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diumenge, 22 d’agost del 2010

No hay quien discurra

NO HAY QUIEN DISCURRA

En las siestas veraniegas zumban más las frases que los insectos. Es lo que tiene el exceso de entrevistas, y este mes vienen los periódicos llenos (cuando el diablo no tiene nada que hacer, con el rabo mata moscas). El caso es que va José Luis Moreno y dice: «Quiero convertir la Laboral en un Zara de la Cultura». Con la Laboral se refiere a la Universidad Laboral de Gijón; con Zara, al imperio de ropa barata conocido por todos. A lo mejor has leído la declaración a las diez de la mañana. Quizá la has olvidado. Pero después de comer, con el sopor característico de ese momento digestivo, empieza la oración gramatical a dar vueltas alrededor de tu cráneo. «Quiero convertir la Laboral en un Zara de la Cultura». Inviertes los términos, a ver si ocurre algo: «Quiero convertir Zara en una Laboral de la cultura». Nada, al revés significa menos que al derecho. ¿Qué quiso decir entonces el famoso mecenas de la televisión culta? ¿Se refería al precio, a la calidad, a la distribución masiva de sus productos?

Francamente, no tenemos ni idea de lo que quiso decir, pero seguro que algo malo. Y el hecho de que seleccionara para su comparación a Zara y no al El Corte Inglés o Adolfo Domínguez, por poner dos ejemplos, debería despertar todas las alarmas de Amancio Ortega. Las de la Laboral, evidentemente, están desactivadas, por eso puede presentarse cualquiera y hacer con la famosa universidad un Zara o unos zorros. Allá la Laboral y allá Amancio Ortega. Hago un gesto con la mano para espantar una avispa y, en vez del insecto, se espanta la frase. No importa, tengo más miedo a la picadura de Moreno que a la de un alacrán.

Se espanta esa frase, pero viene a sustituirla otra: «La actual arquitectura fiscal es suficiente para que el Gobierno ejecute su plan de saneamiento de las cuentas públicas». No sé si es de la ministra de Economía o del titular de Fomento, seguramente ellos tampoco. El caso es que tiene demasiadas palabras. Para decir que no hace falta subir los impuestos no es preciso gastar tanto vocabulario. Han convertido una afirmación sencilla en un templo barroco de las declaraciones veraniegas. Quiere decirse que algo turbio traman, como el de la Laboral. Pero con este calor no hay quien discurra.

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