TRADUCE ESTA PAGINA

Visites

Contadores Gratis
Contadores Web
contadores de visitas

dimarts, 19 de setembre del 2006

Una de calamares

UNA DE CALAMARES

Las autoridades académicas francesas han prohibido esas camisetas que llevan estampada una hoja de cannabis. De vez en cuando hay que prohibir algo, para que se vea quién manda. En este caso, sin embargo, debe haber otra causa. Quizá los prohibidores creen de buena fe que el mensaje de esas camisetas, si alguno tienen, resulta pernicioso para la juventud. Aunque de acuerdo con ese criterio habría que prohibir a Sarkozy. ¿Por qué Sarkozy sí y la hoja de cannabis no? La segunda es un dibujo que no hace daño a nadie, mientras que el primero es un señor real que cada vez que abre la boca nos pone los pelos de punta. Hay más cosas que nos ponen los pelos de punta y que tampoco están prohibidas, pero esto no es una carta a los Reyes Magos. Sólo añadir que las sociedades que prohíben lo banal y alientan lo grave están completamente desnortadas. No lo digo por Francia, sino por nosotros en general.

¿Por qué no confiar el tráfico de camisetas con la hoja de cannabis a la regulación del mercado? A los liberales les parece que el tráfico de productos de primera necesidad como la vivienda debe regularlos el mercado, pero se reservan el derecho de admisión de las camisetas. Hombre, hombre, eso no está bien. Hay que establecer alguna jerarquía. Y, entre nosotros, lo mismo: se prohíbe el consumo de alcohol en la calle, pero la televisión pública contrata a Carmen Martínez Bordiu, cuya visión coloca más, en el peor sentido de la palabra, que un canuto y un calimocho juntos. Vale que al contratar también a su marido les ha salido el paquete, con perdón, más barato. Pero es que a esa familia no la queremos ni regalada. Con nuestro dinero no.

Por cierto que cuando un chico sea sorprendido bebiendo, pagaremos la multa los padres. ¿A quién multar cuando se sorprende al director de personal de TVE en el acto de contratar a Carmencita? El caso es que el mercado laboral castiga a las mujeres por quedarse embarazadas y el Gobierno las multa por alumbrar hijos aficionados al botellón. Así no hay forma de crecer. Sólo los hijos irreales no dan problemas, pero tampoco satisfacciones. Una de calamares. Y tres cañas.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada