hizo sentir como si no fuera un hombre de mi tiempo. Bueno, pues ahora resulta que aquella "capacidad de deuda" era falsa, claro, como la de Grecia, la de Portugal y quizá la de España. De haber caído en la trampa que me tendía el banco, hoy estaría "estructurando" mi deuda, es decir, desestructurando mi vida. Me salvé siendo de letras. ¿Cómo es posible que los Gobiernos, todos de ciencias, nos hayan conducido a esta situación?

Misterios de la vida y de la muerte

MISTERIOS DE LA VIDA Y DE LA MUERTE

Jueves. Corro detrás del autobús y lo pierdo. No estoy en forma, no volveré a estarlo nunca más. Ya en mi despacho, frente al ordenador, corro detrás de una idea y la atrapo. Una cosa por otra. El consuelo es la cabeza. ¿En qué consiste estar bien de la cabeza? En recordar y asociar. En abrir el periódico y seguir el relato de la actualidad, aunque no te interese. En comprender que entre la noticia publicada en la página dos y la publicada en la página cuarenta hay un hilo secreto que las une.

Viernes. Resulta que unos investigadores de la Universidad del Sur de California han hecho un ensayo con ratas a las que quitan y devuelven la memoria como el que apaga y enciende una luz. Imagino que los seres humanos dispusiéramos de un interruptor semejante.

—Voy a desconectarme un poco –diríamos en casa, e inmediatamente nos quedaríamos en blanco.

No sabríamos quién es esa señora que tenemos delante ni esos niños, no sabríamos cómo se llega al dormitorio o al cuarto de baño. No sabríamos tampoco quién es ese señor que nos mira desde el espejo. Pasado un rato, un ser querido volvería a activar el interruptor y seríamos de nuevo los de antes. Pero qué descanso ese paréntesis en medio de nosotros mismos, ¿no?

Sábado. Telemadrid, que comete una fechoría tras otra, ha ilustrado con imágenes tomadas de las revueltas griegas una noticia relacionada con el movimiento 15-M. Pillados los responsables con las manos en la masa, han reconocido el “error”, añadiendo que da lo mismo, porque el fondo de la noticia es verdadero. No sabemos si al aludir al fondo de la noticia se refieren al culo de la misma, ignorábamos que las noticias tuvieran boca y ano, pero es lo mismo que si para ilustrar una noticia relacionada con Esperanza Aguirre sacaran en pantalla a doña Rogelia.

Aunque el nivel intelectual sería el mismo, quedaría feo, tendencioso y profundamente antiperiodístico. Por cierto que Carod Rovira acaba de criticar también a los acampados de la plaza de Cataluña, en Barcelona, porque no escriben las pancartas en catalán y porque se indignan en castellano. También les ha dicho que en vez de hacer pis en el parque deberían “mearse” en España. Los indignados, en fin, son blanco de críticas de todos los colores. Si Telemadrid viene a reprocharles que no sean griegos, para adaptarse a la imagen que de ellos tiene la TV de Aguirre, Carod les echa en cara que no sean suficientemente catalanes para ganarse el derecho a protestar (y a mear). Por fortuna, ellos van a lo suyo y el movimiento continúa.

Domingo. Me llama por teléfono el hijo adolescente de unos amigos de toda la vida a los que no veo desde hace tiempo. El chaval me cuenta que sus padres se han separado.

—No sabía nada –digo.

—No se lo han dicho a nadie –dice él.

Conozco a este chico desde que nació, lo he tenido en mis brazos y todo eso. Pero me pregunto para qué me llama.

—Te lo digo –añade como si escuchara mis pensamientos– por si me puedo ir a vivir unos días a tu casa. Es que estoy enfadado con los dos.

Dudo unos instantes, porque me parece que me estoy metiendo en un lío. Al final, digo que sí, claro, que mi casa es la suya y queda en que se presentará en una hora. Pasa esa hora y no llega. Pasan dos y tampoco. Tres y no aparece. Empiezo a preocuparme como si fuera su padre. Como su número de teléfono ha quedado registrado en la pantalla del mío, le llamo varias veces, pero está apagado o fuera de cobertura. No me importa que el móvil esté apagado o fuera de cobertura, pero sí que lo esté el chico. A las dos de la madrugada, cansado de esperar, me voy a la cama, pero duermo mal y sueño que llaman al timbre de la puerta. Al día siguiente, tras intentar localizarlo de nuevo, llamo a su padre. Le cuento lo ocurrido y me dice que no se han separado.

—¿Entonces? –pregunto.

—No tengo ni idea –dice él–, el chico está en su cuarto, durmiendo, porque ayer llegó un poco tarde.

Observo, por el tono de mi amigo, que piensa que me he vuelto loco. Su hijo jamás haría eso.

Quedamos en comer un día y nos despedimos con un abrazo. Misterios de la vida (y de la muerte).

dilluns, 20 de juny del 2011

Todo es muy confuso

TODO ES MUY CONFUSO

Juan Rosell, presidente de la patronal CEOE, es un constructor de frases. Ahí va una:"Los empresarios tienen pánico a contratar". Ahí va otra: "Me gusta la música de la reforma laboral". No sabemos cómo es esa música, que sólo él escucha, pero a juzgar por lo que conocemos de la letra, debe de ser muy parecida a la de los cánticos espirituales, es decir, la que utilizaban para trabajar los esclavos negros de Norteamérica. La música que Juan Rosell escucha (y que no parece una alucinación auditiva) es pues una work song de aquellas con las que se aliviaba la monotonía y la dureza del esfuerzo físico que significaba picar piedras con grilletes.

Ninguna persona común conoce la legislación laboral, pero todas las personas comunes trabajan o aspiran a trabajar. Quien haya telefoneado a una ETT en busca de curro, sabrá que hay más modalidades de contrato laboral que posturas en el Kama Sutra. Hay contratos de tres horas, de dos, de una, incluso de ninguna. Hay contratos de sábado y domingo, de lunes por la tarde, de miércoles por la mañana. No conocemos la legislación laboral, en efecto, pero estamos rodeados de gente que trabaja o aspira a trabajar. Tenemos hijos o sobrinos en paro o con trabajos basura. Sabemos que hay personas dispuestas a dejarse emplear en condiciones de cántico espiritual negro. Si los empresarios tienen pánico a trabajar, los trabajadores tienen horror a no ser contratados. Un mileurista, que hace apenas tres o cuatro años era un paria, en la actualidad es un privilegiado. Quiere decirse que la clase media, argamasa que articula a los distintos sectores sociales, está enflaqueciendo de un modo alarmante.

No conocemos la legislación laboral, pero llevamos muchos años ganándonos la vida y tenemos familia que aspira a ganársela. Por eso mismo, porque nos sobra experiencia, nos cuesta imaginar una legislación laboral más flexible que aquella con la que ahora nos contratan y nos descontratan, nos piden y nos despiden. De hecho, muchos de estos contratos son auténtico papel mojado. Tampoco conocemos, por cierto, las normas del parchís, pero sabemos jugar al parchís, y bien. De manera que todo esto de la reforma es muy confuso.

Una esponja onírica

UNA ESPONJA ONÍRICA

Viernes. Las autoridades alemanas llegaron a recomendar a los católicos no comulgar, por si la hostia pudiera ser la transmisora de la E. coli. Qué duro, ¿no? A menudo, los temperamentos sensibles se preguntan por qué Dios permite el dolor, por qué el hambre, el crimen, el metacrilato… Cada creyente tiene una buena pregunta para Dios. Salieri no comprendía por qué Dios le había dado más talento a Mozart que a él. Mozart era un idiota, un niño grande, un inconsciente. Salieri era, en cambio, un tipo sensato, algo obsesivo, como todos los tipos sensatos y de comunión diaria. Le gustaba además la música sacra. Si los escritores creyeran en Dios, cada uno le echaría en cara no haber nacido Shakespeare. La ventaja de ser Shakespeare es que eres al mismo tiempo Stephen King. Shakespeare y los escritores lo quieren todo: la fama, la popularidad, la pasta, y hasta la E. coli, para poder contarlo. El caso es que las autoridades alemanas recomendaron no comulgar. Para quien no lo recuerde, la hostia consagrada es literalmente el cuerpo y la sangre de Cristo. Literalmente, insistimos, no a modo de metáfora y demás zarandajas retóricas. Literalmente. Este fue uno de los grandes enigmas de mi vida, que aquel pedazo de pan ácimo (ácimo, una de mis primeras esdrújulas) fuera en realidad un cuerpo, con todas sus extremidades y todas sus vísceras y toda su sangre. Recuerdo habérselo preguntado al cura manoseador más de una vez:

—¿Pero cómo va a ser un cuerpo si la hostia es blanca y pequeña?

—Lo comprenderás cuando la veas con los ojos de la fe.

Nunca tuve tanta fe como para tragarme el misterio, aunque me pasé la infancia comulgando (con ruedas de molino). Y bien, Dios no solo permite el hambre y el metacrilato en el mundo, sino que además, a través de la hostia, transmite una enfermedad intestinal. ¡Dios como bacteria!, ¡qué fuerte! Por fortuna, el consejo de no comulgar se levantó enseguida, porque los científicos echaron la culpa a la soja, creo. En el momento de publicarse estas líneas puede haber cambiado todo de nuevo. La E. coli es astuta y atea como ella sola.

Sábado. Hablando de Dios y de Cristo, resulta que Cotino, actual presidente del Parlamento valenciano, se llevó un Cristo de su casa para jurar el cargo. Fue un acto pintoresco, parecía la obra de teatro de un sacrílego, nos vino a la memoria aquella pieza titulada Me cago en Dios, que tanto revuelo mediático organizó en su día. Lo de Cotino, Camps y demás imputados resultó más blasfemo, si cabe, pero no hubo protestas de los sectores ultrarreligiosos. Ni siquiera el obispado pareció molestarse. El obispado, cuando se molesta, hace un comunicado y todavía lo estamos esperando. ¡Mira que meter a Dios en ese nido de corrupción…!

Domingo. Leo un artículo según el cual se siguen buscando alimentos que adelgacen. Ahora hablan de la “grasa parda”, probada eficazmente en ratones. La “grasa parda” es algo así como la “materia oscura”, que no se ve. El 90 por ciento del universo es materia oscura. Si lográramos que el 90 por ciento de nuestro cuerpo fuera “grasa parda”, seríamos sílfides. Está bien por un lado, pero da lástima por otro. Comer sin engordar es como escribir sin publicar. Cuando hayamos logrado introducir la “grasa parda” en nuestra dieta, nos arrepentiremos, tiempo al tiempo.

Lunes. Ayer me tomé una pastilla para dormir y he soñado que conocía a una mujer con la que me casaba y llevaba una vida paralela a la de la vigilia. No nos faltaba nada de lo que debe tener un matrimonio, incluido un álbum fotográfico que ella ordenaba minuciosamente los sábados por la tarde. Después de desayunar, todavía sugestionado por el sueño, cogí al azar uno de mis álbumes, me puse a hojearlo y cuando había pasado siete u ocho páginas tropecé con la mujer del sueño. Estaba en una fotografía antigua de Venecia en la que aparezco en el Puente de los Suspiros. Detrás de mí, en un segundo plano, pero suficientemente enfocada, aparece esa mujer. Parece una turista americana o así. Misterio.

Martes. Intento soñar de nuevo con mi esposa onírica, pero no me sale y me levanto de la cama triste. Cabizbundo y meditabajo, que decía el otro.

diumenge, 19 de juny del 2011

Sexo sin cabeza

SEXO SIN CABEZA

Hay días en los que dices sexo y te acuerdas del támpax de Camila Parker Bowles o la mancha de semen en el vestido de Mónica Lewinsky.


En los que dices sexo y te acuerdas de Arnold Schwarzenegger haciéndoselo con su asistenta.

En los que dices sexo y te acuerdas de la desdichada Marilyn Monroe, acosada por tantos hombres e instituciones, el sindicato de los Kennedy entre ellos.

En los que dices sexo y te acuerdas de la mirada de los jefes de departamento a sus secretarias.

En los que dices sexo y te acuerdas de las mujeres lapidadas, azotadas y muertas por adulterio.

En los que dices sexo y te acuerdas de Buñuel, cuando en sus memorias confesaba que lo mejor de la vejez era la caída de la libido.

En los que dices sexo y te acuerdas del servicio militar.

En los que dices sexo y te acuerdas de un documental de la naturaleza en el que la mantis hembra, una vez penetrada, decapita con sus mandíbulas al macho, que sigue copulando sin cabeza; es más, que empieza a copular como Dios manda cuando ha perdido la cabeza, como si cabeza y cópula fueran incompatibles.

En los que dices sexo y te acuerdas del verbo emascular y del sustantivo emasculación, y de aquel hombre que perdió sus partes en el interior del aparato sexual, bellísimo, de una tortuga al cerrarse la guillotina con la que estos animales retienen el pene armado de sus machos.

En los que dices sexo y te acuerdas de la sífilis, la gonorrea, el herpes, el sida, el chancro, la hepatitis, la sarna...

En los que dices sexo y te acuerdas de la manzana de Adán (o de Eva, ahora no caemos).

En los que dices sexo y es como si dijeras religión, como si convocaras a todos esos ángeles y arcángeles excitantes y ambiguos, todas esas vírgenes con la expresión de dolor característica del orgasmo, todos esos juguetes sexuales llamados cilicios o mortificadores, todos esos Marcial Maciel con burdel propio, todos esos curas de tu infancia que tanto disfrutaban manoseándote, pegándote, recluyéndote en el cuarto oscuro. Todos esos obispos y contraobispos que han destrozado la vida de millones de niños.

En los que dices sexo y te acuerdas de todos los agujeros corporales.

En los que dices sexo y te acuerdas de aquel anuncio por palabras que decía: "Solicito auxiliar contable, sexo femenino".

En los que dices sexo y te acuerdas de Verlaine y Rimbaud.

En los que dices sexo y dices incesto y dices Onán, y si vuelves a decir sexo, dices unas braguitas o un sujetador de espuma en el tendal de tu patio interior.

En los que dices sexo y se encienden las luces de neón de los clubes y ves con culpa a las mujeres de detrás de las barras, sus escotes, sus labios rojos, su hospitalidad fingida, sus risas de atrezo, su salario, su vitalidad, tal vez su miedo.

En los que dices sexo y ves las caravanas de esclavas, el tráfico de cuerpos y almas, las violaciones en masa, los sótanos de las comisarías, los túneles de la Escuela de Mecánica de la Armada, las mazmorras de la vieja Dirección de Seguridad...

En los que dices sexo y te acuerdas de los generales que interrogan a los prisioneros de Guantánamo.

En los que dices sexo y piensas en las vidas dobles o triples de la gente, en los apartamentos con vistas al desconsuelo, en las habitaciones con olor a desinfectante, en los bidés de uso intensivo.

En los que dices sexo y dices producto interior bruto.

En los que dices sexo y dices prostitución y plusvalía y explotación y trabajo en cadena. Pero también poder político y económico y espiritual.

En los que dices sexo y dices: o represión o sublimación.

En los que dices sexo sano y no sabes lo que dices. Pero si dices sexo enfermo, sí.

En los que dices sexo y te acuerdas de un ministro inglés que murió al masturbarse. Llevaba unos ligueros de fantasía y se había ahorcado sin querer al reducir el paso de oxígeno al cerebro.

En los que dices sexo y te acuerdas de la definición francesa del orgasmo: pequeña muerte.

En los que dices sexo y dices mitología.

En los que dices sexo y dices literatura.

En los que dices sexo y dices cine.

En los que dices sexo y dices arte.

En los que dices sexo y dices gastronomía.

En los que dices sexo y dices drogas.

Hay días en los que dices sexo y ves a un hombre en una de las celdas de la prisión de Rikers Islands, en Nueva York. Ahí está, encerrado a solas con su sexo como una serpiente con un hámster. Él y su sexo, solos, compartiendo los 12 metros cuadrados de un espacio hostil y claustrofóbico, con el retrete de acero aquí y el lavabo de acero aquí y la cama de acero aquí. La prisión es un animal gigantesco e inmóvil, aunque muy activo. Toda la actividad es interior, en parte mental, pero fundamentalmente digestiva. La prisión digiere a todos cuantos quedan atrapados en su cuerpo. Y cuando ha obtenido de ellos sus nutrientes, los expulsa en forma de heces. Las heces tienen distintas texturas según provengan de la descomposición de un preso que ha cumplido su pena, de un preso que se ha muerto o de un guardia que se ha jubilado.

Su sexo y él.

O él y su sexo.

Los dos solos, conviviendo durante las 24 horas del día en ese breve espacio con el mobiliario de acero. El sexo está dormido o muerto desde que le detuvieran. Pero siempre despierta, siempre resucita, siempre vuelve. Cuando el sexo vuelve, es su esclavo; cuando se va, su viudo.

Hay días en los que dices sexo y vuelves a ver a ese viudo, capaz de pagar fianzas de millones de dólares, recluido ahora en un domicilio que tiene más comodidades que la prisión. Recluido de nuevo con su sexo, al que, mientras habla con sus abogados por teléfono, observa como un alien dormido por el susto, por el qué dirán, y quizá, aunque no es probable, por los remordimientos.

Hay días en los que dices sexo y no dices amor. En cambio, siempre que dices amor dices sexo.

Accidentes vasculares

ACCIDENTES VASCULARES

Resulta curioso que cuanto más empeño ponen los dirigentes del PSOE en asegurar que no habrá elecciones generales hasta la primavera, más convencida está la ciudadanía de que serán en otoño. En eso está quedando la palabra de los políticos. Basta que afirmen una cosa para que pensemos en la contraria. Aunque no me atrevo a pronosticar cuándo se convocarán, confieso que si me presionan para que me fije en marzo, vuelvo la mirada a noviembre. Se trata de un hábito característico de los aficionados a la magia. Cuando el prestidigitador levanta su mano derecha, hay que mirar a la izquierda. La política ha devenido así en la versión burda del ilusionismo. Nada por aquí, nada por allá, pero nada tampoco en sus cabezas. Pocas cosas hay tan parecidas a la nada, por ejemplo, como una comparecencia de María Dolores de Cospedal, que ni siquiera se esfuerza en resultar verosímil. Algunos políticos deberían hacer un cursillo acelerado de cuentacuentos. Si han decidido que su trabajo es engañar, que lo hagan al menos con gracia.

En éstas, resulta que José Antonio Alonso, portavoz del PSOE, no tuvo un ictus, como se dijo durante dos días, sino una cefalea específica que provoca «déficit neuronal y linfocitos en el líquido cefalorraquídeo». Si la información, en vez de proceder del hospital, hubiera procedido del Gobierno, habríamos pensado que no sólo había tenido un ictus, sino dos. Los partes médicos todavía tienen credibilidad, aunque provocan interrogantes. ¿Qué es por ejemplo un déficit neuronal? Según la información que acabo de ver en Wikipedia, se trata de una anomalía de funcionamiento de una parte del cuerpo debido a una disminución en el funcionamiento del cerebro. O sea, los mismos síntomas, o muy parecidos, a los que provoca un ictus. Pasamos de comentar lo relativo a la presencia de linfocitos en el líquido cefalorraquídeo porque no nos cabe en este artículo (ni en la cabeza).

Quiere decirse que no todo es lo que parece, de lo que además nos felicitamos y felicitamos a Alonso. Ahora bien, volviendo al asunto de las elecciones generales, nos parece observar que el Gobierno se comporta frente a ellas como si hubiera sufrido un ictus o, en su defecto, una cefalea específica brutal. En todo caso, el déficit neuronal parece grave.

divendres, 17 de juny del 2011

Horizontalidad

HORIZONTALIDAD

A un mes de la inauguración de los campamentos del 15-M, y cuando los más representativos se encuentran ya en fase de desmantelamiento o reconversión, no conocemos a ninguno de sus líderes ni de sus portavoces. Quizá porque carecían de una cosa y otra. Como esa ausencia, observada desde un pensamiento tradicional, jerárquico, resulta imposible de concebir, algunos medios, especialmente de la derecha, aseguran que el jefe de todo es Rubalcaba, a quien muestran como un superhéroe capaz de las hazañas más extraordinarias que quepa imaginar. Durante el mes que ha durado la acampada, la pregunta recurrente era quién había detrás, cuando bastaba acercarse a cualquiera de las plazas para comprobar que lo que había detrás era lo que se veía delante.

El pensamiento convencional no puede funcionar sin la idea del "detrás", que es la variante paranoica del pensamiento jerárquico. El 15-M ha resultado, en fin, un puñetazo de horizontalidad en un mundo construido por cabezas verticales, y ello pese a que las empresas de vanguardia llevan tiempo ensayando distintas formas de relación horizontal con resultados excelentes. La cadena de mando, incluso sin necesidad de haber hecho la mili, se ha revelado como una cadena a secas, es decir, como una forma de esclavitud que, lejos de estimular el progreso, lo frena. Habrá que ver en el futuro cómo evoluciona esa horizontalidad, cómo se estructura (o se desestructura) y si es capaz de evolucionar sin verticalizarse. Si nos empeñamos en observar el fenómeno con la mirada de siempre, solo veremos lo que esperemos ver. Le ocurrió el otro día a la policía, cuando aseguró haber detenido a tres miembros de la cúpula de Anonymous, colectivo que se caracteriza precisamente por carecer de cúpula. Anonymous no tiene consejero delegado, aunque no faltará quien diga, claro, que es Rubalcaba.

dilluns, 13 de juny del 2011

Personalidades difíciles

PERSONALIDADES DIFÍCILES

Mi amigo Ricardo es un economista histérico en paro. El otro día vio en el periódico un anuncio que rezaba: «Se necesita economista, imprescindible personalidad obsesiva, para director de contabilidad en empresa ligada al sector servicios». Aclaremos que él sabe de sí mismo que es histérico porque se ha psicoanalizado y porque ha leído literatura sobre el tema. Dado que no hay estructuras psicológicas puras, la histeria de mi amigo está contaminada por algún rasgo leve de carácter paranoico. Sin caer en el delirio de que le persiguen, está convencido de que la histeria está muy mal vista en los hombres, lo que limita notablemente sus posibilidades laborales. Al poco de leer el anuncio citado más arriba, me telefoneó:

—¿Llevaba o no llevaba yo razón? —preguntó.

—¿En qué? -dije yo.

—En que los economistas histéricos lo tenemos peor que los economistas obsesivos.

—No sé —dije—. A un jefe de contabilidad le viene bien la obsesión, para que no se le escape ningún número.

—¿Y qué me viene bien a mí?

—Quizá llevar los números de una cadena de peluquerías.

Le dije esto porque he asociado desde siempre la actividad peluquera con la histeria. Aun sin poder demostrarlo científicamente, estoy convencido de que la gente dedicada al cuidado del cabello tiene todos los rasgos característicos de esa patología. Lo sé porque, siendo obsesivo, reconozco a un histérico a medio quilómetro. Además, en mi peluquería habitual sólo hay histéricos e histéricas. Me gustan para salir de mi ambiente, pero su conversación me agota, como la de mi amigo Ricardo.

El caso es que a los pocos días de esta charla telefónica, recibí una llamada de Ricardo. Por lo visto, había enviado su currículo histérico a una cadena muy importante de peluquerías, de donde le acababan de convocar para la realización de una entrevista personal. Su pánico, ahora, era no resultar lo suficientemente histérico. De hecho, me pareció observar en él rasgos obsesivos inéditos en su personalidad. Era un histérico que devenía en obsesivo al asustarse. Por supuesto, perdió el trabajo y ahora vive entregado por completo a la paranoia.

diumenge, 12 de juny del 2011

El cartero llama dos veces

EL CARTERO LLAMA DOS VECES

El presidente del Congreso, José Bono, sorprendió el otro día a los diputados al anunciar la supresión de uno de los tres plenos semanales. La verdad es que los diputados sorprendidos eran muy pocos, nueve o diez, porque el resto se había ido a comer. Parece que la eliminación obedece a la escasa actividad legislativa, en otras palabras, a la falta de trabajo. También algunas fábricas de coches han tenido que reducir su actividad por la caída de la demanda. Si te dedicas a fabricar tornillos en una sociedad donde no se necesitan tornillos, lo normal es que vayas a la quiebra. Esperemos que no sea el caso del Parlamento, que aunque está en quiebra moral (los políticos son, según las encuestas el tercer problema de España), continúa pagando puntualmente los sueldos de sus trabajadores.

La noticia nos llegaba, casualmente, el mismo día en el que nos enterábamos de la dimisión del director del aeropuerto de Ciudad Real, que carece de actividad. Aunque no entendimos bien las razones de la dimisión, las sospechamos: en esa empresa hay poco que dirigir. No sabemos si el aeropuerto de Castelló tiene director, pero sería absurdo, dado que tampoco despegan ni aterrizan aviones en sus pistas. Como la ambición de los directores es dirigir, y las cosas están como están, quizá haya llegado el momento de formar a directores capaces de no dirigir. Este país está lleno de empresas sin actividad que necesitan, como es lógico, no-directores. A bote pronto, se nos ocurre que la formación de un no-director debe incluir alguna asignatura de budismo zen, para combatir el aburrimiento.

En cuanto a la reforma de los llamados privilegios de los parlamentarios, parece que no avanza. Que se ha detenido, vamos, que no le ponen el cascabel al gato, pese al lío mediático que se organizó con el asunto hace unos meses. No sabemos qué o quién ha metido el freno, quizá con la esperanza de que pasara la tormenta. Y lo cierto es que ha pasado, nos habíamos olvidado del asunto. Pero el cartero siempre llama dos veces. En todo caso, entre esos privilegios convendrá incluir ahora la supresión de ese tercer pleno propuesta por Bono. Un día de la semana es un día de la semana, ya lo quisiéramos para nosotros.

divendres, 10 de juny del 2011

¡Asombroso!

¡ASOMBROSO!

El sistema es antisistema por las mismas razones que el ejército es antibelicista: porque para perpetuarse conviene mutar, que es lo que hacen los virus. No se extrañen ustedes. La literatura, cuando no es antiliteraria, es un fósil. Todo ello hace del mundo un espectáculo asombroso. Los mejores días de la vida son los que se recuerdan como soñados mientras que los mejores sueños poseen la calidad de lo real. Si Obama ha escogido como asesores económicos a los mismos que acabaron con la economía, es porque conoce bien esta mecánica. Como se comprobó recientemente en la plaza de Cataluña, en Barcelona, un buen policía antidisturbios debe ser un experto en causarlos, lo mismo que un partido xenófobo ha de llevar en sus listas a varios inmigrantes. Ahora mismo, la política española, tan desprestigiada, no ha tenido más remedio, para sobrevivir, que volverse antipolítica. De ahí que los mismos que roban, por ejemplo, en Valencia, tachen de ladrones a sus adversarios, pongamos por caso, de Toledo. En cuanto a los acusados, carecen o deben fingir que carecen de instrumentos legales para defenderse de unas imputaciones que ponen los pelos de punta al contribuyente. No les resulta difícil porque la justicia, que lógicamente es arbitraria, ayuda lo suyo a que la realidad parezca una bacanal. De ahí que la fiscalía no haya abierto todavía la boca. De una verdad que no admite discusión solemos decir que es "impepinable" como si lo "pepinable" transmitiera alguna enfermedad moral. Y ya hemos visto que no, que nuestros pepinos están libres de toda sospecha. Para sobrevivir a la idea en curso de que la actual forma de hacer política conduce a la nada, el sistema no ha tenido otro remedio que antisistematizarse, y en eso estamos. Gracias por el espectáculo. ¿Quién iba a decirnos que el mejor modo de votar sería no hacerlo?

Metales extraños, cuerpos pesados

METALES EXTRAÑOS, CUERPOS PESADOS

Martes. La hija de Cher, tras diversas intervenciones médicas, ya es un hombre. A preguntas de los periodistas declaró que toda su vida se había sentido dentro de un cuerpo extraño. Seguí esta noticia de reojo, con la visión periférica, sin prestarle demasiada atención. Pese a ello, constato que la hija de Cher, ahora hijo, ha dicho lo que todos los transexuales: que se sentían dentro de un cuerpo extraño. Hace dos o tres semanas, me preguntaba yo en este diario si somos nuestro cuerpo o vivimos en nuestro cuerpo. Y me respondía que éramos nuestro cuerpo. La ilusión aristotélica de vivir en él resulta muy consoladora, pero no… Que seamos nuestro cuerpo no significa que lo sintamos como propio. También a mí me parece con frecuencia estar dentro de un cuerpo extraño. Mis manos, mis pies, mis orejas, no digamos mi hígado o mis riñones… Nunca he sabido qué rayos hacen ahí.

Miércoles. Ayer me acosté dándole vueltas a la expresión “cuerpo extraño”. Se utiliza también para denunciar algo que se encuentra donde no debe. Cuando dentro de una lata de fabada, por ejemplo, hallamos una tuerca. Una tuerca no es un cuerpo extraño en la caja de herramientas, pero sí en un bote de alcachofas. Si al abrir un huevo de gallina, encontráramos en su interior una perla de ostra, esa perla sería un cuerpo extraño. Confieso que abro los huevos y las latas de conserva con cierta inquietud, como con miedo a que aparezca dentro lo que no es. Cuando yo era pequeño, mi madre tropezó, al vaciar una lata de sardinas, con un pequeño envoltorio de plástico en cuyo interior había un papel con la siguiente leyenda: “¡Socorro!”. Recuerdo que dijo que había que denunciarlo y que mi padre la convenció para que desistiera de ello.

—¿Quieres que vayamos a la cárcel? –le preguntó.

En aquella época ibas a la cárcel por cualquier cosa, por nada. Todo, absolutamente todo, tenía una dimensión política.

Jueves. La expresión “metales pesados” me produce tanta extrañeza como la de “cuerpo extraño”. La escuché por primera vez durante el bachillerato, en clase de Física y Química. Predicar de un metal su pesadez me parecía una redundancia, pues no conocía ningún metal ligero. Aparte del efecto redundante, la expresión contenía también una amenaza mortal. Dice el periódico que el descontrol en el procesamiento de los metales pesados constituye un peligro para la naturaleza. ¿Hay, por cierto, en la naturaleza cuerpos extraños? Seguramente sí, y no son los escarabajos ni los ornitorrincos, por raros que parezcan. Los verdaderos cuerpos extraños de la naturaleza somos los seres humanos. Cuerpos pesados, metales extraños.

Viernes. Llego a la consulta de mi psicoanalista, me tumbo en el diván, coloco las manos sobre el pecho y me paso media hora hablando de los cuerpos extraños y de los metales pesados. Mi psicoanalista pregunta qué relación tienen conmigo los cuerpos extraños y los metales pesados.

—Creo que soy ambas cosas –digo–, un cuerpo extraño y un metal pesado.

—¿Así es como se percibe?

—Sí.

—Si le parece, hablaremos de esto el martes, ya es la hora.

Al abandonar la consulta, acudo a una cafetería cercana, donde, acomodado en la barra, pido un gin-tonic. Hay a mi lado un hombre mayor, con barba, en compañía de uno joven. El mayor le dice al joven que tiene que tener los dos pies en la tierra. Recalca la palabra dos, como si la dijera en negrita (dos).

—¿De qué te ha servido a ti tener los dos pies en la tierra? –pregunta el joven.

—No empieces con eso –responde el hombre mayor y se hunden ambos en un silencio rencoroso.

Muevo mi vaso y los hielos producen un ruido incómodo en aquella atmósfera tensa. Al poco, entra en la cafetería un cura vestido con sotana y se dirige hacia los dos hombres. El de la barba, tras darle la mano, le presenta al joven:

—Este es mi hijo, Enrique, del que le hablé el otro día.

Luego cogen sus consumiciones y se retiran a una mesa del fondo. ¿Tienen los curas los dos pies en la tierra?, me pregunto. ¿Y yo? ¿He vivido yo con los dos pies en la tierra? Ha empezado a llover. Semana dura, de tormenta

dimarts, 7 de juny del 2011

El chico de los recados

EL CHICO DE LOS RECADOS


El estrangulamiento va despacio, pero no tiene marcha atrás. Los estrangulados somos usted y yo. Cada día se cierne sobre nosotros una nueva amenaza. Ahora es la deuda de los ayuntamientos o las autonomías, que parecía suceder en una dimensión ajena a nuestros afanes diarios, hasta que esta mañana, al abrir el armario ropero, hemos tropezado con ella como con una serpiente. Da igual que mires en el cajón de la ropa interior que en el de las camisas, en todos ellos silba una deuda pública transformada en particular. El nudo corredizo sube un par de centímetros cada día. Los populares de Castilla-La Mancha han acusado al Gobierno en funciones del PSOE de crímenes horribles sin que éste haya acudido todavía a los juzgados. Los acusadores, por su parte, tienen entre sus filas a gente como Camps.

En Portugal, con una abstención del 41 %, ha ganado la derecha. Según los analistas, a la gente le daba lo mismo votar a unos u otros, pues el margen de maniobra, mande quien mande, es limitado. El presidente del próximo Gobierno será una especie de chico de los recados de los poderes financieros. Si ustedes ven el documental Inside Job, comprobarán que el mismo Obama está a las órdenes de esos cabecillas. Ahora bien, la gente se abstiene o vota a la derecha porque el mensaje de la izquierda es que la crisis necesita soluciones conservadoras. Los conservadores que nos metieron en ella tienen la fórmula para sacarnos. Con ese mensaje, qué va a hacer el pobre contribuyente. Bastante tiene con lo suyo. Leo en el periódico, por ejemplo, que los abuelos que se encontraban en residencias de la tercera edad están volviendo a la casa de sus hijos porque éstos necesitan sus 800 euros de pensión.

Malos tiempos para la lírica, incluso para la narrativa. Libreros y editores están pendientes de la Feria del Libro de Madrid para ver si sus resultados alivian los de los meses anteriores, que han sido malos. Cada uno en su afán, pero también, ahora, en el afán de la deuda pública, que nos creíamos que era de otro, o de otros, y era nuestra. Toda la megalomanía polideportiva y aeroportuaria de los últimos años nos pasa factura de repente. Sube, en fin, el nudo de este corralito atenuado y progresivo que tiene también algo de picana.

dilluns, 6 de juny del 2011

La seguridad como mito

LA SEGURIDAD COMO MITO

La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (en el futuro IARC) acaba de advertir que el uso de teléfonos móviles podría resultar «carcinogénico». Quiere decirse que podría ser o podría no ser. De serlo, tampoco sabemos en qué condiciones. ¿Bastaría con utilizarlo una sola vez? ¿Sería preciso, por el contrario, un uso intensivo? ¿Produciría los mismo efectos hablar con la madre que con el hermano, la cuñada o el inspector de Hacienda? No tenemos ni idea, hay que continuar investigando, dicen. Para rematar su enigma, los de la IARC declararon que debe ser el consumidor el que decida qué uso hará del móvil a partir de ahora. Y qué uso del pepino, añadimos nosotros, y qué uso de la lejía, y qué uso del fax y de la maquinilla vibradora.

Los consumidores estamos por fortuna acostumbrados a la zozobra provocada por este tipo de organizaciones de cuya existencia no teníamos ni idea. A mí me preguntan por la calle qué es la IARC y respondo con un «mande», para hacer tiempo mientras se me ocurre algo. Aún no sabemos qué rayos fue la gripe A, contra la que nos hicimos fuertes gastándonos lo que no teníamos. Se pidieron explicaciones a la OMS sin que ésta se dignara aclarar lo sucedido. Sí sabemos en cambio que la alarma fue un gran negocio para algunos laboratorios farmacéuticos. Hay instituciones que viven del miedo. Todavía no sabemos a quién beneficiará el pánico a los teléfonos móviles, pero saldrá a la luz, es una cuestión de tiempo. El problema es que cuando salga a la luz nos habremos olvidado de la maniobra de la IARC.

Me lo decía el otro día un compañero de tren:

—La seguridad es el gran negocio del presente y del futuro.

—¿La seguridad o el temor a la inseguridad?

—Lleva usted razón, el temor a la inseguridad.

Significa que la inseguridad, la mayoría de las veces, es más imaginaria que real. En cuanto a la seguridad, se trata de uno de los grandes mitos de nuestro tiempo. De hecho, yo tengo varias pólizas de seguro, pero siempre me ocurren cosas que no estaban cubiertas. Ahora le ha tocado a los teléfonos móviles, de los que no sabemos si producen o no producen cáncer. Alguien está montando un negocio sobre tal incertidumbre.

El espejo de los otros

EL ESPEJO DE LOS OTROS

Martes. En el avión, de regreso a Madrid, observo que mi compañero de asiento se suena las narices y abandona el pañuelo usado en la bolsa de las revistas. Me acuerdo de la madre de una amiga mía que limpia aviones en el aeropuerto y se me ocurre que quizá tropiece con el kleenex sucio. Mi padre decía que nadie piensa en el que viene detrás. Se lo escuché tantas veces que yo solo pienso en el que viene detrás. He dedicado gran parte de mi vida al que venía detrás. Dejo los aseos más limpios de lo que me los encuentro, reciclo las basuras y no pego chicles debajo de las mesas. Me pregunto si alguno de los que han venido detrás de mí habrá valorado este esfuerzo por facilitarle la vida. En esto, mi compañero de asiento va al baño y aprovecho su ausencia para tomar el pañuelo de papel de la bolsa de las revistas e introducirlo dentro de la bolsa de vomitar. Aunque he efectuado la operación de la manera más higiénica posible, utilizando solo la yema de los dedos índice y pulgar, cuando mi compañero de asiento regresa voy al baño a lavarme las manos. Como era previsible, lo ha dejado hecho un desastre, por lo que me afano también en asearlo para el próximo pasajero, para el “que viene detrás”. Después me desinfecto, dentro de un orden, regreso a mi asiento, cierro los ojos y pienso en mi padre. Creo que intentó dejar la vida limpia, para el que venía detrás, que era su hijo, pero no sé si lo logró. La vida es un desastre. Pensando en mi padre y arrullado por el runrún de los motores del avión, me duermo y sueño que soy el perro de Jennifer López. Pertenezco a una de esas razas pequeñas, que caben en un bolso de mano. Jennifer me trata muy bien, se pasa el día manoseándome y se desnuda delante de mí, ignorante de que soy un perro humano. No me deja ni a sol ni a sombra. En los rodajes, dispongo de una caravana para mí solo. También en mi calidad de perro pienso siempre en el que “viene detrás”, de modo que ni ensucio ni araño los muebles. Me despierto al aterrizar, porque el avión toca el suelo con cierta violencia, y no se me quita la sensación perruna hasta que llego a casa.

Miércoles. La primavera ha estallado sin concesiones de ninguna clase. Bullen de un modo exagerado la vida vegetal y animal. En mi pequeño jardín hay una nube de mosquitos que se dispersan cuando me dirijo al estanque, del que saco un pez muerto. Me doy cuenta entonces de que la primavera es también la celebración de la muerte. Mueren más seres de los que salen adelante, pero mueren sin hacer ruido. Todas esas semillas que no germinarán, todos esos huevos de gorrión que no prosperarán, todas esas crías de mirlo que se comerán los gatos… Una vez más, las apariencias nos engañan. Ni la Tierra es plana, ni el Sol da vueltas a su alrededor, ni la primavera es la celebración de la vida.

Jueves. Ceno en casa de un amigo ciego que atraviesa unos momentos difíciles. Pese a la “celebración de la vida” que supone, o creemos que supone, la primavera, a él se le acaba de morir el perro guía que le ha acompañado a lo largo de los 15 últimos años. El animal era casi una extensión de su cuerpo. También los amigos le profesábamos un gran afecto. Mientras me cuenta las circunstancias del fallecimiento, advierto con sorpresa que se fue de este mundo a la misma hora en la que yo, anteayer, soñaba que era el perro de Jennifer López. No digo nada, claro, pero este tipo de coincidencias, cada vez más frecuentes, me perturban. Antes de despedirme, paso por el cuarto de baño y al mirarme en el espejo descubro en mi frente, cerca de la sien derecha, un bulto grande que no me produce dolor alguno. Me quedo preocupado y al llegar a casa voy a vérmelo en mi propio espejo. Ya no está, ha desaparecido. Me pregunto si lo habré imaginado, pero no. Mis ojos todavía conservan la memoria de su forma y mis dedos recuerdan perfectamente su dureza. ¿Habrá cosas que solo se ven en los espejos de los otros? Antes de acostarme descuelgo el teléfono para comprobar si tengo algún mensaje y escucho la voz de una tal Pilar: “Hola, soy Pilar; mañana, donde siempre, pero media hora más tarde”. No conozco a ninguna Pilar.

diumenge, 5 de juny del 2011

Parecido a Camps

PARECIDO A CAMPS

Me parezco a Camps en que tampoco pido facturas ni tiques, y no por miedo a que crean que lo cargo todo a protocolo, sino porque soy un desastre. Cuando llegan estas fechas, el señor que me hace la declaración de la renta se enfada mucho conmigo, ya que no encuentra el hombre con qué desgravar.

—¿Pero qué te cuesta pedir el papelito cuando coges un taxi?

Dicho así, parece que lleva razón. Está chupado pedir el papelito, pero a mí me da una pereza enorme. Y cuando me lo dan sin pedirlo, como en El Corte Inglés, lo pierdo enseguida. Confío más en la administración de El Corte Inglés y de las tiendas en general que en la mía, que es inexistente. Dado que soy autónomo, me podría desgravar hasta la gasolina del coche, donde te dan el tique sin necesidad de pedirlo. Y lo cojo y me lo meto en el bolsillo y cuando llego a casa me pregunto en qué cajón guardarlo, pero están todos los cajones llenos de cosas inútiles, de modo que al final lo archivo en la basura. ¿Que por qué almaceno las cosas inútiles en vez de las útiles? Porque me gusta hacerme daño, es mi carácter.

En lo que nos diferenciamos Camps y yo es en que él siempre paga en efectivo (para no dejar rastros), mientras que yo siempre pago con tarjeta (para dejar pistas). Camps, en sus declaraciones ante el juez, se muestra preocupado por dar un «ritmo de modernidad» a los actos de su partido (organizados mayormente por El Bigotes). Pero luego no lleva esa modernidad a su vida privada. No se entiende esa manía de pagarlo todo en efectivo, sobre todo en un hombre tan pulcro, con lo que ensucia el dinero. Gran parte de ese dinero procedía además de la caja de la farmacia de su mujer, es decir, que había pasado previamente por las manos de gente enferma. No nos pega, francamente, que el limpísimo Camps se expusiera a pillar una bacteria intestinal pudiendo evitarla con la tarjeta de crédito, que está desinfectada.

Quiere decirse que el diálogo de Camps con el juez parece una conversación de besugos, y no por culpa de su señoría, sino del presidente de la Generalitat, que contesta a todo como si estuviera zumbado. En eso también nos parecemos Camps y yo, pero un servidor no tiene responsabilidades políticas.

divendres, 3 de juny del 2011

Caprichos caros

CAPRICHOS CAROS

Encargar la biografía de Franco a Luis Suárez es como pedirle a un funcionario alemán la de la E. coli. Las biografías, como las necrológicas, se escriben para hablar bien de uno mismo, ya sea por identificación o desidentificación de la bacteria o personaje biografiados. Por cierto, que Luis Suárez no denomina dictador al generalísimo porque dice que este jamás se refirió a sí mismo con ese término, que es como no llamar bacteria a la bacteria porque ella no se reconoce en esa palabra. Si Franco, en vez de general, hubiera sido una bacteria (en alguna medida lo fue, y enormemente virulenta, pues también tenía algo de virus) habría ordenado que le llamaran bacterísima, o bacteriasísima, no sé, se trata de un superlativo complicadísimo. Es más fácil el de virus: virusísimo. Su excelencia el virusísimo generalísimo Francisco Franco Bahamonde.

El caso es que el célebre Diccionario Biográfico Español ha llegado al mercado con más microbios que una hamburguesa fecal. Si están ustedes vacunados, no dejen de echar un vistazo a las biografías de Azaña, Escrivá de Balaguer, Alfonso Armada o Álvarez Cascos. Y solo citamos hombres porque apenas contiene biografías de mujeres. Calificaríamos la obra de misógina y de extrema derecha si no tuviéramos miedo a que el riguroso historiador Luis Suárez, utilizando una vez más el método científico, nos censurara por aplicar estos calificativos en los que ella no se reconoce. Menos mal que tiene 25 tomos y que cuesta 3.000 euros, precio y tamaño que evitarán la infección en quienes carecen de espacio y dinero para llevársela a casa.

En todo caso, la ventaja de que haya tan pocas mujeres es que nos evitar leer sobre ellas las tonterías que se han escrito sobre algunos hombres. El capricho de la Real Academia de la Historia ha costado al contribuyente seis millones de euros.