TRADUCE ESTA PAGINA

Visites

Contadores Gratis
Contadores Web
contadores de visitas

dilluns, 28 de setembre del 2009

Cobardes

COBARDES

Reconozco a un cobarde a siete kilómetros porque soy uno de ellos. Por eso sé que el Congreso es cobarde y porque es cobarde no se ha atrevido a adoptar una postura clara frente a la prostitución. Cuando un diputado (o grupo parlamentario) dice que se trata de una cuestión «muy compleja» o «poliédrica», es un cobarde. Le da miedo tomar decisiones y en vez de luchar contra ese miedo, como es su obligación, acude al diccionario en busca de palabras con las que ocultar su susto. Cuando un diputado (o grupo parlamentario) asegura que la dicotomía regulación/prohibición no funciona, ese diputado está haciendo, además de una dejación de sus funciones, un ejercicio de cobardía. En otras palabras, sólo quiere salir del paso sin retratarse. Cobremos el salario, se dice, marchémonos a casa y mañana será otro día. Cuando un diputado (o grupo parlamentario) afirma enfáticamente que la única elección, en estos momentos, es combatir a las mafias, está diciendo una tontería tras la que se parapeta para no solucionar nada porque las soluciones (todas) le dan miedo. Cuando un diputado (o grupo parlamentario) evita decidir si los anuncios de prostitución deben o no deben prohibirse, es porque tiene la garganta seca del pánico que le da tomar partido. Cuando un Congreso al que se le ha encargado resolver una situación la deja como estaba por miedo a decir que sí o que no, ese Congreso es un cobarde.

¿A quién beneficia la cobardía de ese Congreso? ¿A las chicas que hacen la calle de forma voluntaria o no? ¿A los clientes que las contratan en contra de su conciencia o no? ¿A los transeúntes que salen a pasear al perro o a fumarse un cigarrillo y asisten de súbito a una felación? ¿A los niños que van al cole pisando preservativos? ¿Al conjunto de la sociedad, que asiste, perpleja, a unos debates absurdos que dejan todo como estaba? Nada de eso: la cobardía del Congreso hace un favor enorme a las mafias, porque donde las mafias se mueven como pez en el agua es en la alegalidad, en las situaciones que no son ni carne ni pescado, en la ambigüedad cobarde en la que el Congreso ha dejado el asunto. O sea, que el Congreso (cobarde, cobarde, cobarde) ha hecho una gran putada a las pobres chicas que tanto, dice, le preocupan.

divendres, 25 de setembre del 2009

La cacería

LA CACERÍA

Tropecé en la calle con un amigo de izquierdas. ¡Voy corriendo a la cacería!, dijo invitándome a seguirle. ¿A qué cacería?, pregunté. A la de ZP, coño, vamos a darle una lección. ¿Pero por qué?, insistí trotando a su lado. Por algo de 400 euros, dijo él, cogiendo, al tiempo que corría, las piedras que encontraba por el suelo. Pero no se puede linchar a nadie por eso, dije yo. Y porque ha insultado a las mujeres con su visita a Villa Certosa, replicó él, y por algo de un cheque bebé, y porque es un inconsistente y un frívolo y un chavista y un radical de mierda...

A medida que avanzábamos se iban uniendo a nosotros grupos de personas vociferantes con adoquines en las manos. Había compañeros de La Razón y de El Mundo y de EL PAÍS y de Abc, y de todas las emisoras de radio y televisión, y hasta un colega de Público. Uno de los manifestantes arrastraba una cuerda gruesa en la que había practicado un nudo corredizo. ¡Paqui -gritó un abuelo a su hija-, trae a los niños, que va a haber un ahorcamiento! Pero por qué, insistía yo. Porque no ha colocado a Leguina, decía éste. Y porque ha regalado una TDT a sus amigos, decía aquél. Y porque odia a las clases medias, aseguraba el de más allá. Y porque quiere obligar a abortar a las niñas de 16 años, gritó el presidente de la Conferencia Estomacal (perdón, Episcopal), que apareció por una bocacalle seguido de un ejército de obispos entre cuyas faldas se ocultaban Rajoy y Cospedal y el presidente de los empresarios y el mandamás de las cajas de ahorro. Como yo no había recogido ninguna piedra, me preguntaron si era un estómago agradecido y dije que no, que no me había dado nada, pero no me creyeron. Escapé aterrado por un callejón, llegué a casa jadeando, cerré las puertas y las ventanas y hasta hoy. Joder, que no me atrevo a salir sin piedras por miedo a parecer un flojo.

dimarts, 22 de setembre del 2009

La ventanilla adecuada

LA VENTANILLA ADECUADA

Cómo saber si deberíamos enterrar a Borges aquí o allí, si convendría remover los huesos de Lorca, si es más urgente defender a los adultos de los niños o a los niños de los adultos, si dar el Premio Nacional de Poesía a Fulano o a Mengano, si la mejor película de la historia es Ciudadano Kane. Cómo resolver si el IVA, si el mercado libre, si el PIB, si el déficit, si el sursum corda, si la prostitución, si la gota fría, si la pena de muerte, si el colesterol, si la diabetes, si la gripe porcina, si la equinácea, si la eyaculación precoz, si la socialdemocracia, si el federalismo, si la próstata, si el tren de alta velocidad, si la televisión de pago, si Sócrates, si la Bolsa, si Dios, si el libro electrónico, si la videovigilancia, si el ibupreno, si el yogur, si Ortega y Gasset, si la bicicleta estática, si los ácaros, si el Alzheimer, si el intestino grueso, si el aborto, si la lecitina de soja, si el cambio climático, si el botellón, si el periódico de papel, si el infarto, si la tristeza, si la psique, si el ardor de estómago, si el Almax, si la sinusitis, si el tabaco, si Shakespeare, si los mercados financieros, si el 11 M, si el sueño, si el insomnio, si el aire acondicionado, si los barbitúricos, si la eutanasia, si el estado del bienestar, si el tanino, si el Valle de los Caídos, si Sanitas, si Legalitas, si el bajo consumo, si el llanto, si la incontinencia, si la risa, si el tergal, si Belén Esteban, si María José Campanario…

Un amigo que acababa de tener un hijo me pidió que escribiera al niño una carta, para cuando el chaval pudiera leerla. Qué encargo tan complicado, me dije. Pero a un padre reciente no se le puede negar nada. Me puse a ello, pues, y me salieron 50 folios que les he intentado resumir en el primer párrafo. Mientras la escribía, iba deprimiéndome si remedio. Al darme cuenta, con una enumeración tan simple, de la cantidad y la calidad de los asuntos de los que hemos de hacernos cargo al levantarnos de la cama (además de ganarnos la vida), me pareció que esto de nacer no era un buen negocio, no en estos momentos por lo menos. Pero terminé la carta con una nota de optimismo: «No te apures, chaval, que al final todo se resume en ser socio de un club de fútbol que te excite, quizá en dar con la ventanilla adecuada para el problema adecuado».

dilluns, 21 de setembre del 2009

Escepticismo

ESCEPTICISMO

La sección de Necrológicas del periódico viene a ser una especie de sumidero por el que cada día se cuelan poetas, músicos, diputados, cocineros, arquitectos, cantantes… A ver quién toca hoy, te dices. Y toca, por ejemplo, un crítico de toros al que no conocías o un coreógrafo del que nunca habías oído hablar porque tus lagunas culturales son más grandes que la materia oscura de la que está hecho el universo (y nosotros con él). El caso es que hay como una intriga diaria cuando abres el periódico y comienzas a recorrerlo (a leerlo) por sus bordes sabiendo que esos bordes, como los del lavabo, van empujándote a ti y a las noticias hacia el desaguadero denominado Necrológicas.

No es más que una cuestión de tiempo. A ese político que aparece en una entrevista de la página 10, enumerando los males de la patria (y sus soluciones) le faltan 42 páginas para llegar a la 53, la de las Necrológicas. Y las páginas caen a la velocidad de los años. Incluso cuando caen despacio van demasiado deprisa. Ese joven escritor que en las páginas de Cultura habla de la muerte de la novela (tema novedoso donde los haya) está a siete páginas de los obituarios. Cae y cae sin darse cuenta de que al hablar de la muerte de la novela está hablando de la propia. Siempre que hablamos de la muerte de algo o de alguien estamos refiriéndonos indirectamente a la nuestra.

La sección de Necrológicas tiene en el periódico una situación estratégica. Parece realmente un agujero, una grieta, una sima. Quizá si nos asomáramos a ella con atención seríamos, si no mejores, más escépticos. La conquista de cierto grado de escepticismo constituye un paso en la buena dirección.

No todos los escépticos son buenos, pero toda bondad requiere cantidades discretas de falta de entusiasmo, incluso de cinismo. Llegará un día en el que todo lo que ocurre en el diario se cuele por el agujero de las necrológicas a cien por hora, como si el universo se devorara a sí mismo. Curiosamente, como en una premonición genial, los periódicos que mantienen la sección de Natalicios suelen colocarla a dos pasos de la de los fallecimientos. A veces no sabes si aquél del que hablan acaba de nacer o de morir. Y es que no hay tanta diferencia.

divendres, 18 de setembre del 2009

Aromas

AROMAS

Hueles a martes, dijo la chica al chico en la mesa de al lado, al tiempo que yo pedía al camarero el gin-tonic de media tarde. Me acordé de mi madre, que era capaz de averiguar si venía del colegio, de los billares o del cine con un leve movimiento de la nariz. Y nunca se equivocaba. Se puede ir a los billares, al cine o al colegio cualquier día de la semana y casi a cualquier hora, ¿pero es posible pasar la tarde de un miércoles en un martes sin que se entere nadie? La idea abría un territorio completamente nuevo para el adulterio. Nada más excitante que engañar al domingo con el lunes o al sábado con el viernes. Cómo no se me había ocurrido antes.

Pues estamos a jueves, respondió, suspicaz, el chico, como si se defendiera de una acusación de infidelidad. Estaremos a jueves, insistió ella, pero tú sigues oliendo a martes. Me pregunté si el martes habría sucedido algo especial que a ella le hubiera disgustado, pero a lo que él permaneciera enganchado por alguna razón de orden sentimental.

En esto, llegó mi gin-tonic, revolví los cubitos de hielo y di el primer sorbo, que es el mejor (si no resultara una extravagancia carísima, pediría varios gin-tonics sucesivos de los que sólo aprovecharía el primer trago). Mientras el combinado atravesaba mi garganta, produciendo una euforia ligera, pero inmediata, en las neuronas, los jóvenes se hundieron en un silencio hosco. ¿Cómo olerían los lunes?, me pregunté yo. A colonia fresca, de baño, sin duda. Me pareció en cambio que los sábados despedirían un aroma pesado, aceitoso, como esos perfumes baratos que dejan manchas en el cuello de la camisa o de la blusa. Pues tú hueles a domingo, dijo él al fin, rompiendo una situación que comenzaba a resultar difícil. ¿A un domingo cualquiera?, preguntó ella. Al domingo que sabes, no disimules, dijo él, y se echaron a reír.

Suciedad y pureza

SUCIEDAD Y PUREZA

Dado que llevamos siglos discutiendo sobre el asunto de la prostitución, estaría bien que fuéramos exponiendo algunas conclusiones. No podemos seguir dos mil años más dándole vueltas al tema porque igual se acaba el mundo antes. Lo mismo cabría decir de la adolescencia. Que sí, que no respetan nada, etcétera. Pues venga, seamos operativos y tomemos alguna decisión. Las prostitutas y los adolescentes no pueden seguir esperando otros dos mil años a que se nos ocurra algo para neutralizarlos, o para legalizarlos. A lo mejor tendríamos que prohibir la adolescencia y regular la prostitución. Un mundo sin adolescentes y con un sexo ordenado sería el paraíso. Ahora bien, si acabamos con los adolescentes y regulamos por fin el sexo, ¿qué nos queda? ¿Los impuestos, el Producto Interior Bruto, el calentamiento global? En los debates parlamentarios no se habla de prostitutas ni de adolescentes, por eso son tan aburridos. Si al menos arreglaran aquello de lo que hablan, tales debates estarían justificados, pero tampoco. El Congreso tiene la suerte de ser un servicio público, porque si dependiera de las audiencias ya lo habrían cerrado. Los periódicos, que están en el mercado y saben lo difícil que es ganarse un euro, critican en sus editoriales la misma prostitución que exaltan en las páginas de anuncios por palabras. Una cosa no quita la otra. Se da la circunstancia de que a veces, cuanto más beato es el periódico, más dura es la prostitución que anuncia. ¿Por qué? Porque pocas cosas venden más que esa combinación entre suciedad y pureza.

De los periódicos de ámbito nacional, el único que de momento ha renunciado a ganarse la vida haciendo la calle es Público. Curiosamente, es también el único de izquierdas. Quiere decirse que si los valores tradicionales no se pierden del todo, es gracias a los rojos. En la actualidad, resulta muy difícil ver a un rojo divorciado. En el PP, en cambio, parece lo normal. Claro que la derecha está viviendo ahora una especie de adolescencia tardía (fíjense en las pintas de Aznar). Por eso las revueltas adolescentes se dan en los barrios pijos en vez de en los obreros. A ver si estos chicos descubren ya el burdel y se desahogan de otro modo.

dimarts, 15 de setembre del 2009

Viva la represión

VIVA LA REPRESIÓN

Berlusconi asegura que todos queremos ser como él, y quizá tenga razón. Pero nos reprimimos. La represión, que tiene muy mal cartel, es enormemente necesaria para el progreso humano, y para la cultura. Belén Esteban podría decir de sí lo mismo que Berlusconi, y quizá llevara razón también, dadas la envidia que despierta y las audiencias que levanta. Pero nos reprimimos, ya digo. No es mi caso, yo nunca he querido ser Belén Esteban (ni Silvio Berlusconi, para decirlo todo), pero si un día me levantara de la cama queriendo ser Belén Esteban, creo que me aguantaría las ganas, por dignidad, o por vergüenza, o por ética, o por estética, no sé. Tengo un montón de razones para luchar contra ese deseo, si llegara a despertarse en mí.

Ahora bien, supongamos que se trata de un impulso irresistible, como el que atrae al alcohólico hacia el gin tonic de media tarde o al drogadicto hacia el pico de medianoche. Supongamos que uno se levanta, se afeita, sale a la calle, llega a la marquesina del autobús, etc., y que durante todo ese tiempo lo único que le ronda por la cabeza es la idea de ser Belén Esteban. Imaginemos que mientras está uno ganándose la vida en la oficina o en la redacción del periódico no piensa en otra cosa que en ser Belén Esteban. Puede ocurrir. A veces somos víctimas de obsesiones cuyo tamaño es superior al de nuestra voluntad. ¿Qué hacer? Recurrir a los seres queridos para que le ayuden a uno. A la esposa, al marido, al cuñado, al padre o a la madre.

-Oye, que no logro sacarme de la cabeza la idea de ser Belén Esteban.

El ser querido te puede administrar un sedante, o darte conversación, o llevarte al psiquiatra, cualquier cosa menos dejarte caer en ese desvarío. Si Belén Esteban hubiera tenido a alguien cerca cuando sufrió la tentación de ser quien es, quizá ahora sería María José Campanario, no sé. Lo mismo podríamos decir de Silvio Berlusconi. ¿Quién le echó una mano cuando se le metió en la cabeza la obsesión de convertirse en Berlusconi? Nadie. En la soledad, por más que uno se esfuerce, resulta muy difícil salir adelante. En fin, que la represión, contra lo que muchos creen, cumple un papel ecológico fundamental.

dilluns, 14 de setembre del 2009

Neuronas y centímetros

NEURONAS Y CENTÍMETROS

Tengo muchos amigos bajos sin complejo de bajos, es decir, que no lo viven como una tortura psicológica. ¿Por qué habrían de hacerlo? La historia está llena de sabios bajos, de ricos bajos, de reyes bajos, de cardenales bajos y quizá también de Papas bajos.

También está llena de idiotas bajos, pero en la misma proporción sin duda que se da entre los altos. No se entiende, pues, esa relación entre autoestima y altura que afecta a algunos poderosos tipo Sarkozy o Aznar. El primero acaba de imponer que los operarios que le acompañaban en la visita a una fábrica no fueran más altos que él. El segundo se negó a debatir con Felipe González de pie para que no quedara en evidencia su tamaño. Ha de ser muy duro andar por la calle obsesionado con la estatura de los demás, entre otras cosas porque el asunto no tiene remedio. Si mides uno cincuenta, mides uno cincuenta.

Si no eres muy listo, en cambio, conviene que envidies a los que sí lo son, para emularlos. Resulta imposible crecer físicamente, pero siempre se puede ser un poco más culto, un poco más noble, un poco más inteligente. La inteligencia es una construcción en la que uno puede intervenir si lo desea. La estatura viene dada de fábrica. Y no pasa nada. Uno ha visto hombres bajos con mujeres imponentes y viceversa.

Quizá el problema resida en que el término bajo está connotado peyorativamente. De hecho, si vas al diccionario de sinónimos, las alternativas resultan terribles: vil, indigno, despreciable, soez, villano, infame, mezquino. Pero también si buscas los sinónimos de jesuita, por poner un ejemplo, se queda uno de piedra: hipócrita, falso, doble, sibilino. ¿Ha afectado eso a la congregación fundada por San Ignacio? En absoluto, goza de una salud envidiable en medio de una crisis religiosa sin precedentes.

Ahora bien, si hay bajos poderosos obsesionados con no tener en sus consejos de ministros personas más altas que ellos, cabe preguntarse si se rodean también de colaboradores menos inteligentes. Ignoro las características del Gabinete de Sarkozy, pero mucho nos tememos que si no soporta a su lado a alguien con más centímetros que él, tampoco aguante a alguien con más neuronas. Por complejo.

divendres, 11 de setembre del 2009

Dos tardes

DOS TARDES

Según los organismos internacionales, España es poco competitiva. ¿Pero en qué consiste la competitividad? Pues a veces en una cosa y a veces en su contraria, según. Si alguien, pongamos por caso, fabrica botijos a céntimo la unidad, lo competitivo, en buena lógica, sería fabricarlos a dos. Pues no, lo competitivo, en este caso, sería fabricarlos a medio céntimo, para ganar menos que el vecino. Viene a ser como si los participantes de la Vuelta Ciclista, en vez de luchar por el primer puesto, se pelearan por el último. El entrenador amonestaría al primero por su falta de espíritu, de agresividad, de ganas. Muchacho, tienes que poner más coraje, le diría, intenta correr menos, ir más despacio, no es tan difícil, coño.

De modo que las clases bajas son competitivas cuando cobran poco, mientras que las altas lo son cuando ganan mucho. A los obreros se les exige flexibilidad, movilidad, humildad, mientras que el prestigio de los ejecutivos depende de la cláusula de rescisión de su contrato. Emilio Botín lleva varios días pagando anuncios a doble página en toda la prensa para exhibir unos beneficios desorbitados. Ser competitivo, si eres pobre, consiste en acabar el ejercicio siendo más pobre, mientras que si eres rico consiste en acabarlo forrado. Cuando los organismos internacionales acusan a España de ser poco competitiva, lo primero que habría que averiguar es si nos consideran pobres o ricos. Si lo primero, tendremos que trabajar más por menos; si lo segundo, menos por más. Aun sin saber nada de economía, mucho nos tememos que nos han incluido en el primer grupo, es decir, entre los que deberían competir por vender los botijos más baratos. Pero no se apuren los ricos españoles que ahí están los pobres españoles para hacer por diez lo que otros hacen por veinte. La economía es, en efecto, cosa de dos tardes.

dimarts, 8 de setembre del 2009

¿Qué rayos hacer?

¿QUÉ RAYOS HACER?

Nadie logra explicarme por qué cuando un soldado (profesión de riesgo libremente elegida) es herido en un conflicto bélico se convierte en noticia y cuando un obrero se mata en la obra, no. ¿Qué muerte era más previsible, la del soldado o la del obrero? Teóricamente, la del soldado. Los obreros no deberían morir en la cantidad en la que mueren. Ni siquiera deberían perder los brazos o las piernas en la cantidad en la que los pierden. Sin embargo, hemos aceptado como normal no sólo que fallezcan, sino que apenas se hable de ellos en los periódicos. Nos escandalizan más las muertes de los militares que las de los civiles. Quiere decirse que algo no funciona. Si entras en un foro digital para hacer una pregunta de este tipo, te dan respuestas paranormales. Al principio te irrita, pero al final acabas aceptando que hay asuntos que carecen de explicación racional.

En los alrededores del mercado de la Boquería, en Barcelona, venía practicándose el sexo de pago desde tiempos inmemoriales. El asunto era en verdad escandaloso, pero nadie se atrevía a ponerle el cascabel al gato hasta que un periódico publicó unas fotos realmente inquietantes, unas imágenes que conmocionaron a la opinión pública. Entonces llegó la poli y limpió la zona, ya veremos durante cuánto tiempo. Algunos lectores se quejaron por la crudeza del documento, pero da la impresión de que sólo actuamos a golpes de crudeza. A lo mejor convendría publicar en primera página la foto de los obreros despeñados desde los andamios. Te despeñas desde el Himalaya, adonde nadie te ha mandado ir, y te convierten en un héroe. Te falla el arnés de seguridad de la torre donde limpias cristales, adonde te llevó el hambre, y ahí te pudras. Va ser verdad que está todo patas arriba.

A veces veo el telediario junto a unos adolescentes que se cagan en todas las noticias (más que en todas las noticias, en el modo de darlas). Me vuelvo hacia ellos para que se callen y me preguntan si no me doy cuenta de que es todo un disparate. «Te la están metiendo doblada», dicen. Yo pongo cara de persona mayor, de persona que entiende, pero en el fondo reconozco que los malditos críos tienen razón. Así que no sé qué rayos hacer o adónde apuntarme.

dilluns, 7 de setembre del 2009

Vaya usted a saber

VAYA USTED A SABER

Lees que una mujer se ha arrojado desde un octavo piso y que ha caído sobre un señor que pasaba por allí, acabando con su vida, e inevitablemente te detienes a meditar unos segundos. A meditar o a ser meditado, no sabemos si la iniciativa parte de tu cabeza o del periódico. Te detienes a meditar, decíamos, porque hay algo inquietante en el suceso. En este caso han fallecido la suicida y el señor que pasaba por allí, pero hay ocasiones en los que el suicida se salva. ¿Cómo no pensar que hay en todo esto algo orquestado? El destino, decimos. El destino actúa minuto a minuto, segundo a segundo, pero no de un modo tan espectacular, tan sincrónico. Nos gusta pensar que hay en las sincronías un mensaje, un recado, un encargo. ¿Lo hay?

Ni idea. Hace años, un señor, no recuerdo dónde, se arrojó por el balcón y cayó sobre su madre, que venía del súper. Había bajado a comprar un bote de comida para el perro. De repente, el perro se quedó más solo que la una. Empieza uno a imaginar combinaciones posibles y se vuelve loco. Puedes caer sobre un cuñado, sobre un superior jerárquico, sobre una mujer de la que estuviste enamorado en la juventud y cuyo rostro ni siquiera recordabas. Puedes ir a dar también contra el capó de un coche robado, o contra un espejo que en ese instante trasladan un par de operarios. Bonito modo de pasar al otro lado del espejo.

El caso, decíamos, es que te queda por leer todavía la mitad del periódico. No has llegado a las burradas que hacían en Kabul los nobles soldados norteamericanos, ni a las lamentaciones diarias de la Cospedal por la persecución de la que ella y su partido son objeto, ni siquiera al horóscopo. Pero de súbito te da miedo leer el horóscopo. A veces acierta, quiero decir que a veces sus palabras caen sobre ti con el tono casual con el que te aplasta un suicida que se acaba de arrojar desde un octavo piso. El periódico se convierte de súbito en una carta bomba. No sabes en qué pagina te va a reventar entre las manos, volándote los dedos. Más vale cerrarlo con cuidado, como el que desactiva una bomba, apartando la cara, por si al cerrarlo ves de reojo otra noticia trastornante. Tráigame otro gin tonic, por favor. ¿Tienen significado las simetrías? ¿Y las disimetrías?

divendres, 4 de setembre del 2009

Qué vida

QUE VIDA

Telefoneé a mi amiga Maruja y descolgó el jefe de seguridad de unos grandes almacenes. Mi amiga se había dejado el móvil en un probador. Llamé a Maruja al fijo y le pregunté dónde tenía el móvil. En el bolso, supongo, dijo ella. Búscalo, dije yo. Lo buscó sin hallarlo, entonces le conté, riéndome, que lo tenía el jefe de seguridad de unos grandes almacenes.

Como notara al otro lado un silencio ominoso (qué rayos querrá decir ominoso) pregunté qué ocurría, y mi amiga me confesó que había robado una falda. Media falda en realidad, añadió, pues estaba rebajada. De repente, el móvil a secas se había convertido en el móvil del crimen. ¿Qué hacer? Telefoneé de nuevo al móvil de mi amiga y volvió a responder el jefe de seguridad. Mi amiga, dije, ha entrado en urgencias y está al borde de la muerte, de modo que me voy a acercar yo a recoger su móvil. ¿Y la falda?, dijo el jefe de seguridad. ¿Qué falda?, dije yo. La que ha robado su amiga, dijo él. Aquí, entre nosotros, dije yo, era una mierda de falda. Pues el móvil es una mierda de móvil, dijo él. Si le parece, dije yo, le devuelvo la falda de mierda, me devuelve la mierda de móvil y aquí paz y después gloria.

El jefe de seguridad dudó unos instantes, luego bajó la voz, como con miedo a que le escucharan, y dijo que en el fondo él admiraba a la gente como mi amiga. Yo jamás me he atrevido a robar nada, añadió, lejos de eso me dedico a detener a la gente que roba, por lo que me detesto, me odio, no sé cómo he llegado a esta situación, me gustaría devolverle personalmente el móvil a su amiga. Ya le digo que está en el hospital, dije yo. Pero sé que es mentira, dijo él. Total, que esa noche, al salir del trabajo, fue a casa de Maruja a devolverle el móvil. Le llevó también una blusa estampada que era la primera cosa que lograba robar. Y ahora salen juntos, qué vida.

dimarts, 1 de setembre del 2009

Confusiones ideológicas

CONFUSIONES IDEOLÓGICAS

Si lo hemos entendido bien, lo que diferencia a Antena 3 de Telecinco es que la primera va con María José Campanario y la segunda con Belén Esteban. No busquen, cuando vean los telediarios de estas cadenas, connotaciones ideológicas o intereses económicos que expliquen por qué dan las noticias de este modo y no de otro. Piensen que Antena 3 es partidaria de la esposa de Jesulín mientras que Telecinco defiende a muerte a la exmujer del torero. Quiere decirse que no hay peligro alguno de que volvamos a repetir una guerra civil como la del 36. Si las cuestiones que nos separaban entonces sólo podían dirimirse en las trincheras, las que nos enfrentan ahora se liquidan con un par de programas basura de sobremesa. Esto es evolución y lo demás son cuentos.

¿Que a usted le cuesta tomar partido entre la mujer y la exmujer? Más difícil es decidirse por el capitalismo o por el socialismo. Para esto último hay que pensar, mientras que la Campanario y la Esteban te entran por los ojos. O te gusta ésta o te gusta la otra y punto. Si no te gusta ninguna, quizá seas una de esas personas a las que revienta el compromiso social, o sea, un independiente. Pero los independientes también tienen cabida en nuestro mundo. No ser de la una ni de la otra proporciona un aura como romántica, quizá un poco anarquista. El mundo necesita también gente así, personas que no se casen con nadie, lobos solitarios, misántropos.

El problema no ése, el problema es que con tales rasgos identitarios resulta muy difícil distinguir a unas cadenas de otras. He dicho que Antena 3 va con María José y Telecinco con Belén, pero podría ser al revés perfectamente. De modo que estás viendo la tele y no haces más que preguntarte qué cadena ves, que viene a ser lo mismo que escuchar a un político sin lograr averiguar si pertenece al PSOE o al PP. Por eso, las cadenas ponen en una esquinita su anagrama, como para avisar. Oiga, no me confunda usted ideológicamente con Antena 3 porque yo soy Telecinco, o viceversa. A mí me da mucha tranquilidad emocional y filosófica saber a qué emisora estoy enchufado. Si no, en una de ésas crees que están escuchando doctrina campanera y te están metiendo ideología estebanera por un tubo. Todo es muy confuso.