UN POCO DE LÓGICA
Vale, no discutamos más: el sentido de la vida es proporcionar satisfacción a los mercados. Si ello implica devenir en sus esclavos y esclavas sexuales, ahí tienen nuestra plusvalía, que es lo más parecido a una secreción venérea. Chupen ustedes nuestras partes como se chupa la cabeza de una gamba o el culo de un centollo, arrojen las cáscaras al suelo y písenlas. Que no quede una gota de plusvalía en nuestros cuerpos. Ya saben que los jugos más recónditos son también los más sabrosos, y los más afrodisíacos, no se los pierdan. Dicho esto, tampoco estaría mal rendir algún tributo a la lógica. Dado que en los convenios colectivos posteriores a la reforma estará prohibido hablar de aumentos salariales, ¿por qué no negociar pequeñas ampliaciones de la razón? Una cosa es que nos quiten la vida y otra que nos arrebaten el juicio.
Y es que no hay quien se crea que todas las partes implicadas en la negociación busquen el modo de crear más empleo, más estable y en mejores condiciones. Alguien miente. De otro modo, a algún acuerdo habrían llegado. ¿Por qué entonces, una vez que hemos depuesto las armas, se empeñan en ocultarnos la verdad? Enloquece observar a los partidos, a los empresarios de Díaz Ferrán y a los sindicatos compitiendo en preocupación por la clase trabajadora, mientras la clase trabajadora, pese a disponer de tantos defensores, las pasa putas, con perdón. Eviten también, señores socialistas, decir lo contrario de lo que predicaban ayer, o no lo digan con el mismo énfasis, porque repugna a la razón. En cuanto a los sindicatos, lo de convocar una huelga para dentro de cuatro meses es como lo de retrasar el divorcio hasta que se mueran los hijos, para no hacerles daño. Hay muchas cosas que no encajan, en fin. Ajustarlas no nos haría menos sumisos, que es de lo que se trata, pero dormiríamos mejor.
Vale, no discutamos más: el sentido de la vida es proporcionar satisfacción a los mercados. Si ello implica devenir en sus esclavos y esclavas sexuales, ahí tienen nuestra plusvalía, que es lo más parecido a una secreción venérea. Chupen ustedes nuestras partes como se chupa la cabeza de una gamba o el culo de un centollo, arrojen las cáscaras al suelo y písenlas. Que no quede una gota de plusvalía en nuestros cuerpos. Ya saben que los jugos más recónditos son también los más sabrosos, y los más afrodisíacos, no se los pierdan. Dicho esto, tampoco estaría mal rendir algún tributo a la lógica. Dado que en los convenios colectivos posteriores a la reforma estará prohibido hablar de aumentos salariales, ¿por qué no negociar pequeñas ampliaciones de la razón? Una cosa es que nos quiten la vida y otra que nos arrebaten el juicio.
Y es que no hay quien se crea que todas las partes implicadas en la negociación busquen el modo de crear más empleo, más estable y en mejores condiciones. Alguien miente. De otro modo, a algún acuerdo habrían llegado. ¿Por qué entonces, una vez que hemos depuesto las armas, se empeñan en ocultarnos la verdad? Enloquece observar a los partidos, a los empresarios de Díaz Ferrán y a los sindicatos compitiendo en preocupación por la clase trabajadora, mientras la clase trabajadora, pese a disponer de tantos defensores, las pasa putas, con perdón. Eviten también, señores socialistas, decir lo contrario de lo que predicaban ayer, o no lo digan con el mismo énfasis, porque repugna a la razón. En cuanto a los sindicatos, lo de convocar una huelga para dentro de cuatro meses es como lo de retrasar el divorcio hasta que se mueran los hijos, para no hacerles daño. Hay muchas cosas que no encajan, en fin. Ajustarlas no nos haría menos sumisos, que es de lo que se trata, pero dormiríamos mejor.
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