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divendres, 29 d’abril del 2011

El otro

EL OTRO

Para conservar la prisión de Guantánamo no es preciso ser un monstruo, basta con ser Obama. Tampoco es obligatorio ser un perverso para encarcelar al soldado Manning en vez de a quienes han cometido los crímenes sacados a la luz por él. Basta de nuevo con ser Obama. Si usted creía que para torturar a adolescentes o a ancianos con demencia senil se requería carecer de cultura, usted era un ingenuo. De esta tarea se han encargado en Guantánamo gente con titulación media y superior, personas con excelentes currículos académicos y de conductas personales intachables. Algunos han tenido que aprobar oposiciones más duras que las de juez, registrador de la propiedad o notario. Ese psiquiatra militar que observaba impasible cómo un preso se comía sus propias heces, se bebía el champú y embadurnaba con excrementos su cuerpo desnudo, era seguramente un tipo normal, incluso de una normalidad superior a la media, una normalidad fuera de lo común, valga la paradoja. No se extrañe usted, hay normalidades de este tipo. Aznar, por ejemplo, se definía a sí mismo como un radical de la normalidad y también como un extremista de centro. Si puede haber psiquiatras militares y obispos castrenses, es que no hay límites para la naturaleza humana. Podemos serlo todo. Bush pertenecía también a la categoría de normales máximos, cum laude. Pero créanme, no es preciso alcanzar tal grado de normalidad para concebir un espacio de horror como la cárcel medieval de Guantánamo. El propio Obama, que cuando la observaba desde fuera del Gobierno sentía por ella un asco sin límites (juró cerrarla en 10 meses), ha acabado aceptándola, ya ven. Y es que para ser sádico no hace falta, sorprendentemente, ser sádico. Basta con ser Obama. Quiere decirse que para ser el otro basta con ser uno mismo. En otras palabras, para ser bobo basta con ser listo.

dimarts, 26 d’abril del 2011

Perversiones cinematográficas

PERVERSIONES CINEMATOGRÁFICAS

Ustedes han visto cómo se lavan los dientes los personajes de las películas? Mal, muy mal, sobre todo porque escupen la pasta desde muy arriba, manchando lógicamente todo el lavabo, cuando lo normal es acercar la boca al sumidero. Además se quitan la pasta sobrante del borde de los labios con una toalla que manchan de forma innecesaria. ¿Qué les costaría enjuagarse con una porción de agua? Ese modo cinematográfico de higiene dental ha creado escuela en la realidad, de modo que a mucha gente le parece que proporciona prestigio escupir groseramente sobre el lavabo, a gran distancia. Yo fumé hasta los cuarenta años por culpa de Bogart, que convirtió el humo en una cuestión metafísica. Cada vez que veo Casablanca, me parece que lo que se le escapa por la boca es el alma. Otra cosa que me pone muy nervioso de los personajes cinematográficos es que jamás cierren las puertas cuando entran o salen de las habitaciones o las casas. ¡Por Dios, cierra esa puerta, que hay corriente!, dan ganas de gritarles. Hace poco rodando un reportaje para la televisión, yo tenía que entrar en un despacho. Lógicamente, cerré la puerta tras de mí, lo que molestó muchísimo al realizador. Me pidió que repitiésemos la escena y que en esta ocasión no cerrara la puerta.

—¿Por qué? —pregunté agresivo.

—Porque formalmente queda mejor así.

—Formalmente quedará mejor así, pero la gente normal, cuando entra o sale de un sitio, cierra la puerta.

No logré convencerle. Lo malo es que al poco rodamos otra escena en la que yo entraba, ya de noche, en un dormitorio.

—No enciendas la luz inmediatamente —me dijo—, cuenta ocho o nueve segundos antes de darle al interruptor. Ignoraba el pobre que otra de las cosas que no soporto del cine es que los personajes tarden tanto tiempo en encender la luz cuando entran en una habitación a oscuras.

—Hasta aquí hemos llegado —le dije arrancándome el micro—, y tienes suerte de que no haya en el guión ninguna escena de cepillado de dientes.

El hombre puso cara de no entender.

dilluns, 25 d’abril del 2011

¿Quién nos acelera?

¿QUIÉN NOS ACELERA?

Acabo de estrenar, con un viaje largo, la limitación de 110 quilómetros por hora. Y está muy bien, con independencia del ahorro económico que proporcione (si lo proporciona). Es la velocidad máxima perfecta para controlar el coche y controlarte tú. Había tráfico intenso, pero fluido, y tanto los que me precedían como los que me seguían, salvo excepciones, respetaban ese límite. Logré disfrutar del viaje y de mí mismo (de mis pensamientos). No vi, en los quinientos y pico quilómetros recorridos, ningún accidente. Los conductores, cuando íbamos a la par, nos observábamos con expresión amable, como si hubiéramos descubierto una dimensión nueva de la realidad. Personalmente, no levantaría la prohibición cuando baje el petróleo. Ah, y tengo la sensación de no haber tardado más que otras veces (tal vez quince o veinte minutos más, no sé). Pero llegué a destino con las cervicales relajadas.

A veces, la frontera entre lo bueno y lo malo es así de estrecha; diez quilómetros. No sabemos en qué momento la atravesamos. La diferencia entre estar bien o estar mal depende en gran medida de la velocidad. Ir corriendo al trabajo, a una cita o a comprar el pan provoca multitud de accidentes en los que nos jugamos más cosas que la carrocería. El problema es que no sabemos quién rayos pisa el acelerador dentro de nosotros. Controlamos mejor el coche que el cuerpo.

—Ayer estaba muy acelerada y acabé hecha polvo— le dice una mujer a otra en la mesa de al lado a aquella en la que me tomo filosóficamente el gin tonic de media tarde.

«Ayer estaba muy acelerada», no ayer me aceleré. La mujer estaba acelerada en contra de su voluntad y, evidentemente, de sus intereses. No sabemos qué o quién la aceleraba desde dentro. No sabemos quién nos acelera. Lo cierto es que hay días en los que tras haber ido con la lengua fuera de un sitio a otro llegamos a la cama y, aún allí, quietos, pretendemos dormirnos a 120 quilómetros por hora. A esa velocidad no hay manera de dormir ni de disfrutar del sueño. Acaba uno con un malestar que lo saca de la cama o le hace estrellarse contra una pesadilla. Estoy deseando que acabe la Semana Santa para disfrutar de otro viaje largo a 110.

diumenge, 24 d’abril del 2011

Perra vida

PERRA VIDA

Los dirigentes cubanos, todos octogenarios, acaban de admitir que carecen de relevo generacional. Carecer de relevo generacional, cuando uno tiene un pie en la tumba, significa que hay varias generaciones en activo incapaces de tomar el testigo. Cabría preguntarse quién ha fracasado, si la generación en el poder o todas las demás, pero se trataría de una pregunta retórica: han fracasado todas. O sea, septicemia por un tubo, o fallo multiorgánico, qué más da. En el mismo acto, los dirigentes cubanos han informado de que introducirán en el socialismo un poco de capitalismo, no sabemos si con la idea de salvar a éste o a aquél. En todo caso, no parece que esas dosis homeopáticas de mercado busquen tanto vacunarse contra la ausencia de dinero como acostumbrarse a ella.

Nosotros, que estamos recibiendo dosis masivas de mercado, continuamos vivos, aunque con deformaciones importantes. Y es que las dosis masivas de mercado, si lo piensas, son tan peligrosas como las radiaciones nucleares. Todavía no sabemos qué ocurrirá en Fukushima, ignoramos también si esa central es un fracaso de las generaciones mayores o de las jóvenes. Pero los mayores se morirán, es su destino, y serán los jóvenes los que tengan que negociar con las malformaciones resultantes del escape radiactivo. Un escape, por cierto, que se ha cronificado al modo en que el capitalismo salvaje se ha cronificado entre nosotros. Si los japoneses no tienen ni idea de cuándo lograrán llevar la central a «parada fría», nuestras autoridades no han logrado averiguar si escaparemos al desastre económico total (el rescate). Como sucede en Fukushima, un día parece que sí y otro que no. De momento, nuestra deuda se ha puesto por las nubes.

Quiere decirse que la generación de Zapatero ha fracasado, arrastrando en su caída a las siguientes. La generación de Zapatero, al contrario de la generación de Fidel Castro, intentó introducir unas dosis de socialismo en el capitalismo. Pero esas dosis funcionaron misteriosamente a modo de vacuna contra la igualdad. Nunca hemos sido tan desiguales como ahora. Podríamos decir que la desigualdad se ha cronificado. Ahora nos conformaríamos con cualquier cosa. Con no pagar los despidos de Telefónica, por ejemplo. Perra vida.

dissabte, 23 d’abril del 2011

Hígado encebollado

HÍGADO ENCEBOLLADO

Mi madre, que de vivir simpatizaría con Aznar (y de difunta todavía más), no me habría permitido tener amigos como Gadafi. Su tolerancia hacia lo pintoresco era más bien escasa. No soportaba, por ejemplo, a los compañeros de pelo largo. Eso hizo muy desgraciado a mi hermano Alfonso, calvo desde los 25 años por culpa, según él, de aquel odio de mamá a las melenas. Mi madre, siendo más derechas que Aznar, no habría ido por el mundo hablando mal de la deuda española. A ella todo lo español le gustaba, incluso la deuda y el diferencial con el bono alemán. El diferencial con el bono alemán le encantaba porque odiaba a los alemanes y pensaba que cuanto más alejados estuviéramos de ellos, mejor. Mi madre era una mujer muy de odiar o muy de amar, sin términos medios. O esto o lo otro, como el sistema binario, donde lo que no es un cero es un uno. Gadafi, en su escala de valores, habría sido un cero.

—¿Y si Gadafi le hubiera regalado a tu madre un caballo blanco?

Haberlo dicho antes. Si le hubiera regalado un caballo blanco, incluso un caballo marrón, Gadafi habría sido para ella un uno (siempre dentro del sistema binario), porque mi madre adoraba que le regalaran cosas. Mi madre venía de ese mundo franquista en el que todo se resolvía gracias a las «influencias».

—Necesitamos ya el Butano.

—Llama a la prima María, que tiene un sobrino que trabaja en el INI.

Estamos hablando, claro, de cuando existía el INI, que ahora mismo me da pereza explicar, y de cuando conseguir un contrato de Butano era poner una pica en Flandes. Mi madre no puso en su vida una pica en Flandes porque le fallaban todas las primas Marías. No obstante, su concepción del mundo era Mariana (hoy habría votado a Rajoy). Así que José Blanco se ha equivocado al insinuar que Aznar tiene negocios con Gadafi. Eso es como decir que uno tiene negocios con su hígado. Uno es su hígado. No nos atreveríamos a decir que Aznar sea la víscera roja de Gadafi, o viceversa, pero sí que participan del mismo cuerpo místico. Pero mamá detestaba el hígado, incluso el hígado encebollado.

divendres, 22 d’abril del 2011

Áspero mundo

ÁSPERO MUNDO

Mourinho es a Guardiola lo que Lucifer a Dios. Quiere decirse que Mourinho es el segundo por antonomasia, signifique lo que signifique antonomasia. Por eso mismo, cada vez que pierde un partido, incluso cada vez que lo gana, vuelve a gritar non serviam, no serviré, en la rueda de prensa consiguiente. No serviré, no me humillaré, no me adaptaré al modelo de juego limpio dominante. ¿Hay otro modo de ser el primero cuando te ha tocado ser el segundo? Así como para llenar una hora es preciso vaciar cada uno de sus minutos, para alcanzar el éxito (un éxito no convencional) conviene acumular con avaricia los fracasos. Mourinho se equivocó empatando con el Madrid la semana pasada y ha vuelto a equivocarse ayer. A ver si rectifica y pierde el próximo. No se puede llenar el depósito del coche sin vaciar la cartera ni celebrar un funeral sin lamentar una desgracia. Para crear el mundo fueron necesarias dosis formidables de poder y cantidades imponentes de oligofrenia. El mundo, como el fútbol, es una mezcla alucinante de autoridad e inconsciencia. Un equipo de fútbol no es la Telefónica ni Iberia. La gente no espera en Gran Vía la llegada de César Alierta ni sus directores generales se levantan a Shakira. El fútbol tiene (aunque no para mí, que soy un deficiente) el gen del arte. En el fútbol, como en la música, no se elige el lugar del éxito: te lo proporciona el azar. Si te ha tocado ser Salieri en vez de Mozart (o Mourinho en vez de Guardiola), no tienes más remedio que cultivar una belleza áspera, rencorosa, una belleza fea. Un Mourinho amable sería tan odioso como un Luzbel beato. Mourinho debería construir un segundo capaz de convertirse en un primero alternativo. En cuanto a Guardiola, parece que se va, por aburrimiento sin duda, es decir, por las mismas razones por las que Dios abandonó a su suerte a este áspero mundo.

dilluns, 18 d’abril del 2011

Charlatanería

CHARLATANERÍA

"Hablar con palabras de una pintura viene a ser como hablar con música de un texto", me dice un artista cuya exposición estoy visitando. Se refiere a las criticas que han aparecido estos días sobre sus cuadros. No es que hayan sido malas,no se queja de eso, sino de la pretensión, a su juicio disparatada, de verbalizar el sentimiento que producen las pinturas. Y añade:

-Todo lo que se ha escrito sobre Las Meninas, por ejemplo, es la demostración de que esa obra de arte es inefable y por lo tanto no se puede decir nada de ella.

Ni le doy la razón ni se la quito, ya hace mucho tiempo que eso me fatiga. Pero vuelvo a casa saboreando el término "inefable", con el que hacía tiempo que no mantenía relación. Me gusta, suena bien. Escribir implica tropezarse todo el rato con lo inefable, con lo que no se puede decir, unas veces por limitaciones propias y otras por los excesos de la realidad. Me viene a la memoria una pintura de la exposición permanente del Museo Tyssen Bornemisza, de Madrid. Se trata del Retrato de Giovanna Tornabuoni (búsquenlo en Internet) ejecutado por Domenico Ghirlandaio. Siempre que acudo a ese museo, y aunque trate de reprimir mi impaciencia, acabo precipitándome a la sala donde se expone. Es una tabla del siglo XV en la que aparece una mujer de perfil con los brazos en reposo. Su rostro, que no refleja emoción alguna, posee sin embargo un atractivo al que resulta imposible sustraerse. Suelo permanecer delante de la tabla un buen rato, como a la espera de que me diga algo. Pero no me dice nada, nada que pueda expresar con palabras. Su observación me emociona, me turba, me sume en un raro estado de inquietud), pero no sabría qué decir de la pintura ni tampoco he leído sobre ella, aparte de la enumeración de sus detalles técnicos, nada que esté a la altura de la emoción que me provoca.

Por eso me gusta el ejemplo del pintor citado al principio de estas líneas. ¿Podría una pieza musical explicarnos las emociones de un texto literario? Es evidente que no y lo podemos aceptar. No aceptamos en cambio la existencia de cosas inefables, cosas que no se pueden hablar. Y por eso seguramente hay a nuestro alrededor tanta charlatanería.

dissabte, 16 d’abril del 2011

Periferia del euro

PERIFERIA DEL EURO

Según el Fondo Monetario Internacional, España crecerá por debajo de 2% hasta 2017 (de momento). Dado que para crear empleo, según los expertos, es preciso crecer por encima del 3%, estamos listos. Tenemos delante de nosotros a una generación de jóvenes que no va a trabajar, que no va en consecuencia a cotizar y que se va a jubilar en una situación muy precaria. Menos mal que el FMI se confunde mucho (no vio, por ejemplo, la llegada de la crisis). Pero aunque se confunda, el mal está hecho. Si usted va al médico y le diagnostican equivocadamente una enfermedad mortal, tiene muchas posibilidades de morirse de esa enfermedad que no sufre. La cosa se llama autosugestión, o quizá programación neurolingüística, no estoy seguro. El caso es que si uno empieza a relatarse a sí mismo como un desastre, acaba siendo un desastre. De ahí el peligro de los profetas, que por lo general no anuncian nunca nada bueno.

Tenemos, en fin, un problema grave de autoestima. Ya hemos aceptado la reforma laboral, la reforma de las pensiones yh estamos dispuestos a sufrir recortes importantes en todo lo que se refiere a sanidad, educación, justicia y mobiliario urbano. Más aún: de forma sutil o descarada, nos suben los impuestos por aquí y por allí sin que digamos esta boca es mía. Y si hay que salvar con el dinero de nuestros impuestos a una serie de cajas de ahorros cuyos directivos se lo llevan crudo, las salvamos. Pese a ello, un día sí y otro también se nos amenaza con caer en las garras del "rescate", como Grecia o Portugal. Sabemos que la expresión "periferia del euro" es un eufemismo para referirse a los pobres, como el que dice "quiste" para evitar la palabra "tumor". Nosotros vivimos en la periferia del euro, de modo que hablan de nosotros, de nuestro jersey raído, de nuestro traje con brillos, de los puños y cuellos gastados de nuestras camisas.

Si en lugar de un país fuésemos un niño, el maestro recomendaría a nuestros padres un psicólogo, para que se nos quitaran de la cabeza esas ideas tan autodestructivas. ¿Hay psicólogos capaces de tratar, en su conjunto, a una nación? O mejor, ¿hay una policía capaz de meter en cintura al FMI?

divendres, 15 d’abril del 2011

Homenaje

HOMENAJE

A los suicidas. A los niños suicidas, a los adolescentes suicidas, a las amas de casa suicidas, a los contables suicidas, a los ministros del Interior suicidas, a las taquilleras suicidas, a los ancianos suicidas, a los terapeutas suicidas, a los biólogos suicidas, a las monjas suicidas, a los forenses suicidas, a los entomólogos suicidas, a los diáconos suicidas, a los tuertos suicidas, a los insomnes suicidas, a las princesas suicidas, a los cobradores de autobús suicidas, a los enterradores suicidas, a los novelistas suicidas (a los poetas suicidas, no; no haber sido poetas), a los radioyentes suicidas, a los vendedores de flores de plástico suicidas, a los arcángeles suicidas, a los trapecistas suicidas, a las comadronas suicidas, a los agrimensores suicidas, a los correctores de pruebas suicidas...

Pero especialmente a los suicidas rotos. Al que le falló la pistola en el cuarto de baño, por ejemplo, y regresó al salón y se sentó junto a su esposa como si viniera de lavarse las manos y continuó atento al telediario e hizo los comentarios de siempre y se tomó antes de acostarse la infusión de valeriana de todos los días. Al que durante la cena de los sábados, con los amigos del ático, pidió excusas para ir al lavabo y se asomó a la terraza y ya estaba a punto de arrojarse cuando su móvil vibró dentro del bolsillo arrancándole del estado de concentración preciso para largarse de este mundo. Al que adquirió en la ferretería una manguera del diámetro del tubo de escape de su coche y se fue al campo y la conectó y la metió por la ventanilla y cerró los ojos dispuesto a expirar, pero se despertó vivo a media tarde porque el coche se había calado antes de emitir las dosis recomendadas de CO2.

A los muertos vivientes, en fin, estas líneas para compensarles del mal trato que reciben en las películas de zombis.

dimarts, 12 d’abril del 2011

Estar y no estar

ESTAR Y NO ESTAR

Cabe suponer que si hemos inventado la Lógica es porque carecemos de ella. Lo decimos, entre otras cosas, por lo de la manifestación del sábado pasado, en Madrid, donde una serie de asociaciones de víctimas del terrorismo se manifestaron en contra de ETA. Hasta ahí todo bien. Lo curioso es que luego, según los telediarios, la manifa en contra de ETA se convirtió en una manifa en contra de PSOE. Uno puede, como es natural, denostar al PSOE donde y cuando le venga en gana, pero resultaba raro que se hiciera en un acto en el que teóricamente se condenaba a ETA, sobre todo si tenemos en cuenta que jamás la banda terrorista ha estado en peores condiciones, gracias por cierto a la política antiterrorista del Gobierno. Cuanto más acorralada está ETA, más nos disgutan los que la acorralan. No parece lógico.

A la manifestación acudieron muchos representantes del PP que sabían perfectamente que ETA era la coartada para atacar al PSOE. PSOE y PP mantienen, en lo que se refiere a la política antiterrorista, un acuerdo que está dando muy buenos resultados de orden práctico. ¿Cómo es posible, entonces, que una de las partes de esa alianza se manifieste contra la otra? Difícil de entender. Lo lógico, piensa uno, es que el PP no se manifestara contra su socio en un momento en el que las cosas parece que funcionan. Claro, que el PP hizo cálculos y pensó que no acudir a aquella convocatoria ilógica podría quitarle algunos votos. El dilema era que tenía que acudir y no acudir. ¿Qué hacer? Acudir, pero dejando fuera a Rajoy, la máxima autoridad del partido. De ese modo el PP fue y no fue. ¡Viva la lógica!

No es todo. Los conservadores disponen de un Código ético que les permite, increíblemente, presentar listas electorales con 10 imputados. Como en el caso de la manifestación, conviene estar y no estar de acuerdo con esa lista. Solución: se está apoyando verbalmente y no se está desautorizándola con los gestos (Rajoy no abraza a Camps, etc.). Todo esto significa, en fin, que el votante debería votar y no votar, contradicción que algunos resuelven votando en blanco. En todo caso, queda demostrado que la disciplina filosófica denominada Lógica se inventó porque la vida era ilógica. Ahora sólo falta llevarla a la práctica.

diumenge, 10 d’abril del 2011

Palabras huecas

PALABRAS HUECAS

La realidad es muy suya, va por donde quiere, no por donde le mandan ir las palabras. Según la doctrina oficial del PSOE, el anuncio de Zapatero contribuye a despejar incógnitas y a generar en consecuencia estabilidad. La teoría es que, libre de las ataduras y presiones a las que estaba sometido antes de proclamar su retirada, ahora podrá dedicarse plenamente a profundizar en las reformas necesarias para que el país salga adelante. Es un hombre con las manos libres que puede incluso inmolarse (o inmolar lo que queda de él) en beneficio de la colectividad. Tú oyes eso y te dices: pues es cierto. Ahora, el Gobierno a gobernar y el partido a organizarse de forma ordenada para hacer frente a la sucesión. Eso es lo que te dices tú, porque eres un ingenuo y porque crees que las palabras mandan. Pero la realidad dice otra cosa. A poco que prestes atención al monitor, te das cuentas de que las constantes vitales del enfermo indican cualquier valor menos el de la estabilidad.

La realidad posee hoy más terminaciones nerviosas que nunca. Están los medios de comunicación, desde luego, con su infinidad de emisoras de radio y de televisión (¡las TDT, Dios mío!); está la prensa escrita que, aunque llega antigua al quiosco, lo hace con portadas que chorrean incertidumbre. Pero están, sobre todo, las redes sociales, toda esa malla de mensajes y contramensajes que atraviesan como insectos enloquecidos el espacio radioeléctrico. Tampoco la lectura de lo que ocurre en las redes sociales resulta muy tranquilizadora. De modo que lo de la estabilidad es una buena teoría sin constatación de orden práctico.

Si se nos permite el chiste, lo que hace falta es que todo esto sea para bien. De momento, los sismógrafos anuncian terremoto. La intensidad dependerá de lo que ocurra en las municipales. Si el PSOE pierde mucho poder territorial, al movimiento sísmico podría sucederle un tsunami. ¿A quién se llevaría la ola de diez metros por delante? No tenemos ni idea. Quiere decirse que los sensores no son tan fiables. Entretanto, la realidad económica, que es tan suya como la política, puede barrernos a usted y a mí de la realidad laboral. Estabilidad es ahora mismo una palabra hueca.

dissabte, 9 d’abril del 2011

Corralito a plazos

CORRALITO A PLAZOS

La solución a la crisis, según el ministro de Trabajo, pasa por que nos moderemos salarialmente durante varios lustros (luego aclararía que dos). Añadió que a lo largo de ese tiempo los sueldos tendrán que estar por debajo de la productividad, como si hubieran estado alguna vez por encima. Es evidente que si usted produce cien y cobra 150 la empresa se va a la ruina. Pero si usted produce cien y cobra 20, le están explotando. Nadie se atreve a indicar dónde se encuentra la raya que separa el salario justo de la explotación. Por eso mismo, mucho nos tememos que lo que ha querido decir el ministro de Trabajo es que durante los próximos lustros, y para superar la crisis, deberíamos dejarnos explotar. No hay cosa que produzca más placer al empresariado que la plusvalía. A mayor plusvalía, mayor felicidad. Y un empresario feliz reinvierte, crece, genera puestos de trabajo, etc.

Cuando yo era pequeño circulaba una definición de salario justo según la cual éste era la parte que recibe el trabajador una vez descontada la que corresponde al capital. El problema aparecía cuando preguntabas qué parte correspondía al capital. Los capitalistas son muy subjetivos, de modo que si dicen que la parte que les corresponde es la del león, punto en boca. Los trabajadores son más objetivos, de ahí que cuando hay problemas se cargue el acento en los salarios más que en los beneficios. Lo que ha hecho el ministro de Trabajo es objetivarnos, que viene a ser convertirnos en objetivos, o colocarnos en el punto de mira de la escopeta, como ustedes prefieran.

La moderación salarial recibe también el nombre de sensatez salarial. Si ustedes se fijan, jamás se menciona el término sensatez cuando se habla de los beneficios. No es sensato, ni de lejos, que el 20% de la población posea el 80% de las riquezas del planeta, pero ningún ministro de Trabajo se atrevería a criticar ese disparate. La sensatez sólo es aplicable a los salarios. Quiere decirse que durante los próximos lustros vamos a sufrir un «corralito» a plazos. En Argentina, si ustedes se acuerdan, quitaron el dinero a la pobre gente de un día para otro. Pero como esto es Europa, nos lo arrebatarán en cómodas mensualidades, durante varios lustros.

divendres, 8 d’abril del 2011

El sentido

EL SENTIDO

En la antigüedad duraban más las ideas que los alimentos.

Ahora duran más los alimentos que las ideas. Hemos mejorado los sistemas de conservación de la fruta, la carne o el pescado, pero no hemos dado con métodos eficaces para curar las ideas como se cura, por ejemplo, el jamón. Total, que mientras nos comemos como si fuera fresco un solomillo que llevaba dos años en el congelador, el pensamiento occidental se enmohece de arriba abajo como ese bloque de pan de molde olvidado en un rincón de la cocina. ¿Cuánta gente estudia hoy a Platón, a Kant, a Spinoza, a Hegel, a Marx, a Sartre..? ¿Cuántos ejemplares de un título cualquiera de Ortega se habrán vendido en España a lo largo de la última semana? El pensamiento no dura ya ni 24 horas. Sabemos producirlo, pero da la impresión de que se descompone antes de llegar a las mentes. Todo lo que se ha avanzado en la elaboración, almacenamiento, conservación y distribución de los productos perecederos se ha retrocedido en el de los imperecederos (quizá porque estábamos convencidos de que las ideas eran inmortales). El caso es que llegas a una librería, incluso a una librería de fondo, preguntas por un ensayo del que has leído algo seductor en la prensa, y ya no está. Nos trajeron un ejemplar, pero se lo llevaron, dice el librero tras consultar el ordenador. Se lo llevó un loco (tú eres el segundo) con el que seguramente no te cruzarás en la vida. A los dos días te has olvidado del libro porque ha aparecido otro más interesante que tampoco encontrarás (en el último mes no he leído tres o cuatro libros que me interesaban). Todo lo que creíamos que portaba dentro de sí el gen de la longevidad se encuentra en trance de extinción, mientras que lo caduco dura y dura como el conejito de Duracell. El conejito de Duracell está bien, tiene su gracia, pero coño, no da sentido a la vida.

dijous, 7 d’abril del 2011

Hasta hoy

HASTA HOY

En el bar de mi gin tonic de media tarde suelo coincidir con un compañero de barra que además de tener un Rolex le gusta hablar de filosofía y cita todo el tiempo a Platón. Hace poco le pregunté si el Rolex era la versión platónica del objeto reloj y me dijo que sí, sin duda, para añadir enseguida:

-Este que llevo puesto, no. Este es falso. Me dieron el cambiazo en el control de seguridad del aeropuerto.

A continuación me relató una historia inverosímil según la cual un día que volaba a Barcelona, su reloj de marca fue sustituido, dentro del túnel de seguridad por el que atraviesan los objetos metálicos, por una imitación.

-No puedo estar oyendo lo que me estás diciendo- le dije.

-Y no sólo me ha ocurrido con el reloj. Fíjate en este cinturón- añadió desabrochándose la chaqueta.

Se trataba de un cinturón de Loewe, supuse que muy caro.

-¿Qué le ocurre al cinturón?- pregunté.

-Pues que también es falso y también me lo cambiaron en el control de seguridad de la T-4 de Barajas. Como me di cuenta de que hablaba en serio, procuré no llevarle la contraria. Me limité a expresar:

-¡Qué raro!

El indivíduo, que no sé ni cómo se llama, pidió otro gin tonic y comenzó a explayarse sobre el peligro de los túneles en general. Afirmó que hay túneles en los que si no llevas cuidado te cambian hasta el alma y me recomendó que si tenía hijos pequeños (cosa verdaderamente improbable) jamás los montara en esa atracción de feria conocida como el Tren de la Bruja.

-Ahí entra un niño y sale otro. Te crees que has recogido a tu hijo y no, lo que pasa es que te devuelven la misma envoltura, el mismo cuerpo, con un alma distinta.

Empecé a sentir escalofríos, de modo que pagué mi consumición y salí a la calle. Si bien lo que me había contado era increíble desde el punto de vista de la realidad, poseía una extraña verosimilitud desde el punto de vista de la ficción. El caso es que al día siguiente, tuve que tomar un avión y me dio como miedo atravesar el arco de seguridad. Una vez pasado, me sentí extraño, como si me hubieran cambiado el alma. Y hasta hoy.

dilluns, 4 d’abril del 2011

Marketing viral

MARKETING VIRAL

El Ejército de los EE UU va a introducir en internet a falsos navegantes (o quizá a navegantes verdaderos con identidades falsas) a fin de infiltrarse en los foros y las redes sociales para hablar bien de la política estadounidense. Cuentan para ello con un software que permitirá a cada agente desdoblarse en diez identidades distintas. De modo que si usted es habitual de un foro, por ejemplo, de fontaneros en el que alguien, sin venir a cuento, empieza de repente a hablar bien de Guantánamo, no lo dude, se trata de un espía estadounidense. Dirán algunos que lo normal es que se hable viniendo a cuento, pero lo normal es también que las centrales nucleares no estallen y ya ven.

No se trata de un invento nuevo. Se practica desde hace tiempo y recibe el nombre de marketing viral. El problema del marketing viral es que sale cuando él quiere, no cuando tú lo necesitas. De hecho, las editoriales han llevado a cabo estas prácticas con algunos libros sin resultados aparentes. Si usted se encuentra en un foro de literatura, hablando, no sé, de Faulkner, y aparece un internauta recomendando un título reciente, no lo dude: o es el autor o es el padre del autor intentando introducir el virus en el sistema sanguíneo de la Red. Pero la Red cuenta con defensas increíbles y sólo se deja penetrar por lo que se deja penetrar. ¿Con qué criterios? No tenemos ni idea. Por eso los virus, informáticos o no, son tan interesantes.

Ya hemos recordado en otras ocasiones que, cuando Franco, el ministerio del Interior editaba en sus sótanos un Mundo Obrero falso. Se trataba de una publicación del Partido Comunista (a la sazón el partido por antonomasia) y parece que la cosa funcionaba porque el Mundo Obrero falso era a veces mejor que el verdadero. Pero estamos hablando de una época donde todo era analógico. Los espías analógicos funcionaban mejor que los digitales, por eso han provocado tanta literatura, y tan buena. Los espías cibernéticos, en cambio, son un desastre, al menos de momento. La Operación Títere, como ha sido bautizada por el ejército de los EE UU, tiene más posibilidades de fracasar que de salir adelante. No obstante, si les sale bien, no dejen ustedes de avisar a mi editor (o a mi padre, que tiene mucha confianza en lo que hago).

diumenge, 3 d’abril del 2011

Amanece en dos horas

AMANECE EN DOS HORAS

La policía asegura que no y los terroristas que sí. Hemos de decidir a quién creer. ¿Qué se pone en juego en esa decisión? Fundamentalmente, la decencia. Quizá el cuerpo nos pida creer a los terroristas, pero la conciencia no. Mentira y verdad se encuentran en este caso, como en tantos otros, revueltas (que no juntas). Hay mentirosos que a veces dicen la verdad y sinceros que en ocasiones mienten, pero las mentiras de los sinceros contienen más verdad que las verdades de los mentirosos. Todo esto es provisional, claro, y referido a un caso concreto. En cuanto al espectáculo dado por algunos políticos, es tan agotador (también tan repugnante) que tiene uno la tentación de retirarse de lo público, de tomar el camino del silencio, de despegarse de lo colectivo, de dejarse caer para siempre por el tobogán que conduce a uno mismo.

El problema que una vez allí, en las profundidades del propio ser, uno encuentre debates parecidos a aquellos de los que pretendía huir. Los insomnes lo saben. Durante el día, los estímulos que recibimos son tan numerosos, y de tal magnitud, que no nos da tiempo a advertir lo que pensamos de nosotros, sólo lo que pensamos de los demás. Por eso los juicios diurnos son tan sumarísimos. Este es un tal y aquel un cual y el de más allá un fulano. Las radios (especialmente ciertas radios) y los titulares de prensa (unos más que otros también) nos programan. Cuando llegamos a la oficina con un juicio formado (lo de formado es un decir) sabemos a la perfección cómo arreglar lo de Libia, cómo acabar con ETA y qué partido tomar, si el de la verdad mentirosa o el de la mentira verdadera. Somos perfectamente unidimensionales y conocemos perfectamente lo que nos conviene a nosotros y a quienes nos rodean.

Pero el insomnio… Ah, el insomnio. El insomnio son unos ojos abiertos en medio de la nada, de una nada oscura, repleta de bultos amenazantes. Se repliega uno entonces hacia el interior de sí, se refugia uno en su conciencia y comprueba que está habitado por intereses mezquinos y contradictorios. Corremos así el peligro de comprobar que no somos mucho mejores que aquellos a quienes despedazamos. Menos mal que en dos horas amanece.

dissabte, 2 d’abril del 2011

El enigma Zapatero

EL ENIGMA ZAPATERO

Un día, hace ahora cuatro años, una persona muy cercana, mucho, al presidente me dijo:

-Te va a parecer una exageración, pero yo creo que a José Luis, a fondo, a fondo, no lo conoce ni Sonsoles.

Acaba pues de anunciar su retirada un hombre al que no conocemos. Entró como un enigma y se va como un enigma. Pero sabemos de él algunas cosas: por ejemplo, que es el primer presidente de izquierdas que ha gobernado este país desde la democracia; que le ha interesado más la política que el poder; que no ha sabido o no ha querido llevarse bien con los medios de comunicación (y que dio libertad a aquéllos a los que podía controlar (TVE); que durante sus mandatos se ha avanzado en temas de igualdad y derechos civiles más que en los últimos cien años; que es una rara mezcla de ingenuidad y astucia, de humildad y arrogancia; que al menos durante su primera legislatura se creía todo lo que decía; que es un feminista radical. Sabemos también que la derecha, a la que nadie ha irritado tanto como él, ha dicho que su capacidad para el Mal (con mayúsculas) carece de límites, que es un tontiloco, que sus formas suaves ocultan a un lobo sediento de sangre, que es un resentido, un simulador, un visceral con obsesiones políticamente inconfesables, que es un inconsistente, un tonto, un inútil, un bobo, un incapaz, un acomplejado, un cobarde, un prepotente, un mentiroso, un inestable, un desleal, un perezoso, un pardillo, un irresponsable, un revanchista, un débil, un arcángel, un sectario, un radical, un chisgarabís, un maniobrero, un indecente, un loco, un hooligan, un propagandista, un chapucero, un excéntrico, un disimulador, un estafador, un agitador, un fracasado, un triturador constitucional, un malabarista, un mendigo de treguas, un traidor a los muertos...

Sabemos que ha legislado a una velocidad de vértigo sobre lo visible, pero también sobre lo invisible: durante su primer mandato, por ejemplo, se suprimió la tartamudez como causa de exclusión en el acceso al empleo público, se incrementó en un 30% la inserción laboral de personas con discapacidad, se aprobó la ley que reconocía la lengua de signos (una antiquísima reivindicación del colectivo de sordos) y la asistencia gratuita a personas con discapacidad, sabemos que eliminó de la ley del divorcio la necesidad de que hubiera un culpable... Sabemos que cuando afirmaba que se proponía quitar el poder a los poderosos y entregárselo a los ciudadanos estaba convencido de que podría hacerlo.

Sabemos que le dolía de verdad el hecho de que los ciudadanos solo votasen cada cuatro años, mientras que los poderosos lo hicieran todos los días del año. Sabemos que al poco de llegar a La Moncloa dijo que su biografía estaba por llegar. Sabemos que tenía un lado visionario tan peligroso para él como para los contribuyentes. Sabemos que ese lado visionario fue el que le condujo a creer que estaba destinado a acabar del todo con ETA o a detener el avance de la crisis con solo ordenárselo. Sabemos que en septiembre de 2010 se reunió en Nueva York con los banqueros y los representantes de los fondos de inversión más importantes de EE UU para pedirles árnica. Sabemos que aquella reunión fue lo más parecido a la escena de un presidente constitucional solicitando clemencia ante un Gobierno de facto. Sabemos que a partir de entonces (aunque ya antes) Zapatero empezó a hacer todo lo contrario de aquello en lo que había creído. Sabemos que comenzó a gobernar sin convicción. Sabemos que si en ese momento hubiera dimitido, dejando que hicieran el trabajo sucio quienes creían en la necesidad (y en el placer) de ensuciarse, hoy sería un mito de la izquierda. Sabemos que el destino de todos nuestros presidentes es salir mal de La Moncloa. Sabemos que Zapatero creía que escaparía a ese destino. Ya sabemos que no.

Sabemos que dijo que no nos decepcionaría.

Sabemos que nos decepcionó (quizá que se decepcionó a sí mismo).

divendres, 1 d’abril del 2011

Contenidos

CONTENIDOS

Con independencia de la autoridad que concedamos a las opiniones políticas de Botín y demás empresarios, supongamos por un momento que llevaban razón y que lo mejor para el país fuera posponer el dilema sucesorio y agotar la legislatura. Demos por hecho que incluso el PP participara de ese análisis, igual que Izquierda Unida y los partidos nacionalistas. Imaginemos que todos y cada uno de los españoles opináramos lo mismo. Por fin de acuerdo en algo, bien. ¿Pero con qué sustituiríamos entonces el morbo creado en torno al futuro de Zapatero y a la lucha -real o imaginaria- entre Chacón y Rubalcaba? ¿Seríamos capaces de renunciar, en favor de la salud económica, a la telenovela que desde hace tiempo nos sirve la prensa? ¿Con qué material narrativo compensaríamos el espectáculo de las "luchas intestinas del PSOE" o de la excitación contenida de Rajoy, a punto de alcanzar La Moncloa sin necesidad de conquistarla? ¿Nos hemos tomado acaso la molestia de calcular los beneficios que desde el punto de vista de la industria del entretenimiento produciría el anuncio de fuga por parte del presidente del Gobierno? Pensemos en lo que el asunto daría que hablar en las redes sociales, en la tele, en los periódicos, en las tertulias de la radio... Internet ardería, los foros echarían chispas, los blogs políticos roerían el hueso durante semanas, quizá meses... Amortizaríamos de golpe todos los cacharros tecnológicos adquiridos en Navidades y que comenzaban a languidecer por ausencia de contenidos. Contenidos, esta es la cuestión. Hemos llenado nuestra vida de contenedores que ahora es preciso alimentar. La continuidad política provocaría una calma chicha insoportable. Podemos renunciar a lo que la realidad tiene de realidad, pero no a lo que tiene de reality. ¿Habrá pensado Zapatero en todas estas cuestiones? A ver qué nos dice mañana.