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divendres, 24 de juny del 2005

Rarezas

RAREZAS

Rarezas El País 24.06.2005

He leído estos días varios artículos de admiradores de Fraga que lo ponían a parir para ensalzar su figura. Si después de haber sido, dicen, ministro de Franco, de haberse ido de caza cuando el Prestige, de gobernar Galicia como un cacique, de hacer declaraciones machistas y homófobas; si después de comportarse como un maleducado con sus propios colaboradores, si tratándose, les falta añadir, de un individuo impresentable, se ha quedado a un paso de la mayoría absoluta, hay que hacerle un monumento. Pero lo que conviene, sobre todo, es tener todo esto en cuenta para no presentar en las próximas elecciones a una persona aseada. El reto es encontrar un clónico de Fraga, quizá un poco más joven, para proporcionar al pueblo gallego un horizonte horrible de varias legislaturas.

Es todo muy raro. Según declaraciones de Xosé Crespo, director de la campaña del PP, acerca de las encuestas, "... el gallego, una cosa es lo que dice y otra lo que piensa". Siempre me ha asombrado que los gallegos no se enfadaran nunca con estas afirmaciones sobre su carácter nacional. Estos días se ha citado también hasta la saciedad, como un elogio, la ocurrencia de Pío Cabanillas al preguntar, tras unas elecciones, "quiénes hemos ganado". Pero como nadie se queja, quizá haya que aceptar que las cosas son como son. Tal vez el gallego, por razones que ahora mismo se nos escapan, dice siempre lo contrario de lo que piensa. En tal caso, los que votaron al PP querrían haber votado al PSOE, de donde se deduce que el que se ha quedado al borde de la mayoría absoluta ha sido Touriño y que Fraga se ha dado una torta histórica.

Por lo visto, eso lo sabe todo el mundo, pero nadie se atreve a hacerlo público por la repugnancia ancestral de ese pueblo a la realidad. Así que, para ser justos, conviene añadir que lo que a Fraga le pide el cuerpo es ser respetuoso, delicado, atento, tierno... Si se comporta como un energúmeno es para ocultar su verdadera naturaleza. En cuanto al voto de la emigración, y siempre según esta teoría, se trataría en realidad de un voto inmigrante, pues algunas papeletas pertenecen a personas que, además de haber nacido fuera de Galicia, jamás la han pisado. Qué raro es todo.

divendres, 17 de juny del 2005

La familia

LA FAMILIA

Imaginen un Estado totalitario en el que la familia estuviera prohibida, de manera que sólo pudiera darse en la clandestinidad. Los cónyuges se harían pasar por sociedades limitadas o anónimas y esconderían a la prole en el armario para no dar con sus huesos en la cárcel. La policía, por su parte, peinaría periódicamente los edificios de las ciudades para desenmascarar a los matrimonios camuflados bajo la apariencia de bufetes jurídicos o dúos musicales. Los ciudadanos de bien denunciarían cualquier indicio de agrupación familiar que observaran en su entorno. "Señor comisario, en el piso de abajo vive un cuñado". "¿Un cuñado? Eso indica algún tipo de actividad familiar. ¿Ha visto algo más?" "Creo que un yerno y una suegra, quizá una nuera, no estoy seguro". "Déme la dirección que enviamos un coche patrulla a todo gas".

Imaginen ahora la noticia del periódico: "La policía descubre en un sótano una familia de siete miembros. Y van cinco en dos meses. La subversión no descansa". Pero esto no sucede en la realidad. Ni siquiera en la ficción, aunque sería un excelente material para una comedia de enredo. Sin embargo, según la Conferencia Episcopal y su brazo político, el PP, la familia está seriamente perseguida y a punto de desaparecer. Suena raro, porque aquí se casan hasta los que están en contra del matrimonio, y lo hacen por la Iglesia, aunque no crean en Dios, porque queda más bonito.

¿De qué persecución hablan entonces? ¿Ustedes saben de alguien a quien se le haya prohibido casarse y tener hijos? ¿Han visto a alguna familia detenida en las dependencias policiales por reunirse a comer paella los domingos? ¿Acaso están las cárceles llenas de abuelos, hijos o nietos acusados de ser abuelos, hijos o nietos? ¿Se han vuelto locos los obispos y el PP? Es todo un desatino. Pero, ya puestos a hablar de persecuciones, tendríamos que mencionar aquélla a la que han sido sometidos, desde hace siglos, los homosexuales. Y por parte de la Iglesia y de los parientes del PP, para decirlo todo. Si alguien se merece una manifestación de apoyo, en fin, son estas personas que, paradójicamente, sólo quieren formar una familia. ¿Pero no se trataba de eso?

divendres, 10 de juny del 2005

Bienvenidos

BIENVENIDOS

Querido Partido Popular: bienvenido a la puta calle, a la pancarta, a la rima poética ingeniosa ("Dónde está / no se ve / al cabrón de Zetapé"). Dios quiera que le hayas cogido el gusto y vuelvas pronto porque la calle, contra la doctrina de Fraga, es de los partidos políticos y de los directores de cine y de los estudiantes y de los obreros y de los auxiliares administrativos y de los poetas y de los notarios y hasta de los registradores de la propiedad. La calle es de todos. En cuanto a las pancartas, basta con que sean verdaderas o agudas. Tampoco pasa nada si resultan un poco mordaces.

Temíamos, querido Partido Popular, que Aznar, en coherencia con su pensamiento filosófico y su rigor mortis, no pudiera salir. Por eso nos dio tanta alegría distinguir su Lacoste entre la multitud. Allí estaba, sí, hecho un pincel, detrás de una pancarta, como un verdadero radical. No sabe cómo le agradecemos que haya logrado radicalizar también a los blandos de Acebes, de Zaplana, de Rajoy; que haya logrado movilizar a la Conferencia Episcopal, desde cuya emisora de radio, hasta ayer mismo, no se escuchaban más que mensajes de paz bobalicones. Bienvenidos a la subversión, queridísimos obispos. Qué alegría este reconocimiento tardío de la calle, este milagro. Ya veréis cómo se os quita la pirosis, el ardor, la úlcera de duodeno. Lo mejor para la digestión es andar y todavía tenéis en el estómago, como una piedra, el 14-M.

Lo que estaría bien, querido Partido, es que ahora te retractaras de las cosas horribles que decías, hace apenas unos meses, de quienes salían a la calle, de quienes desfilaban detrás de las pancartas, de quienes coreaban consignas. No esperes 300 años, que es la media de la Conferencia Episcopal, para pedir disculpas. Bastaría con la publicación de una pequeña nota comentando lo interesante que has encontrado la calle y lo conveniente de que todos, incluido Fraga, la tomen dos o tres veces al año. No pasa nada. Y si te queda sitio, querido Partido, no dejes de añadir una posdata reconociendo de una vez por todas que te sentaste con los asesinos, que negociaste con ellos, que los halagaste diciéndoles cosas que da vergüenza reproducir. Rectificar es de sabios. Gracias.

divendres, 3 de juny del 2005

La memoria

LA MEMORIA

Parece que Adolfo Suárez no recuerda que fue presidente de España ni qué rayos significa esa palabra, España. Los desagües de la historia no se atrancan jamás. Absorben fechas, nombres, acontecimientos a una velocidad de vértigo. "Ése fue ministro con Felipe González", te dicen en el restaurante. Tú lo miras y te parece que es la primera vez que lo ves. Si acaso, te suena de la cola del pan. ¿Qué ha ocurrido? Que lo ha devorado el tiempo hasta convertirlo en esa especie de fantasma. La palabra tiempo no impresiona como no impresiona hablar de los cien mil espectadores de un estadio, pero cambien los espectadores por bocas: cien mil bocas, con veintiocho piezas dentales cada una, sin contar las muelas del juicio, que estamos a punto de perderlo: casi tres millones de dientes. O doscientos mil labios, o dos millones de dedos si incluimos los de los pies... No piensen en el tiempo, sino en los miles de segundos que como termitas nos atraviesan ahora mismo los párpados dejando un montoncito de aserrín sobre las teclas del ordenador.

El tiempo. La memoria. La memoria individual de Adolfo Suárez se ha desleído ya en el océano de la memoria colectiva. Pero a veces llegan a la orilla del presente coágulos o grumos insolubles de aquellos días. La transición, ¿recuerdan? ¿Recuerdan al joven Suárez de la camisa azul? Nos resultaba tan familiar como ese hermano listo y un poco golfo de papá que intuyó antes que nadie el final de la dictadura analógica y el advenimiento de la monarquía digital. Por esas mismas fechas, Fraga Iribarne se refugiaba en la extrema derecha, con los siete magníficos. ¿No se acuerdan de los siete magníficos, aquel conjunto de fascistas recalcitrantes que pensaban más en el coche oficial que en la gobernabilidad de España, España, España, una cosa que ni Adolfo Suárez, que la presidió, recuerda en estos momentos lo que es?

Para averiguarlo, y después de años de amnesia, se han empezado a destapar al fin las fosas comunes del franquismo. En esas sepulturas sin nombre se esconde gran parte de la memoria histórica de este país y, por lo tanto, de su verdadera identidad. Si el número de esqueletos no le dice a usted nada, piénselo en corazones rotos.