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divendres, 26 de maig del 2006

Expertos

EXPERTOS

Un grupo de expertos comentaba en la radio las oscilaciones de la Bolsa. Coincidían en que era tan difícil predecir el futuro bursátil (qué palabra) como enumerar las causas de lo que sucedía en el presente. A las presiones del director del programa, uno de ellos añadió que todo dependería del estado de ánimo del dinero. Esto ocurría a las nueve de la mañana, cuando la radio lucha por obtener las mayores cotas de credibilidad, pero los analistas, en lugar de hablar de variables económicas, hablaban de emociones. Calificaron al dinero de sujeto cobarde, sin personalidad: una especie de alimaña que en las situaciones de pánico huía en cualquier dirección, incluso en la más contraproducente para sus intereses.

El dinero, en fin, estaba asustado. Se iba de la Bolsa porque el "parqué" había empezado a dar síntomas de cansancio (lo que en términos clínicos llamamos depresión), pero lo raro -añadían- es que no había buscado refugio en la renta fija, que es donde se refugia el capital cobarde. Yo iba paseando a mi perro, con los periódicos debajo del brazo, y me tenía que pellizcar para admitir que no estaba dormido. ¿Era ése el modo de expresarse de unos analistas financieros? ¿Para eso habían hecho una carrera dificilísima y siete masters? ¿Por qué adoptaban el discurso de quienes no entendemos nada de economía ni de la vida en general? ¿Sería normal que en una tertulia de filósofos alguien dijera que no había oído hablar de Kant? No es probable que se lo consintieran.

El director del programa, desesperado ante la falta de concreción de sus peritos, les imploró que aconsejaran a la gente qué hacer con sus ahorros en estos tiempos de tribulación. No tenemos ni idea, respondieron con increíble diligencia todos y cada uno, porque el ladrillo empieza a quemar (la burbuja) y la filatelia está que arde. Se me ocurrió entonces que, siempre con el permiso de los neurobiólogos, la emisora debería prescindir de los expertos en Bolsa y contratar a un psicólogo que tumbara al dinero en el diván y le invitara a hablar de su infancia, de sus padres, de sus conflictos adolescentes... En realidad, no sabemos nada del dinero. Tal vez de ese modo, los inversores averigüen por fin qué hacer con él.

diumenge, 21 de maig del 2006

Sin gloria ni pena

SIN GLORIA NI PENA

Un señor, en Londres, fue a pedir trabajo a la BBC y lo confundieron con un experto en informática al que habían citado para entrevistar en directo. Como llegaba con retraso, una azafata le hizo pasar corriendo a la sala de maquillaje y después lo condujo al plató, donde la conductora del programa empezó a hacerle preguntas. El hombre, que no sabía nada de informática, respondió con ambigüedades, un poco al estilo del personaje de la película Bienvenido, Mr. Chance, saliendo del paso sin gloria, pero también sin pena: no desentonó, en fin, del tono medio de las cosas que vemos en la tele. Como el malentendido, cuando se conoció, hizo mucha gracia a los espectadores de la BBC, el buen hombre ha saltado a la fama y continúa dando entrevistas sin sustancia, pero sin veneno, a los medios de comunicación. Así va el mundo. El personaje de la película de Peter Sellers citada más arriba llegaba a presidente de los EE UU a base de no decir nada. Todo es muy raro.

Si nos hace gracia este tipo de malentendidos es porque en el fondo intuimos que son la materia prima de la realidad. Visto con perspectiva, el mundo es fruto de una sucesión de mutaciones azarosas. Entendemos por mutación que vayas a pedir trabajo a la BBC y te confundan con un experto en informática. O bien que al ir al por el periódico te caiga una teja en la cabeza y pierdas la memoria. O bien que a un pez le salgan pulmones y tenga que emigrar. Cada uno de nosotros, Dios mío, es el producto de una casualidad, o de siete, depende hasta dónde nos remontemos en el árbol genealógico. Sobre el papel, había muy pocas posibilidades, por ejemplo, de que mis padres se conocieran (cada uno era de un sitio), pero el azar los reunió y tuvieron nueve hijos, otras tantas casualidades, que no han dejado de producir, por su parte, nuevas mutaciones que ha hecho, si no mejor, más grande el edificio de la realidad. Un día, te agachas para atarte el zapato y en ese instante pasa por tu lado la suerte, a la que no ves. Esto es lo que podríamos llamar una mutación negativa, a las que prestamos poca atención, pues si el mundo es lo que es por casualidad, también es lo que no es por chiripa.

divendres, 19 de maig del 2006

Conversión

CONVERSIÓN

En ocasiones especiales, como la del miércoles, mi familia y yo, para no sentirnos desplazados, fingimos que nos gusta el fútbol. Así que nos dispusimos a ver el Barça-Arsenal con unción religiosa (anteayer quedó demostrado que, como se ha dicho tantas veces, el fútbol es la religión, y quizá el opio, del siglo XXI). Vino también el novio de mi hija mayor, un chico estupendo, muy cariñoso y complaciente, que, sin necesidad de que se le diera ninguna indicación, fingió, para crear un poco de controversia, que iba con el Arsenal: todos los demás habíamos apostado por el equipo de Rijkaard. A los pocos minutos de que comenzara el encuentro, observé disimuladamente a mi familia y me emocionó verla tan unida en torno al televisor (de plasma y pantalla plana). Sólo el rezo del rosario, hace años, creaba vínculos tan sólidos.

En un momento, con la excusa de ir al baño, me asomé a la ventana del patio interior y se me erizó el vello al comprobar el silencio general del bloque, interrumpido únicamente por la voz eléctrica del oficiante. Me hizo sentir muy bien saber que yo formaba parte de aquel silencio general, que pertenecía a alguien o a algo que estaba más allá de los tabiques de mi casa. Cuando volví, mi yerno, que administra muy bien los tópicos, dijo que, mientras uno de los dos equipos no marcara, el partido resultaría aburrido. Por mi parte, cuando el Arsenal se quedó con 10 jugadores, aseguré que con 10 se juega mejor que con 11 (ventajas de haber leído a Gonzalo Suárez). Mi mujer señaló entonces que el Barça estaba haciendo un juego muy estático, asombrándonos a todos con su aparente erudición. Cuando el Arsenal marcó, mi yerno nos acompañó en el sentimiento y abrimos otra cerveza.

A los 15 minutos del segundo tiempo, apunté en tono reflexivo que si no se producía un empate enseguida, el partido perdería gas. Después comencé a prestar atención a los detalles laterales y comprendí, como en una revelación, por qué llamamos al Barça el equipo azulgrana. Luego todo se enderezó de súbito y ganamos. Lo curioso es que la alegría de mi familia y la tristeza de mi yerno parecían verdaderas. Me pregunté si nos habíamos convertido.

Mientan ustedes con más juicio

MIENTAN USTEDES CON MÁS JUICIO

En cuanto a Zaplana y las comisiones de Terra Mítica (y tan mítica), hay cosas que saltan a la vista. A mí me dicen que Luis Roldán es un chorizo y digo vale, lo lleva escrito en la cara. No podría demostrarlo, pero ya se encargará la realidad de hacerlo, como lo hizo en su día. Me lo dicen de Mario Conde y respondo de acuerdo, no hay más que verle el nudo de la corbata para comprender que oculta algo, ya se encargará la justicia de pillarle en un renuncio. Pero me dicen que Zaplana es un comisionista y no me lo creo. Por favor, si no hay más verle para darse cuenta de que es un hombre cuya única preocupación es el bien común. A mí, personalmente, me recuerda a Antonio Machado, no sólo en lo del torpe aliño indumentario, sino en su vuelo poético al hablar, al expresarse, pero, sobre todo, en la forma de mirar a los ojos al interlocutor. Todo ello por no citar sus intereses culturales: me han contado que en Terra Mítica hay una atracción que se llama Edipo. Con eso está dicho todo.

No calumnien, señores. La primera obligación de la calumnia, como la primera obligación de una novela, es ser creíble. Y a mí me dicen que Zaplana ha cobrado comisiones ilegales y qué quieren que les diga, no me lo creo, pese a la vivienda de 500 metros2 que se ha comprado en la zona más cara de Madrid. Es como lo de que el PP subvencionó a Afinsa entre los años 1998 y 2003. Pero qué maniobras más zafias. ¿Quién se va a creer eso de un partido cuyo número dos (o tres, ahora no caigo) es el mismísimo Eduardo Zaplana? Pues bien, no contentos con estas historietas de tebeo, ahora salen con que Martínez Pujalte (Vicente) presentó, cuando gobernaba el PP, una enmienda que excluía a Afinsa y a Forum Filatélico del control financiero del Banco de España y de la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Me cuentan eso de Fraga, es un decir, y digo vale, un colaborador de la banda armada de Franco es capaz de cualquier cosa. Pero Martínez Pujalte, una persona discreta, trabajadora, educada, honrada a carta cabal, incluso tímida, Martínez Pujalte (Vicente), no, por favor. Si quieren que les creamos, mientan ustedes con más juicio.

dimarts, 16 de maig del 2006

Saberes innatos

SABERES INNATOS

Es común que los estafadores inviertan en pintura. Cada vez que salta un escándalo (Marbella, Afinsa, Forum Filatélico?) resulta que los delincuentes implicados ocultaban en sus casas, además de dinero, claro, cuadros de Picasso, de Miró, de Tàpies? La verdad es que empieza a molestar esta relación entre el pillaje y la pintura. ¿Cuándo le va a llegar el turno a la literatura? Es hora, en fin, de que sepamos qué libros conservan en sus salones toda esta panda de sinvergüenzas, aunque no los lean. Los novelistas nos sentimos muy relegados, francamente. Y los poetas más, así que vamos a decir muy alto a las mafias en general que si nos hubieran leído, les habrían ido mejor las cosas. Soy un gran lector de novelas policíacas, y gracias a ello, he podido cometer más de un crimen, y más de dos, con total impunidad. ¿Por qué? Porque me sé todos los trucos del oficio.

Ahora querrán saber ustedes a quién he matado, pero eso no lo puedo decir porque iría a dar con mis huesos en la cárcel, en compañía de gente que sólo aprecia la pintura. También, gracias a mis lecturas de John Le Carré, he espiado mucho en mi vida. Me gusta espiar y matar, es mi carácter. A veces, una cosa conduce a la otra. Pero tampoco han logrado llevarme ante los tribunales por espía: me sé todas las técnicas. Si me quieren creer, me creen y, si no, Santas Pascuas. Ahora bien, ¿podría haberme convertido en un espía sutil y en un asesino perfecto contemplando las obras de Miró? Desde luego que no. Este es, pues, mi mensaje a los delincuentes: que lean más, por favor, y que en el cuarto de baño, junto al cuadro de Picasso, tengan por los menos siete o diez libros con lo que solazarse.

Lo que no he logrado, pese a haber leído tanto (y a los mejores autores) es acumular dinero. ¿Pero dónde se aprende esto? Dirán ustedes que en la facultad de Económicas, pero no es verdad. Con frecuencia, estos tipos que guardan diez millones de euros debajo de la cama carecen de estudios superiores, incluso inferiores. Y no hay novelas de economía del mismo modo que las hay de crímenes o de espías. Quizá se trate de un saber innato. Qué complicado es todo.

Vamos mejorando

VAMOS MEJORANDO

«Inversores modestos», tal es la expresión más utilizada para referirse a los damnificados de Afinsa y Fórum. Quiere decirse que eran, en su mayor parte, gente que había ahorrado con mucho esfuerzo lo que ahora acaba de perder. Una vez más, la historia se repite porque la economía de mercado consiste, precisamente, en que los ricos sean cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. Sucedió hace unos años, de forma legal, en la bolsa. El asunto funciona de este modo: usted tiene un dinerito debajo del colchón, o en la cuenta corriente. Un día, en la boda del hijo del vecino, alguien le dice al oído que esos ahorros están siendo devorados cruelmente por la inflación y que debería mover su dinero para que produjeran algo. Usted es un hombre conservador, prudente, pero, cuando no es el vecino, es el cuñado el que ridiculiza su postura:

-Ese dinero, bien invertido en la bolsa, se habría multiplicado ya por siete.

El caso es que usted, para no sentirse un idiota, acaba cediendo a las presiones especuladoras del entorno. En ese instante, por hache o por be, la bolsa se viene abajo y con ella miles de inversores modestos (también hay formas legales de arruinarse). Lo de Afinsa y Fórum estaba muy bien montado porque sus vendedores hablaban de «bienes tangibles», es decir, que, a diferencia de los de la bolsa, se podían tocar.

-Usted dispondrá en todo momento de su colección de sellos. Y los sellos, históricamente, siempre se han revalorizado.

La expresión bien tangible era muy tranquilizadora. Y de eso se trataba, de que usted se fuera confiando poco a poco hasta entregar todo su capital a una inversión absurda, porque, digámoslo de una vez, no hay nada más absurdo que adquirir estampitas con la efigie de la reina de Inglaterra. Estamos en un mundo absurdo, ya lo sé, y quizá convenga invertir en disparates. Pero hay disparares y disparates. Si hasta la palabra filatelia suena a perversión sexual. En cuanto a la justicia, ha llegado con diez años de retraso, lo que no es mal un récord. En el caso de Marbella tardaron treinta. Vamos mejorando.

diumenge, 14 de maig del 2006

Rarezas

RAREZAS

Tengo un amigo que, en vez de oír voces dentro de su cabeza, escucha de vez en cuando el ruido de una cisterna al vaciarse. El hombre está tranquilamente en su casa, tomándose un yogur, cuando de repente, ¡zas!, alguien tira de la cadena en el interior de su bóveda craneal. El ruido es tan intenso que con frecuencia tiene la impresión de que su cabeza es la cisterna. Como es lógico, no muestra ningún interés en visitar las cataratas del Niágara ni ninguna extravagancia natural semejante. Las descargas se producen en cualquier momento del día o de la noche. Si es por la noche, se despierta sobresaltado y no concilia el sueño hasta que el depósito se colma de nuevo. El proceso de llenado es menos agresivo que el de vaciado, pero dura más.

Como estas cosas no suelen ir a mejor, mi amigo ha empeorado. Desde hace algún tiempo, una vez que la cisterna se llena, escucha también el ruido de una puerta y el de unos pasos a lo largo de un pasillo. Él deduce que pertenecen al usuario del cuarto de baño en el que sucede todo. Parece que después de tirar de la cadena, el hombre (o quizá la mujer), tras subirse los pantalones o bajarse la falda, abandona el cuarto de baño y se dirige desde él a alguna dependencia del resto de la casa en la que sucede todo. Los pasos dejan de sonar a los treinta o cuarenta segundos de haberse iniciado. A veces son ágiles y secos, como si los pies que los produjeran fueran calzados con unos zapatos de suela dura, y a veces borrosos, como si esos mismos pies se hubieran calzado unas zapatillas de cuadros. En todo caso, atendiendo al ritmo, parece que se trata siempre de la misma persona.

Mi amigo no vive. Ya no le molesta tanto el ruido de la cisterna como el no saber nada del sujeto que se mueve por el interior de su cabeza como Pedro por su casa. Yo le digo que, si tiene paciencia, tal vez la alucinación continúe creciendo y cualquier día de éstos escuche hablar a la misma persona que ahora se limita a andar por ella. Pero la verdad es que me da pánico que lo averigüe porque, no me pregunten por qué, creo que soy yo.

divendres, 12 de maig del 2006

Zoo

ZOO

Soñé que iba de la mano de mi madre a un zoológico de oraciones gramaticales donde nada más entrar, a la derecha, dentro de una jaula con los barrotes oxidados, reposaba la siguiente frase: "Me duele la cabeza". Aunque mi madre la repetía mucho, me impresionó verla enjaulada, quizá porque no había comprendido hasta ese instante su auténtico significado. De súbito, dentro de mi cabeza apareció otra cabeza dolorida, en una relación semejante a la de las cajas chinas. La frase, en la jaula, permanecía dormida, de modo que golpeé los barrotes para llamar su atención. Entonces se incorporó con un estremecimiento y comenzó a ir de un lado a otro. Al caminar cambiaba las palabras de sitio: la cabeza me duele, duéleme la cabeza, me duele la cabeza... Mi madre, temblando, dijo entonces: "Salgamos de aquí, hijo mío".

Enseguida advertí que las frases estaban distribuidas temáticamente. Ahora nos encontrábamos ante una serie de jaulas ocupadas por oraciones absurdas. En la primera haraganeaba la siguiente: "El mejillón no tiene ingles". Mamá la observó durante unos segundos con expresión de perplejidad y luego me instó a salir también de allí como si se tratara de un sitio inconveniente para un niño. "Además", añadió, "lo que no tiene el mejillón es cabeza". "¿Entonces es mentira que no tiene ingles?", pregunté. "Ni ingles ni cabeza", respondió irritada, "pero que no tenga ingles es normal". A mí me dolían las ingles con la frecuencia con la que a mi madre le dolía la cabeza, pero no me pareció el momento de confesarlo.

Buscando un lugar menos comprometido, fuimos a dar con el foso de las frases hechas, que se parecía al de los monos en la vida real. Había cientos de frases correteando de acá para allá ante el asombro de los niños. Me dio mucho asco, por razones evidentes, "en boca cerrada no entran moscas", así que tiré con fuerza del brazo de mi madre, pero ella se enfadó mucho y me pidió que intentara disfrutar de aquellas oraciones vulgares como los demás niños. Argumenté entonces que me dolía la cabeza y ella me observó preocupada como si aquella visita estuviera resultando un error. "No se te puede llevar a ningún sitio", concluyó, y me desperté.

dimarts, 9 de maig del 2006

La ruleta rusa

LA RULETA RUSA

La ruleta rusa Levante 09.05.2006 Cada familia española tiene un arma, o dos, en el garaje de su casa. El arma se llama coche. Las familias que no disponen de garaje abandonan el arma en la calle con el gesto cansado con el que el policía se desprende de la sobaquera al entrar en su piso. Así que hay armas en todas partes: en las viviendas, en las plazas, en las alamedas, en los sótanos de los grandes almacenes... Las autoridades piden que las utilicemos con prudencia, tal es su obligación, pero no se puede estar jugando a todas horas con una pistola sin que de vez en cuando se dispare. En EE UU, donde la posesión de rifles es tan legal como la de automóviles, los rifles organizan de vez en cuando una carnicería porque ésa es su vocación. Sin embargo, no prohíben los rifles. Allá ellos.

Nosotros no prohibimos los coches. Nos limitamos a recomendar prudencia en su utilización. Ahora, con la mejor de las voluntades, se ha puesto en marcha una campaña dirigida a sensibilizarnos acerca de los accidentes absurdos de cada fin de semana. Se trata de que esas muertes nos escandalicen tanto como cualquier otra. Pero es inútil. El coche cumple entre nosotros la misma función que las armas en EE UU. Son el símbolo de nuestra riqueza, de nuestra independencia, de nuestro poder sexual. No podemos renunciar a él sin sentirnos un poquitín castrados, como los estadounidenses no pueden renunciar a las pistolas sin perder algo de su virilidad. La vuelta al transporte público está bien para los discursos, pero no para el día a día. Por eso, cada mañana jugamos a la ruleta rusa con los modelos de tracción a las cuatro ruedas. Nos gusta la ruleta rusa. Hagan campañas a favor del cinturón de seguridad, pero no se pongan ñoños con los muertos.

Lo curioso es que esas armas que guardamos en el garaje están alimentadas con un líquido precioso, el petróleo, que procede de países a los que ni entendemos ni nos entienden. Cada año, nos asombran las muertes que produce la peregrinación a La Meca. Pero nosotros vamos a La Meca todos los días de la semana, aunque los puentes más, con las consecuencias que revelan las estadísticas. Es todo muy confuso.

diumenge, 7 de maig del 2006

Media conspiración

MEDIA CONSPIRACIÓN

Me encontré en la calle con un amigo de la juventud y nos fuimos a tomar un café. Me dijo que estaba muy contento porque había escrito media novela. Le felicité, augurándole una alegría todavía mayor cuando la terminara.

-No voy a terminarla -dijo-, el proyecto era escribir media novela.

No supe qué decir. Normalmente, la gente quiere grabar un disco, no medio; o realizar una escultura, no la mitad; o dirigir una película entera.

-¿Y qué vas a hacer ahora? -pregunté ingenuamente.

-Escribir otro medio libro, pero esta vez de ensayo. Voy a hacer medio ensayo sobre la mitad de las cosas.

-Lógico -apunté.

-De lógico nada. Es sólo medio lógico. No entiendo la manía que tiene la gente con las cosas enteras.

-Bueno -apunté con prudencia-, se trata de un afán explicable.

-Pues los médicos aseguran que si comiéramos la mitad de lo que necesitamos viviríamos más. Si pasar hambre de pan es bueno, por qué no va a ser buena el hambre de novela.

He dicho que se trataba de un amigo, pero lo cierto es que mi relación con él fue siempre un poco complicada. Los dos queríamos ser escritores, pero manteníamos puntos de vista muy distintos sobre la literatura. Al terminar los estudios, la vida nos dispersó y no había vuelto a saber nada de él.

En un momento de la conversación comenzó a meterse con mi carrera literaria. Me acusó de pequeño burgués por escribir novelas enteras y cuentos enteros y artículos enteros. Para no discutir le di la razón y se enfadó aún más, porque, según él, le debía haber dado sólo la mitad de la razón. Como es lógico, pagamos a medias y nos despedimos a la mitad, sin darnos la mano, con una especie de hasta luego. Ya en casa, le relaté el encuentro a mi mujer y le hizo mucha gracia. «Estará medio loco», añadió, cuando era evidente que se trataba de un loco entero, lo que me puso en guardia sobre una conspiración universal contra la completud. Lo malo es que yo mismo me corregí de inmediato, reduciendo el caso a media conspiración, para no parecer paranoico.

divendres, 5 de maig del 2006

Matrimonios

MATRIMONIOS

Los matrimonios entre las palabras son más sólidos que los del Hollywood actual. Echas un vistazo al periódico y ahí están, envejeciendo juntos, términos como uranio enriquecido, despliegue militar, memoria frágil, asignatura pendiente, banda armada, seguridad privada, gas natural, guardia civil, páginas amarillas, realidad nacional, inyección moral, consejero delegado, comunicado oficial, inflación anual... Inflación, por cierto, es bígama, pues se la ve mucho también con subyacente. No es el único caso, pero sí uno de los más activos: hay días en los que aparece copulando con anual en la primera página y con subyacente en la segunda, es que no para. En cualquier caso, sería muy de agradecer que todos estos matrimonios hicieran un intercambio de parejas para alumbrar uniones más estimulantes: militar frágil, guardia amarillo, uranio moral, memoria enriquecida, seguridad civil...

Aunque no todos los matrimonios entre palabras son tan convencionales. Ayer encontré un trío: "Proyecto Gran Simio". Estos enlaces de tres palabras, sin ayuda de preposición o artículo que les ayude a articularse, constituyen rarezas muy interesantes. Proyecto Gran Simio. Sorprende la naturalidad con la que se pronuncia, la sencillez con la que sale de la boca, lo que quiere decir que los tres vocablos se llevan bien. Tal vez no se trate de un trío sexual, sino de una familia. Posiblemente, proyecto sea hijo de simio, que es a su vez cónyuge de gran. Ello explicaría la ausencia de conflicto. He aquí, en cualquier caso, un ejemplo de convivencia verbal del que, con la que está cayendo, deberíamos tomar nota.

Pero no es la única rareza con la que he tropezado esta semana. Así, entre los matrimonios convencionales, de sólo dos palabras, descubrí uno completamente nuevo, al menos para mí. Se trata de "inteligencia seductora". Di con él en la contraportada de La Vanguardia. Inteligencia venía metiéndose en la cama hasta ahora con voces tales como diabólica, emocional, aguda, incluso con militar, pese a la incompatibilidad aparente, pero jamás con seductora. Me gusta este nuevo maridaje, inteligencia seductora. Lo que hace falta es que pase de la gramática a la realidad. Y que sea para bien.

dimarts, 2 de maig del 2006

Las tardes muertas

LAS TARDES MUERTAS

Uno siempre pensó que había más muertos que vivos, que los muertos eran una especie de océano, mientras que los vivos apenas superábamos el tamaño de una charca. Había un cierto consuelo en el hecho de que al morir ingresabas por fin en algún tipo de mayoría. Pero he echado cuentas y creo que estaba equivocado; es posible que los muertos hayan sido, hasta ahora al menos, minoría respecto a los vivos. Quizá en los últimos tiempos, con el crecimiento desmesurado de la población, hayamos comenzado a igualarnos. Lo único seguro es que los muertos, siendo muchos o pocos, mandan más que los vivos. No ha habido cultura en la que no se les consultara a la hora de tomar decisiones importantes. Lo curioso es que respondían. Los muertos casi siempre responden.

Tengo un amigo que llevaba 20 años escribiendo una novela. El año pasado, por estas fechas, falleció su madre. Tras el funeral, mi amigo se puso a escribir de forma disciplinada y ayer mismo me entregó el original, por si me apetecía leerlo.

-¿Para quién has escrito esta novela?

-Para mi madre.

Mientras su madre estuvo viva, no la obedeció en nada. Pero la noche de su defunción se le apareció en sueños y le ordenó que terminara ese libro al que llevaba media vida dando vueltas. La novela es mala, pero eso no significa nada a los efectos que estamos discutiendo. Aquí hablábamos de la influencia de unos sobre otros y lo que queda demostrado es que los muertos influyen más en los vivos que al revés.

Todo esto me ha hecho pensar en las tardes muertas. No he llevado una contabilidad muy precisa, pero creo que en mi vida hay más tardes muertas que vivas. Dada mi edad, me sobra perspectiva para saber cuáles han sido realmente importantes. Y las importantes son las tardes muertas. Ellas han preñado a las vivas. Las tardes vivas, sin el consejo de las tardes muertas, habrían sido tardes desastrosas, tardes zombis, por entendernos. Qué raro es todo, cada día más.