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diumenge, 27 de febrer del 2011

La realidad es aleatoria

LA REALIDAD ES ALEATORIA


La situación actual del mundo árabe nos ha dado, una vez más, la oportunidad de fingir que entendemos el mundo. Abres el periódico o enciendes la radio y encuentras decenas de análisis que explican razonablemente lo ocurrido. Si tú no te habías dado cuenta, era porque no permanecías suficientemente atento a la pantalla. En el metro, en el autobús, en el bar, en la cena del sábado con los amigos, se repiten los argumentos escuchados o leídos en una ceremonia dirigida exclusivamente a representar que entendemos. Pero no entendemos. Todo lo que ahora se dice de Gadafi se podría haber dicho, por ejemplo, cuando le regaló un caballo a Aznar. O antes de que se lo regalara, da lo mismo. Se podía haber dicho hace quince días. Pero no se dijo. Y no se dijo porque el mundo, la realidad, la situación, el contexto, como ustedes quieran, es incomprensible. ¿Resulta duro admitirlo? Claro. Como resulta duro admitir que somos víctimas del azar. Por eso hablamos y actuamos como si fuéramos el resultado de una planificación. Me gustaría a mí saber cuáles son exactamente las proporciones entre lo planificado y lo llevado a cabo. Y esto sirve tanto para la vida privada como para la pública. Hace un mes pedí hora al dentista, que me la dio con quince días (lo que tarda en caducar un yogur). Sólo que el día anterior se murió el pobre de un infarto. ¿Que estaba gordo? Sí. ¿Que tenía problemas de tensión? También. Pero por qué fue a morirse precisamente ese día. Pues porque sí, por las mismas razones por las que el coche nos deja tirados un martes en lugar de un miércoles. No comprendemos del todo el microondas, pero pretendemos entender el mundo. Rodrigo Rato, una de las estrellas del universo económico, ni siquiera olió la crisis cuando dirigía el FMI, que constituye uno de los mejores observatorios de la marcha del universo. No se lo reprochamos. Nadie vio nada, ni siquiera los que, como el mencionado, cobraban por ver. Da gusto leer a toro pasado los análisis de estos días sobre el 23 F, que nos cogió, digamos la verdad, como esa mañana en la que abrimos el ordenador y no funciona. ¿Por qué no funciona? Por un fallo aleatorio, que diría un técnico. Pues la realidad es aleatoria.

dissabte, 26 de febrer del 2011

Llevárselo crudo

LLEVÁRSELO CRUDO

Lo de Ruiz Mateos hace una gracia relativa. Quiere decirse que nos reiríamos si no nos lo impidieran nuestros principios (él no se suicida porque se lo impiden los suyos). Piensas en los trabajadores de esas empresas, en los proveedores a los que ha dejado colgados, en el agujero que le ha hecho a la Seguridad Social, incluso en los inversores que le creyeron de buena fe y te das cuenta de que el asunto no es para reírse, aunque él siga haciendo chistes. Se produce aquí una tensión clara entre la comedia y el drama. Observas con atención la fotografía de toda esa familia pintoresca y te dices: «Hombre, es de risa». Escuchas las reflexiones filosóficas del capo acerca del suicidio y casi sueltas la carcajada. Lees las declaraciones de uno de los hijos asegurando que venderán sus casas para pagar hasta el último céntimo y no das crédito.

Total, que si te ríes te sientes mal y si lloras, también. Ruiz Mateos fue siempre una combinación imposible de tragedia griega y astracanada carpetovetónica. Cuando creíamos que lo había hecho todo en el terreno de la representación teatral (incluida la agresión con tarta a un enemigo), le regaló a su señora un club de fútbol de enorme sabor castizo. Le ponía a uno los pelos de punta ver a la atroz doña Teresa comprobando el estado físico de sus jugadores. Hay una España que no nos abandona nunca, aunque se gestione desde Holanda o desde paraísos fiscales. Aun en el caso de que España se convirtiera, toda ella, en una terminación nerviosa de un edén financiero, conservaría aún esa gracia autóctona de la que Ruiz Mateos y familia son fieles exponentes.

Lo mejor, con todo, es que el jefe del clan no pueda quitarse de en medio, porque sus creencias religiosas le impiden darse un tiro. No sabemos si esa información da risa o pena. Y así vivimos, entre la carcajada y el estertor, que tanto se parecen. Te acercas a socorrer a un amigo porque crees que se muere y resulta que está tronchándose de la risa. Y viceversa. Personajes como Ruiz Mateos y familia contribuyen mucho a esta confusión. La mezcla de religiosidad, negocios y familia tendría su gracia si averiguáramos quién se lo ha llevado crudo.

divendres, 25 de febrer del 2011

En marcha

EN MARCHA

¿No ha tenido usted nunca la sensación de haber sido expulsado de su vida como cuando nos apeamos accidentalmente del autobús en la parada que no es? El autobús o la vida siguen su marcha, alejándose de nosotros, que los perdemos de vista cuando doblan la esquina. Continúan existiendo, pero en una dimensión lejana, en la que atraviesan calles o plazas que quedan fuera ya de nuestro alcance. ¿Y nosotros? ¿Qué hacer cuando uno se queda fuera de su propia vida? Hay quien se atiborra de ansiolíticos o somníferos. Hay quien se entrega al alcohol. Hay quien se dedica a hacer dinero... Todo ello para acostarse zombi, levantarse zombi y pasar el día zombi. De ese modo, no echas tanto de menos la vida de la que has sido expulsado (o de la que te has caído, o que has abandonado en un movimiento entre voluntario y no). Muchos, en un intento de recuperar esa vida, leen los libros o revisan el cine o retoman los hábitos que recuerdan ligados a ella. Pero lo cierto es que, fuera de la propia existencia, todos esos placeres carecen de emoción. Se le caen a uno de la mano las mejores novelas, abandona a medias las películas en otro tiempo más estimulantes, le resultan opacos los paisajes que le hicieron llorar. Los hay que se resignan, aceptando lo ocurrido como una suerte de jubilación anticipada y forzosa, una especie de pequeña muerte a la que tarde o temprano, a base de sofá y telebasura, piensan, se acostumbrarán. Pero la mayoría, me gusta imaginar, espera tenazmente el regreso de esa vida, desde donde quiera que esté, para subirse de nuevo a ella, y vivirla, en esta oportunidad, con mayor frenesí que antes. La mitad de la gente que vemos bajo las marquesinas callejeras -yo entre ellos- fingiendo esperar al autobús, esperan en realidad que vuelva a pasar su vida por delante para retomarla de nuevo, aunque sea en marcha.

diumenge, 20 de febrer del 2011

Un momento histórico

UN MOMENTO HISTÓRICO

Significa algo el hecho (y el cohecho) de que cuanto más imputa la justicia a Camps, mejor le va en las encuestas? Es que no se trata de un caso único: ahí tienen a Fabra, por no citar a Berlusconi, cuyos momentos de gloria han coincidido con sus acciones más rastreras. Dicen que su popularidad comienza a decrecer, pero no se fíen, lo mismo está tomando impulso. En cuanto a Rajoy, a medida que baja en la valoración ciudadana, mayores son también sus expectativas de voto. Es como si hubiéramos decidido que gobernara porque no nos gusta. Y vemos los programas basura de la tele por eso mismo, porque nos parecen repugnantes. Y nos damos a las hamburguesas por lo que tienen de materia fecal. Y pese a que ahora mismo deberíamos estar más despiertos que nunca, consumimos somníferos por un tubo. Quizá la humanidad ha entrado en una era caracterizada por el apoyo a lo que le hace daño. De ahí también el aumento de la polución, del ruido, de las alergias y de los politonos.

-¿Crees que este abrigo me queda lo suficientemente mal?

-Te queda horrible.

-Pues me lo llevo, porque además es muy caro.

A ver cómo salimos de este invierno raro y contradictorio. De momento, voy a volver a fumar para perfeccionar la bronquitis y recuperar la tos, que empezaba a perderla. Y no es por nada, queridos empresarios, pero seguramente ha llegado la hora de inaugurar una lotería negativa, como la del cuento de Borges (La lotería de Babel). Es decir, un juego de azar en el que los premios fueran castigos. ¿Que te toca el Gordo? Pues te cortan la mano derecha, por ejemplo. No importa, puedes seguir apostando con la izquierda, que estaría chupado perderla: bastaría con la terminación.

Tal como están las cosas, y dado el furor electoral que provocan Camps y Cía., pronto exigiríamos que el primer premio fuera la muerte. Haríamos colas infinitas en las administraciones de lotería para obtener nuestro décimo. Es lo que se deduce de la lectura de la prensa, y de las informaciones de los telediarios. Si se presenta a la próximas elecciones Jack el Destripador, con Al Capone de segundo, arrasan. ¿Es o no es un momento histórico?

dissabte, 19 de febrer del 2011

¡Menudo chollo!

¡MENUDO CHOLLO!

Hace meses, un taxista me preguntó si disponía de 50.000 euros.

—¿Es lo que me va a costar la carrera? —pregunté.

—No, es la cantidad mínima que puede usted invertir en la Nueva Rumasa de Ruiz Mateos.

—Yo ya lo perdí todo en Afinsa y en Forum Filatélico —bromeé.

—No compare —se ofendió el taxista.

—No comparo, sólo digo que carezco de liquidez.

El término liquidez resulta ambiguo. Pueden usarlo con la misma propiedad un mendigo y un multimillonario. A veces significa que no tienes nada y en otros que sólo tienes propiedades. En cualquier caso, desconfía siempre de alguien que no tiene «liquidez». Viene a por ella y tú eres su víctima.

Nueva Rumasa llevaba meses anunciando a toda pastilla la emisión de unos pagarés cuya rentabilidad, altísima, estaba «garantizada». La publicidad, a doble página en los periódicos, y a todo color en la tele, resultaba tan convincente que daban ganas de saquear la cuenta corriente de la abuela. Te ofrecían la posibilidad de ser uno de los dueños de un grupo de empresas gigantesco, casi todas relacionadas con la alimentación. Confieso que conociendo al personaje, dejé de comprar flan Dhul y leche Clesa, además de determinadas bebidas alcohólicas. Me daba aprensión la idea de que Ruiz Mateos hubiera metido las manos en cosas que yo me iba a llevar a la boca. Pero la publicidad era muy buena. El taxista citado más arriba había metido todos sus ahorros y ahora, además de tener un taxi, era socio de un conglomerado mercantil cuyo valor de mercado era de miles de millones (de euros).

Ayer, casualidades de la vida, volví a caer en el mismo taxi. El conductor no me reconoció, yo sí. Le dije que si disponía de 50.000 euros era el momento de invertirlos en Nueva Rumasa. Me miró a través del espejo y entonces sí, cayó en la cuenta. Por fortuna para él, tenía una explicación a lo sucedido: Ruiz Mateos era víctima de una persecución organizada por el gobierno socialista. Pensé que, después de todo, el hombre no había invertido mal su dinero. ¡50.000 euros a cambio de sentirte perseguido por el gobierno de la octava o la novena potencia mundial! ¡Menudo chollo!

divendres, 18 de febrer del 2011

Un mundo raro

UN MUNDO RARO

¿Y si el universo, con todos sus seres, hubiera nacido digital y al cabo de los siglos hubiéramos inventado (o descubierto) el mundo analógico? ¿Migraríamos desde los bits a los átomos con la pasión con la que vamos de los átomos a los bits? ¿Nos despertaríamos a medianoche para abrir el ordenador y a través de su pantalla ingresar en el extraño territorio de los seres de carne y hueso? ¿Encontraríamos tanto placer en navegar por la realidad analógica como el que nos proporcionan nuestras excursiones a la digital? ¿En cuál de las dos habría más peligros, más trampas, más insectos? ¿Tendríamos miedo de que nuestros hijos adolescentes, tras encerrarse en su cuarto, se fugaran a través del ordenador al mundo que hoy conocemos como real, con sus plazas y sus avenidas y sus tiendas de chinos? ¡Qué asombroso resultaría, para los nativos del mundo virtual, recorrer esas calles de tres dimensiones (cuatro, si añadiéramos la del tiempo), penetrar en dormitorios anchos y altos y profundos, follar con cuerpos llenos de sangre, a 37 grados de temperatura, y dotados de una plasticidad mortal! ¡Cómo nos asombraría esa región vista desde la otra! ¡Con qué pánico nos acercaríamos cada día al portátil, como el que se acerca a una grieta dimensional por la que se accede a un mundo raro! ¡Y qué perturbador resultaría, sabiéndonos digitales, tener hijos analógicos, procedentes de nuestras excursiones al otro lado de la pantalla, al otro lado de la vida! ¿Serían los individuos de carne y hueso los neandertales de los engendrados con bits o viceversa? Me pregunto también si cuando muriéramos en el mundo de los bits, nuestros cuerpos continuarían dando vueltas en el de los átomos. Y por último: ¿existe ya la posibilidad de nacer completamente digital para adquirir posteriormente, desde esa naturaleza sutil, una identidad analógica?

dilluns, 14 de febrer del 2011

Entender el mundo

ENTENDER EL MUNDO

Me llevaron a un circo de tres pistas, lo que resultó doloroso, pues no logré concentrarme en ninguna. Peor aún: aquella en la que sucedía lo más interesante era la más lejana (lo más interesante, entonces, eran las trapecistas ligeras de ropa.) Expresé al salir mi opinión sobre los circos de tres pistas y mis padres me miraron mal, como si no supiera valorar lo que me daban. Les faltó añadir que cuando ellos eran pequeños sólo había circos de una pista, o de ninguna. Los remordimientos provocados por mi ingratitud no lograron apearme de mis convicciones (la relación entre los remordimientos y las ideas es difícil). El mundo, desde aquella tarde de mi infancia, se ha vuelto más complicado. Un hombre actual recibe en un solo día más información (aunque no más conocimiento) que la que mi padre recibió a lo largo de toda su existencia.

Quiere decirse que el mundo ha esdevenido en un circo de miles de pistas. ¿A cual atender, a la de Haití, a la de Egipto, a la de Túnez, a la de Alemania, a la de Sierra Leona, a la de China, a la de Corea? Todo ello por no hablar de las más próximas. ¿Se presentará Zapatero a las próximas elecciones? ¿Lo sustituirá Rubalcaba? ¿Está el PSOE haciéndole el trabajo sucio al PP? ¿A qué edad podremos jubilarnos, con qué pensión, etc.? Ya decimos, cientos o miles de pistas, todas al alcance de un telediario o de un periódico o de internet. Resulta imposible no irse a la cama lleno de remordimientos. Nuestros padres o nuestros abuelos apenas disponían de dos o tres pistas informativas. Y la prensa de la época carecía de suplementos económicos, literarios, de salud...

Ahí es donde comienza la mala relación entre las ideas y los remordimientos. Te culpas de no estar suficientemente al día, de no leer todas las críticas de arte, de no estudiar con la debida atención todos los artículos de Paul Krugman, de no comprender todos los adelantos tecnológicos, de utilizar el móvil sólo como teléfono, de no haber leído todas las instrucciones del microondas... Te sientes mal, en fin, por no entender el universo, con todos sus agujeros negros. Parece que escuchas la voz de tu padre: "En nuestra época nos limitábamos a no entender el barrio".

diumenge, 13 de febrer del 2011

Cuestión de principios

CUESTIÓN DE PRINCIPIOS

No se pierdan la frase de Bono a Obiang: «Son más las cosas que nos unen que las que nos separan.». Esa primera persona del plural, «nos», resulta equívoca. No sabemos si sólo incluye al dictador y él mismo, al dictador y a los miembros de la delegación, o a los españoles y al dictador. En todo caso, lamentamos que no fuera capaz de enumerar con cierto detalle lo que les une (o nos une) y les separa (o nos separa). Parece que recurrió a ambigüedades tales como el idioma (para lo que «nos une») y a las concepciones políticas (para lo que «nos separa»). Pero eso no vale, es trampa, primero porque llamar concepción política a lo de Obiang es una aberración. Segundo, porque los crímenes cometidos en español son tan condenables como los cometidos en inglés u otro idioma.

En cierta ocasión escuché decir a Bono que convenía vivir como se era para no acabar siendo como se vivía. Algo así. La frase admite diversas variantes. Por ejemplo: conviene hablar como se es para no acabar siendo como se habla. Ignoramos si Bono habla como es o como no es. También si ha acabado siendo como vive o como no vive. De hecho, según los expertos en política y relaciones internacionales, nadie le obligaba a hacer este viaje al corazón de las tinieblas. La tercera autoridad del Estado no tiene necesidad ninguna de encabezar delegaciones comerciales de esta naturaleza. O sea, que se lo podía haber ahorrado. Lo que no sabemos es si ahorrárselo habría significado que se comportaba como es o como no es.

Todo muy confuso. Entre los acompañantes de Bono se encontraba Gustavo de Arístegui, un señor del PP al que los dictadores le producen urticaria. Busquen ustedes sus declaraciones acerca de Castro o de Chávez y se extrañarán, lógicamente, de que haya viajado a Guinea con la alegría que lo ha hecho, y manteniendo la boca cerrada. Podríamos decir que está el tema del petróleo. Pero Arístegui se mueve más por principios, o de eso presume. Pasará a la historia por la frase: «Estamos en Irak por principios». A lo mejor no hemos entendido a qué principios se refiere. O a lo mejor ha empezado también a ser como vive, o como habla. Es lo que le pasó al pobre Obiang.

dissabte, 12 de febrer del 2011

Imaginaciones

IMAGINACIONES

El alcalde de Madrid se vanagloriaba en una reciente entrevista radiofónica del aire puro que se respiraba en Madrid. Ignoramos si el entrevistador o él llevaban puesta en ese momento una mascarilla, pero muchos de los que escuchábamos sí. Por prescripción facultativa. Me lo dijo el médico:

- No esperes curarte esa bronquitis en este Madrid tan contaminado.

- No puedo irme, no ahora.

- Pues ponte una mascarilla. Aunque no sirve para nada, quizá te funcione el efecto placebo.

Así estaba yo tosiendo, a la espera del efecto placebo, mientras me tragaba las partículas aéreas de basura a las que el alcalde llamaba aire purísimo. Claro que Gallaardón también dice que una deuda de 7.000 millones no es una deuda. Y que Rajoy es un líder nato. Y que Ana Botella es una rebelde. Por cierto que también Ana Botella salió en la radio, al día siguiente de su jefe, para afirmar que lo que asfixiaba a los madrileños no eran las dioxinas, sino el paro, como si no fuera posible que te ahogaran dos cosas a la vez. En los manuales de suicidio se aconseja a los aficionados al tiro en la sien que se lo den con la soga atada al cuello, para ahorcarse al caer, por si fallara la bala. En Madrid, cuando falla el dióxido de carbono, te corta la respiración el paro.

Hay gente con una doble personalidad alternativa. Es el caso del doctor Jeckyll, que por las noches es Hyde. Algunos políticos pueden ser las dos cosas a la vez, en el mismo instante, o sea, de forma simultánea. No es fácil. Viene a ser como freír y no freír al mismo tiempo un huevo. O como toser y no toser a la vez. En Madrid disfrutamos sincrónicamente de un aire pestífero y puro, de una atmósfera legal e ilegal. De modo que tienes que quejarte y alegrarte de ella a la vez. Es la consecuencia de tener un alcalde que es y no es alcalde, que es y no es político, que aspira y no aspira a presidir el gobierno de la nación. Los ciudadanos, menos polivalentes que Gallardón y Ana Botella, sólo somos capaces de hacer una cosa. De momento, nos envenenamos con esta atmósfera letal inexistente y pagamos con unos impuestos del copón una deuda imaginaria.

divendres, 11 de febrer del 2011

Fingimientos

FINGIMIENTOS


De las declaraciones de los dirigentes del PSOE se deduce que ser de izquierdas pasa ahora mismo por adoptar decisiones políticas de derechas. Es lo que les ocurre a los bajos, que para llegar al estante del arroz han de comportarse como si fueran altos. Y a los antimilitaristas, que sostienen con sus impuestos al ejército. Y a los laicos, obligados a subvencionar a las religiones. Y a las embarazadas, que en las entrevistas de trabajo deben jurar que son estériles. Por la megafonía acaban de informar de que en este aeropuerto solo se utiliza la megafonía para informar de que no se informa, así que empiezo a buscarme la vida. Soy lo que se dice un alfeñique, pero he de actuar como un atleta ya que las distancias en la T-4 de Barajas son infinitas y a veces, en el último minuto, te cambian el número de puerta. Ya en el avión, he de fingir que mis articulaciones son las de un chaval, de otro modo me rompería al embutirme en la ranura que la compañía aérea llama asiento. Y aunque llevo cuatro periódicos, he de actuar como si no llevara ninguno, pues parece improbable abrirlos dentro de esta grieta. No tengo sueño, pero hago como que sí y cierro los ojos. Me acuerdo entonces de un profesor que negaba científicamente la existencia del frío para reírse con crueldad de nuestros sabañones (ahora habría negado científicamente la existencia de soluciones económicas de izquierdas para salir del lío en el que nos ha metido la derecha ecuménica). Los alumnos más listos se quitaban entonces los guantes rotos y el abrigo astroso y aparentaban limpiarse el sudor. Los más tontos, a ver, hacíamos lo mismo.

La vida ha sido una negociación continua (y fracasada) con la derecha, la estatura, las distancias, los músculos, las Fuerzas Armadas, las religiones, la pobreza, la clase turística, el frío, la jubilación... La vida es una mierda.

dijous, 10 de febrer del 2011

Ardor de estómago

ARDOR DE ESTÓMAGO

Leo que el intestino humano es un aunténtico planeta para las bacterias. Unos diez millones de ellas, pertenecientes a más de mil especies diferentes, haraganean por nuestras entrañas. Y menos mal, porque si nos las quitaran enfermaríamos. Esos seres vivos que nos habitan cumplen funciones esenciales relacionadas con la digestión de los alimentos (y quizá de los afectos). Diez millones de habitantes, se dice pronto. Las bacterias ignoran que su hábitat natural es un intestino del mismo modo que nosotros carecemos de una idea exacta de nuestra posición en el universo. En cualquier caso, la noche y el día, el invierno y el verano, la lluvia y la sequía, podrían constituir las diferentes fases de la digestión de un ser gigantesco en cuyo interior nos ha tocado pasar la existencia. El cosmos es como un conjunto de cajas chinas. Todo lo existente pertenece al aparato digestivo de un ser más grande.

Hay animales sin ojos, animales sin piernas, animales sin pulmones, sin dientes, sin oídos, etdc., pero no hay ningún individuo sin estómago. La naturaleza tiene una fijación rara con este órgano. Muchos seres vivos estamos atravesados, en nuestro centro, por un tubo dedicado exclusivamente a las funciones digestivas. Sería más consolador, quizá, que el eje en torno al cual se dispone el resto del cuerpo fuera un cerebro, pero no, es un aparato preparado para recibir el alimento y obtener lo que nos interesa de él, arrojando las sobras por la parte de atrás. La vida podría ser un asunto exclusivamente metabólico, un programa de absorción, de desintegración. Desde el nacimiento hasta la muerte, nuestro cuerpo y nuestro espíritu van sufriendo unos cambios muy semejantes a los que observamos en el bolo alimenticio. Unos jugos externos, no siempre visibles, nos transforman, nos arrugan, nos ablandan, nos envejecen, por decirlo rápido, hasta que estamos listos para ser expulsados. La naturaleza, tal como intuíamos en las primeras líneas, está poseída por un pensamiento gástrico. Conocemos más o menos bien al servicio de qué están las bacterias que nos habitan, pero no tenemos ni idea de a quién facilitamos nosotros la digestión. Lo único cierto es que, sea quien sea, tiene ardor de estómago. Y gases.

dilluns, 7 de febrer del 2011

Pésame

PÉSAME

Ahora que la vida dura mucho, las cosas duran poco. Mi cadena de música ha devenido en una antigualla, lo mismo que mi móvil o mi ordenador. Tampoco duran los sistemas filosóficos ni las novelas ni los poemas. En cuanto a las ideas, las ideas, digo, de andar por casa, de salir a pasear, las ideas con las que uno toma el autobús o sale del metro, las ideas para el desayuno familiar o la cena de empresa, todas esas ideas duran ya menos que un paquete de kleenex en enero. Si usted tiene una idea acerca del funcionamiento de Internet, tírela a la basura antes de formularla en una reunión, porque se trata, no lo dude, de una idea muerta. Las ideas nacen muertas, igual que los congresos de los partidos. Vimos el del PP y parecía que lo acababan de extraer del congelador. Ni siquiera se habían molestado en sacarlo la noche antes, para que cogiera la temperatura del ambiente poco a poco. Dentro de nada, los alimentos vendrán caducados de fábrica.

Todo ha caducado. Hay días en los que se levanta uno con la impresión de que la realidad entera ha caducado hace mil años. Han caducado las formas de hacer política y de hacer el bacalao al pil pil. Han caducado la gramática, la escuela, la vejez, la adolescencia… Quizá hemos caducado nosotros. El peligro de aumentar tanto la esperanza de vida es que la vida caduque antes de que llegue la muerte. He ahí una contradicción dolorosa: la de caducar y continuar vivo. Todo llega muerto al ojo. Todos llegamos muertos al ojo del otro. Lo que veo y lo que leo ya no existe en la realidad. Brilla aún, como brilla un yogur caducado, pero no hay nada detrás de ese fuego fatuo.

¿Cuánto duran las fotografías obtenidas con el teléfono móvil? ¿Adónde van a parar la mayoría de ellas? ¿Cuánto duran el «te quiero» de un sms, cuánto los 140 caracteres apasionados de un twitter, cuánto una promesa electoral? Vivimos en el vértigo, pero también el vértigo caduca, desaparece, muere. De hecho, vivimos sin vértigo; de hecho, es dudoso que se pueda llamar vida a este tinglado. Están caducando los periódicos, que aseguraban a los acontecimientos una existencia de 24 horas. También el día de 24 horas, 23 en Canarias, se ha extinguido. Le acompaño en el sentimiento.

diumenge, 6 de febrer del 2011

Historiales clínicos

HISTORIALES CLÍNICOS

Oliver Sacks relata en sus libros casos notables de percepción: personas que sólo ven en el espejo su lado izquierdo, gente que al despertarse no reconoce como propia una de sus piernas, individuos que tienen en sus rostros puntos ciegos, es decir, zonas que no logran ver y que por lo tanto no se afeitan, etc. El cerebro es un misterio. Hay sujetos que un día, al levantarse de la cama, se dan cuenta de que su familia, siendo en apariencia la de todos los días, está formada en realidad por una panda de impostores. Esa hija que le besa y le da los buenos días no es su hija, ni esa esposa que le ofrece con la mejor de sus sonrisas un café es su verdadera esposa. Pocos relatos tan apasionantes como los relatos clínicos procedentes del mundo de la psiquiatría.

El otro día, en el transcurso de una entrevista en directo, Rajoy no reconoció su propia letra. Sucedió en Veo7, con Pedro J. Ramírez de entrevistador y moderador. Una chica del público preguntó a Rajoy por la fórmula de su programa electoral para fomentar el empleo joven, a lo que el líder del PP comenzó a titubear como si no hubiera entendido la palabra empleo, o la palabra joven, quizá como si no hubiera captado, en general, el sentido de la pregunta. Tras siete segundos (una eternidad) de vacilaciones, Rajoy confesó: «Me ha pasado una cosa verdaderamente notable, que lo he escrito aquí y no entiendo mi letra». Sin duda, no entender la propia letra no es lo mismo que no reconocer la propia pierna, o a la propia familia, pero tiene su aquél, sobre todo en un político con aspiraciones a gobernar. Lo más sorprendente, con todo, fue su falta de reflejos, pues podía haberse limitado a fingir que la entendía y responder.

Y respondió, pero fíjense lo que dijo: «María, cuanto más sepas, cuanto mejor te formes, cuanto más te preocupes, cuanta más vida tengas…, mucho mejor y muchas más posibilidades». Le faltó añadir que tampoco le vendrían mal unos superpoderes, que quizá era lo que llevaba escrito y no entendió. Creo que sucedió el mismo día en el que David Bisbal hizo a través de Twitter su genial análisis de la crisis egipcia, pero ignoramos si lo de Rajoy obedecía a la misma patología. En todo caso, querida María, fíjate a dónde ha llegado don Mariano sin entender su letra.

dissabte, 5 de febrer del 2011

No es lo mismo

NO ES LO MISMO

Hay que ir al médico cuando se está bien y escribir cuando se está mal. Pero en España lo hacemos al revés: escribimos cuando nos encontramos bien y acudimos a la consulta cuando nos encontramos mal. Lo decía un endocrino muy sabio, ya fallecido, que estaba harto de tratar a enfermos cuando lo que a él le gustaba era la medicina preventiva. Los departamentos de conservación, en las grandes empresas o instituciones, no están para arreglar lo que se estropea, sino para evitar que se estropee. En el Museo del Prado no esperan a que el cuadro de Las Meninas coja la gripe. Impiden que la coja, que es lo bueno. ¿Comprenden ahora por qué hay que ir al médico cuando se está sano? Para eso, para no tener que ir cuando se está enfermo, que entonces cuesta un riñón sacarle a uno del apuro.

En cuanto a lo de escribir cuando se está mal, es un modo de decir que sin conflicto no hay escritura creativa. A veces, sin conflicto, tampoco hay salud, o se trata de una salud boba, una salud insalubre, si me permiten la contradicción. No decimos, naturalmente, que no sea posible escribir desde la felicidad. De hecho, no hay conflicto mayor en el mundo que la dicha. La dicha provoca fiebre, euforia y, con frecuencia, granos. El problema de escribir desde la plenitud es que al primer párrafo desaparece, se la traga la escritura y la persona feliz se vuelve desgraciada. Si usted quiere ser feliz, dedíquese a otra cosa, pero no a la escritura creativa. Lo contrario de la escritura creativa es el Código Civil. La escritura de prospectos para la industria farmacéutica, sin embargo, es pura poesía. Lo digo por experiencia: soy el redactor de un texto que acompaña a un conocido fármaco de lágrimas artificiales. Lloré escribiéndolo.

Viene todo esto a cuento de que el llamado Informe Soria, financiado por los laboratorios Abbott, suspende al sistema sanitario español en lo que se refiere a la prevención de las enfermedades. La gente llega al médico cuando está hecha polvo y encima le dan hora para dentro de tres meses. Durante la espera, escriben una novela horrorosa porque no es lo mismo estar mal que estar enfermo.

divendres, 4 de febrer del 2011

Escayolas

ESCAYOLAS

Los asaltantes del Museo Egipcio, en las revueltas contra Mubarak, saquearon la tienda de la institución tomándola por una sala de exposiciones verdadera. Les parecían más auténticas las réplicas de los objetos originales que los objetos originales, actitud rabiosamente posmoderna, o fieramente contemporánea, como ustedes prefieran. Si el Museo del Prado tuviera dos versiones, la más visitada, no lo duden, sería la falsa. El mundo entero está fascinado por la copia. De hecho, vivimos en democracias aparentes, donde los presidentes fingen presidir, los ministros administrar y los subsecretarios... (ni idea de a qué se dedican los subsecretarios). La imitación es tan fiel que las autoridades políticas han acabado creyéndose que dirigen el mundo. Ahí los tienen, yendo de un lado a otro en sus coches oficiales de juguete, completamente convencidos de que mandan al modo en que nosotros creemos que los votamos. Si hubiera dos Españas, una genuina y otra falsa, también elegiríamos la falsa, quizá la hayamos elegido ya, pues no hay manera de distinguirla de la auténtica, con su paro brutal, y su burbuja inmobiliaria endémica y su corrupción de siempre y su judicatura selectivamente lenta y sus díaz ferrán y sus rajoys y sus cospedales y sus camps y sus fabras y sus ministros y sus sindicatos de papel, todos tan preocupados por el bienestar de nosotros, los ciudadanos, que hemos devenido en una imitación casi perfecta de los ciudadanos de verdad. No debería tomarse a broma el hecho de que los egipcios tomaran la tienda del museo por una de sus salas, tal vez ni siquiera fue un error, sino una decisión consciente. Tanto si lo primero como si lo segundo, la idea es que se conformarán con una apariencia de cambio al modo en que nosotros nos conformamos con una reproducción en escayola del llamado Estado de derecho.