TODO MUY MISTERIOSO
Los días tienen (valga la redundancia) sus días, como las personas. Quiere decirse que hay miércoles que amanecen histéricos y están todo el día como acelerados, ansiosos. Y si tú amaneces histérico también dentro de uno de esos miércoles, ya puedes dar la jornada por perdida. Irás de un lado a otro sin resolver nada, te pelearás con un hijo, o con un hermano, o con alguien que pase por allí. Siempre te puedes tomar un valium, pero si tú te calmas y el día sigue inquieto, casi peor. Se producirá un desfase entre tú y el mundo, como cuando el botón está abrochado en el ojal que no es o el diente de la cremallera en el hueco que no le corresponde. Estarás tranquilo, pero desencajado, cuando es preferible estar nervioso y encajado. La última semana de agosto se compone, por lo general, de días un poco desquiciados. Si el lunes amanece con ansiedad, el martes se levanta con desazón, el miércoles con zozobra y así de forma sucesiva. Lo único que proporciona un poco de tranquilidad a los días aciagos son las nubes, quizá la lluvia.
Un día histérico se calma con un poco de lluvia. Lo noto yo, desde el otro lado de la ventana. Fíjate qué bien se ha quedado este martes neurótico (o este lunes, o este miércoles) después de las cuatro gotas que han caído. Puede pasar que el día se apacigüe y que tú continúes de los nervios por cuestiones de orden personal. Entonces se produce un desajuste como el mencionado en las líneas anteriores, sólo que al revés. De poder elegir, es preferible que esté loco el día a que estés loco tú.
No es frecuente que los días y las personas coincidan. Nos acabamos de enterar, por ejemplo, de que en la operación salida/retorno del 15 de agosto murió en las carreteras muy poca gente en relación a lo normal (si es normal caer como moscas en estas fechas). No había habido menos accidentes desde hace treinta años. Sorprende tratándose de jornadas con grandes trastornos de carácter y con la Guardia Civil en huelga de brazos caídos (parece que ponen menos multas). Quizá estarían tranquilos los conductores. A veces, los días histéricos no logran contagiar a sus usuarios. Es todo muy misterioso.
Los días tienen (valga la redundancia) sus días, como las personas. Quiere decirse que hay miércoles que amanecen histéricos y están todo el día como acelerados, ansiosos. Y si tú amaneces histérico también dentro de uno de esos miércoles, ya puedes dar la jornada por perdida. Irás de un lado a otro sin resolver nada, te pelearás con un hijo, o con un hermano, o con alguien que pase por allí. Siempre te puedes tomar un valium, pero si tú te calmas y el día sigue inquieto, casi peor. Se producirá un desfase entre tú y el mundo, como cuando el botón está abrochado en el ojal que no es o el diente de la cremallera en el hueco que no le corresponde. Estarás tranquilo, pero desencajado, cuando es preferible estar nervioso y encajado. La última semana de agosto se compone, por lo general, de días un poco desquiciados. Si el lunes amanece con ansiedad, el martes se levanta con desazón, el miércoles con zozobra y así de forma sucesiva. Lo único que proporciona un poco de tranquilidad a los días aciagos son las nubes, quizá la lluvia.
Un día histérico se calma con un poco de lluvia. Lo noto yo, desde el otro lado de la ventana. Fíjate qué bien se ha quedado este martes neurótico (o este lunes, o este miércoles) después de las cuatro gotas que han caído. Puede pasar que el día se apacigüe y que tú continúes de los nervios por cuestiones de orden personal. Entonces se produce un desajuste como el mencionado en las líneas anteriores, sólo que al revés. De poder elegir, es preferible que esté loco el día a que estés loco tú.
No es frecuente que los días y las personas coincidan. Nos acabamos de enterar, por ejemplo, de que en la operación salida/retorno del 15 de agosto murió en las carreteras muy poca gente en relación a lo normal (si es normal caer como moscas en estas fechas). No había habido menos accidentes desde hace treinta años. Sorprende tratándose de jornadas con grandes trastornos de carácter y con la Guardia Civil en huelga de brazos caídos (parece que ponen menos multas). Quizá estarían tranquilos los conductores. A veces, los días histéricos no logran contagiar a sus usuarios. Es todo muy misterioso.
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