TRADUCE ESTA PAGINA

Visites

Contadores Gratis
Contadores Web
contadores de visitas

divendres, 30 de juny del 2006

Una caja de sorpresas

UNA CAJA DE SORPRESAS

El taxista dijo que el dopaje masivo iba a terminar con el ciclismo. Le respondí que me parecía muy bien, como si terminaba con la nueva cocina. Me había levantado fatal y no tenía humor para conversaciones trascendentes. Pero el hombre, lejos de retirarse, atacó de nuevo.

-No sé -dijo- qué tiene que ver el ciclismo con la nueva cocina.

-He dicho la nueva cocina como podía haber dicho la alta costura. Quiero decir que me importan un pito el dopaje y el ciclismo. Hasta el fútbol me importa un pito.

Imagínese el dolor de cabeza con el que me he levantado. El taxista me ofreció una pastilla que fue mano de santo. A los dos minutos de tragármela, me invadió un bienestar inexplicable. Le pregunté la marca, pero no quiso dármela. Me dijo sólo que estaba hecha a base de cafeína.

-Y en un control antidoping -añadió- no dejaría rastro.

Resuelto el problema del dolor de cabeza y de mi mal humor consecuente, el taxista se preguntó por qué sólo hacían el control antidoping a los ganadores. Aventuró que quizá los perdedores se metían también algo para perder.

-De ser así -añadió-, convendría localizar la sustancia y prohibirla. Fíjese si el ejemplo cumple entre los jóvenes y empiezan a meterse cosas en el cuerpo para perder.

El hombre me pareció una caja de sorpresas. Sería horrible, en efecto, estar estimulando desde el deporte la creación de una sociedad de perdedores. O quizá no tan tremendo. No sé. La pastilla que me había proporcionado bienestar me hacía dudar de todo. Continuamos hablando y al poco me confesó que él había hecho una pequeña encuesta, sin valor científico, entre los perdedores llegando a la conclusión de que la mayoría de ellos había leído a Sartre en algún momento de su vida. Le confesé que yo había leído a Sartre y me dijo que lo llevaba escrito en la cara. «El existencialismo», añadió, «ha hecho mucho daño al deporte». Le dije que yo no era deportista y me dijo que por eso, por haber leído a Sartre. Cuando llegamos a mi destino, le pedí que me devolviera al punto de partida, para continuar disfrutando de su conversación (y de sus pastillas), pero me dijo que en ese momento se acababa su turno y me dejó tirado. Perro mundo.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada