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divendres, 25 de novembre del 2005

Aclaraciones

ACLARACIONES

Aclaraciones El País 25.11.2005

Rajoy no necesita que nadie le ayude a explicarse. Es un parlamentario brillante, un orador incisivo, un conferenciante meticuloso. Y si falla, ahí están Acebes y Zaplana, dos cirujanos del verbo, dos miniaturistas de la gramática, dos talentos de la precisión. Nos permitirá, sin embargo, que le echemos una mano para aclarar que la protesta del día 3 contra el Estatuto no es una manifestación contra los catalanes. No se trata de excitar, una vez más, ese anticatalanismo primario y visceral latente en la sociedad española desde que somos niños. No es un regreso a la época del "Pujol, enano, habla castellano". No hay la mínima intención, pese a la cercanía de las navidades y fin de año, de recordar que existen alternativas al cava o a los planes de pensiones de La Caixa.

Tampoco es, créannos, una manifestación contra los homosexuales catalanes. Éstos ya recibieron lo suyo cuando nos manifestamos a favor del celibato. Para nosotros, un homosexual catalán tiene la misma consideración que un marica andaluz, una loca gallega o un sarasa castellano. Ahí no admitimos rasgos diferenciales ni perfiles autonómicos ni coñas identitarias. Ya hablaremos cuando el Constitucional, al que hemos presentado un recurso de amparo, diga lo que tiene que decir. En todo caso, las vías no se agotan aquí. Hay muchos modos de enredar al Parlamento Europeo para que el malestar no cese. También nos importa señalar que por debajo de la manifestación contra el Estatuto, y pese el actual frufrú de sotanas, no estamos propugnando una vuelta al nacional catolicismo. Ese asunto lo despachamos en otra ventanilla.

Insistimos: se trata de una protesta contra el Estatuto, aunque a favor del 90% de los catalanes que lo avalan. Si usted no quiere beber cava, no lo beba otro día; si le apetece meterse con los homosexuales, déjelo para enero o febrero; si ha decidido cambiar de entidad bancaria, hágalo el día anterior, o el siguiente. No cometamos errores por los que nos puedan tachar de intolerantes o fanáticos. ¿Que por qué nos manifestamos en Madrid y no en Cataluña, que sería lo lógico? Para desquitarnos del cero a tres del otro día. Pero no se confundan: tampoco es una manifestación contra el Barça.

divendres, 18 de novembre del 2005

Carta

CARTA

Querido Dios: espero que al recibo de ésta te encuentres bien. Nosotros, mal, como siempre, ahora por un asunto que quizá te interese y que no es fácil resumir en dos palabras. Resulta que una parte de tus fieles pretende que el Estado financie los gastos inherentes a una asignatura de religión. Como son gente muy belicosa, se les dijo en su día que de acuerdo, que las escuelas ofrecerían obligatoriamente esta materia, aunque sería voluntaria para los alumnos. En principio, parecía una solución equitativa, justa, porque ninguna parte imponía su voluntad a la otra. Pero ahora se han descolgado con que a los que no estudien Religión se les penalice de algún modo, para evitar deserciones. No conciben otra forma de difundir tu existencia que a través del BOE, en forma de decreto.

Qué raro que al cabo de los tiempos Dios vuelva a ser lo de siempre: un decreto, un proyecto de ley, una ordenanza impuesta a gritos desde un púlpito radiofónico en el que todos los días se crucifica a alguien en cumplimiento, una vez más, de aquella regla según la cual el crucificado se convertirá en crucificador. Los obispos, que no habían salido nunca a la calle, se han manifestado ya dos veces en lo que va de año, una para exigir a los homosexuales que abracen el celibato, y otra para convertirte en un precepto. ¿Es razonable que individuos que no se movilizan por nada, estando el mundo hecho un cristo (con perdón), se comporten así?

Y muchos piensan que mejor no quejarse porque ahora sólo gritan. Hace poco mataban. De hecho, todavía circulan por ahí versiones de ti en las que apareces como un sanguinario que disfruta viendo inmolarse a los suyos mientras siembran restaurantes, plazas o mercados de cadáveres. ¿Pero cómo va a querer Dios eso?, les preguntas y ellos te aseguran que sí, que eso es lo que quiere Dios, eso y la asignatura de Religión obligatoria. Estas letras, querido Dios, son para pedirte que les envíes una señal de que las cosas no son así (como dice el refrán, cada uno en su casa y Dios en la de todos). Pero no quiero despedirme sin trasladarte un par de preguntas de mi hijo: ¿Por qué has puesto el sexo tan cerca del culo y por qué hay obispos castrenses? Muchas gracias.

diumenge, 13 de novembre del 2005

Un cuerpo con 22 almas

UN CUERPO CON 22 ALMAS

La historia de la humanidad es la historia del cuerpo. El cuerpo viene produciéndonos de su aparición una extrañeza tal que no nos cansamos de representarlo, de reproducirlo, de reinventarlo para desgastar la emoción que nos provoca. La arquitectura, el arte, la mecánica no han hecho otra cosa que copiar el cuerpo o sus partes (¿qué es, si no, una casa, una grúa, una estatua?). La clonación es el conmovedor empeño de reescribirlo de arriba abajo, de forma literal, a la manera en la que Pierre Menard, el personaje de Borges, pretendía reescribir el Quijote.

La lengua es un intento más de comprender el cuerpo por la vía de calcarlo. Una oración gramatical contiene las mismas dosis de morfología, de sintaxis o de semántica que el organismo de un mamífero. Dios no inventó el bazo ni el páncreas ni el intestino grueso, pero creó la lógica que hizo posible la aparición de las vísceras. Si usted le implanta un trozo de su hígado a un familiar, usted no tiene que darle ninguna instrucción a ese fragmento hepático porque él sabe hasta dónde crecer, y en qué dirección. Si usted pronuncia las tres primeras palabras de una oración condicional, la oración sabe perfectamente en qué tiempo debe ir el verbo. Representamos el genoma con las letras del alfabeto porque no hay reflejo más fiel del cuerpo que la lengua, especialmente la escrita. Sorprende la cantidad de información que cabe en una célula, pero no es menos admirable la que cabe en una conjunción.

Álex Grijelmo, en El genio del idioma, demuestra que ningún hablante al que se le propusiera crear un verbo nuevo a partir de un sustantivo preexistente, se le ocurriría terminarlo en er o ir (como temer o partir), sino en ar (como amar). ¿Por qué? Porque hay en el idioma una información genética, un impulso lógico, una poética, que nos obliga, lo pretendamos o no, a terminarlo en ar (nadie deduciría, de chat, chateer o chateir, sino chatear). Cuando movemos los labios, en fin, no decimos lo que queremos nosotros, sino lo que quiere la gramática, del mismo modo que cuando abrimos la mano aparece el número de dedos que quiere la biología.

El español es un cuerpo con 22 almas. Compartimos lo esencial (el sistema endocrino, la circulación sanguínea, el aparato digestivo...), pero nos asaltan dudas puntales en el uso, la pronunciación, la ortografía o el significado de determinadas palabras o locuciones. Un conjunto de sabios de las 22 academias de la lengua española ha superpuesto todas esas almas, como el que superpone un conjunto de esqueletos dibujados sobre papel cebolla, para analizar las diferencias y las semejanzas que hay entre ellas. Tras un trabajo de cinco años, han dado a luz un diccionario normativo que sirve lo mismo para un español que para un ecuatoriano; para un mexicano (¿se debe escribir, por cierto, mexicano o mejicano?) que para un salvadoreño; para un chileno que para un costarricense... Si usted busca el término overbooking, utilizado para expresar que una compañía aérea o un hotel han vendido más plazas de las que disponían, el Diccionario panhispánico de dudas le aconsejará utilizar sobreventa o sobrecontratación, que dicen lo mismo, pero con nuestro hálito. Si usted busca Méjico, le remitirán a México, donde le explicarán el porqué de la equis frente a la jota. Si usted no sabe si escribir pábilo o pabilo, cuba-libre o cubalibre, hondear u ondear, píxel o pixel, máster o master, reúma o reuma, no tiene más que abrir el diccionario y dejarse llevar.

Los diccionarios de dudas gozan de una tradición importante entre nosotros. Son útiles y divertidos a la vez. Personalmente, los consulto con frecuencia, unas veces por necesidad y otras por vicio. El Panhispánico se dirige por igual a los necesitados y a los viciosos. Es claro, sencillo e implacable, pero impone la norma por vía de la argumentación y del ejemplo. Posee además una unidad de estilo que no es común en las obras colectivas. Y hasta aquí hemos llegado, así que punto final (estuve a punto de escribir punto y final, pero consulté el Panhispánico y me disuadió. La denominación punto y final, creada por analogía de las correctas punto y seguido y punto y aparte, es incorrecta).

divendres, 11 de novembre del 2005

Por las nubes

POR LAS NUBES

Es un privilegio disponer de tantas palabras, y a tan buen precio, para explicar las cosas. Por un euro, lo que cuesta un periódico, te enteras del avance de la gripe del pollo, del estado de ánimo de Rouco o del precio de una felación. Debajo de la cabecera de los diarios debería poner todo a un euro. Por esa cantidad le damos también un horóscopo, le informamos de la temperatura de la Bolsa y le resumimos los discursos políticos. No hay nada más barato que las palabras. Bastan 166 pesetas, perdonen la tristeza, para llenar la mesa de la cocina de palabras con las que uno descubre que el mal francés venía incubándose desde los años setenta. Dirá usted que cómo no se evitó un incendio preparado con tanta antelación. Pues porque para evitarlo, además de palabras, se habría necesitado un poco de realidad, y la realidad cuesta un ojo de la cara.

Todo a un euro. La policía ha desmantelado una red que producía 100.000 discos piratas a la semana. Lo increíble es que disponían de películas no estrenadas. La mafia acabará vendiendo copias de películas que aún no han sido rodadas, de novelas que aún no han sido escritas, de canciones que aún no han sido compuestas. La mafia va por delante de la realidad porque invierte en ella. Es la única forma de Estado para la que bajar los impuestos (ese modo de gritar sálvese quien pueda) no es de izquierdas ni de derechas, porque, como están demostrando los franceses, es de tontos.

Todo a un euro, incluido el sudoku. Permítanme además que yo personalmente les regale hoy un trabalenguas. Ahí va: "Los adjudicatarios encargaron la obra a una empresa que subcontrató a otra compañía". Preguntas: ¿Cuántas compañías intervinieron? ¿El gerente de cuál de las empresas subcontratadas acudirá al entierro de los muertos? ¿A cuántos fallecidos tocan por empresa? ¿Cuánta gente sacarán los obispos a la calle para protestar contra el empleo precario?". Por falta de palabras, en fin, que no sea, están tiradas de precio. Ojalá que las que sirven para explicar lo que ocurrió ayer en Francia sirvieran para evitar lo que ocurrirá mañana en España. Pero para eso hay que invertir en realidad, y la realidad está por las nubes. No querrán ustedes que les subamos los impuestos.

divendres, 4 de novembre del 2005

Lástima

LÁSTIMA

Tropezamos tantas veces en la misma piedra porque no escuchamos la voz de la experiencia. Hagámoslo por una vez y concluiremos que el PP adorará en tres o cuatro años el Estatuto tanto como ahora lo detesta. ¿No estuvieron en su día en contra de la Constitución, a la que más tarde convirtieron en un texto sagrado? También se opusieron a la Ley del Divorcio, que Cascos, entre otros cabecillas de ese partido, ha utilizado luego de forma compulsiva. Eso, por no hablar de las firmas que recogieron contra la Ley del Aborto, a la que no tocaron una coma cuando llegaron al poder. Podríamos llenar siete páginas con ejemplos como los señalados, aunque el más conmovedor es que reclamen la vuelta de González y Guerra, a quienes en su día dibujaban con rabo y cuernos. No lo duden, amigos, antes de diez años pedirán la beatificación de Zapatero.

Sabiendo que llegan tarde a todo, parecería inútil discutir. Pero hay que hacerlo, porque se detecta en muchos de sus dirigentes el deseo de tropezar en la misma piedra dos veces, que es lo normal, y no 14 o 15 como vienen haciendo. Es verdad que presentaron ante el Constitucional un recurso contra los matrimonios entre homosexuales, pero lo hicieron de forma clandestina, a la hora de la siesta, para que no trascendiera. Y hasta Esperanza Aguirre cree que fue un error. Esperen a que vuelvan al poder y verán cómo no alteran ni una línea de esa Ley, de la que por entonces muchos de sus militantes habrán abusado tanto como Álvarez Cascos de la del divorcio. No podemos decir quién se casará con quién, porque ni los interesados lo saben. Tal es la ceguera que tienen sobre sí mismos.

Lo malo es que entretanto el pobre Rajoy no puede hablar de vinos sin declarar que brinda con cava en la intimidad; ni de Barcelona sin añadir que no es anticatalanista; ni de sexo sin especificar que no es homófobo; ni de cine sin matizar que no odia a los actores; ni de árabes sin apostillar que no es racista; ni de religión sin jurar que respeta a los agnósticos. A este paso no podrá hablar de ciclismo sin jurar que no aborrece la Vuelta. Y todo por negarse a repasar no ya la historia de España, que, de acuerdo, es muy larga, sino la de PP, que se resume en un par de folios. Lástima.