POR ALGO SERÁ
Obama se comió una hamburguesa en un bar, lo que nos permitió descansar un poco del atracón informativo de Patxi López e Ibarretxe. ¿Cómo se puede estar dos semanas hablando del mismo asunto y en idénticos términos? Pues copiándose unos a otros. Daban ganas de entregarse a la prensa deportiva, pero ya no tiene uno edad. ¿Y de lo mío, qué, oiga? Lo suyo, ¿qué es lo suyo, amigo? Que me comí un muslo de pollo ayer, con ensalada, en un momento en el que dejé de vender pañuelos de papel en el semáforo. Eso no cuenta, amigo. Lo importante no es la hamburguesa, ni el muslo de pollo, sino Obama, y usted no es Obama, qué le vamos a hacer. ¿Y esa hamburguesa saldría en los periódicos si se la hubiera comido Patxi López? Quizá sí, porque la hamburguesa, pese a sus orígenes USA, es más española (y quizá más españolista) que vasca. No sé cómo caería que un lehendakari se tomara públicamente una carne española, pero lo que sería un escándalo de tomo y lomo es que se la tomara Ibarretxe. Ahí sí que desplegaríamos todos los medios, ahí sí que pondríamos en marcha nuestra maquinaria de investigación. Gracias a un equipo de investigación norteamericano hemos conocido los ingredientes de la hamburguesa de Obama, lo que nos ha hecho más sabios. O más idiotas, ahora no caigo.
Obama, por cierto, fue a tomarse la hamburguesa en un coche al que llaman la bestia. Ya ven ustedes para qué nos han servido tantos siglos de cultura. Grecia, Roma, Egipto, la vieja Europa, el Románico, el Gótico, la Ilustración… Todo lo que ustedes quieran, pero ese camino evolutivo nos ha llevado a que el mayor representante de la cultura occidental viaje en una bestia. Dan ganas de mirar hacia otro lado. Pero si mira uno hacia otro lado se tropieza con Berlusconi, un tipo que está ahí porque le votan sus contemporáneos y del que no sabemos, por fortuna, qué comió ayer ni qué vehículo utilizó para llegar al restaurante. ¿Estoy apocalíptico yo o está apocalíptica la realidad? No sé, no sé, no sé. Menos mal que el Barça continúa imbatible. No he logrado aficionarme al fútbol, no sé qué rayos significa esa racha de éxitos, pero si vienen en primera página, por algo será. O tampoco.
Obama se comió una hamburguesa en un bar, lo que nos permitió descansar un poco del atracón informativo de Patxi López e Ibarretxe. ¿Cómo se puede estar dos semanas hablando del mismo asunto y en idénticos términos? Pues copiándose unos a otros. Daban ganas de entregarse a la prensa deportiva, pero ya no tiene uno edad. ¿Y de lo mío, qué, oiga? Lo suyo, ¿qué es lo suyo, amigo? Que me comí un muslo de pollo ayer, con ensalada, en un momento en el que dejé de vender pañuelos de papel en el semáforo. Eso no cuenta, amigo. Lo importante no es la hamburguesa, ni el muslo de pollo, sino Obama, y usted no es Obama, qué le vamos a hacer. ¿Y esa hamburguesa saldría en los periódicos si se la hubiera comido Patxi López? Quizá sí, porque la hamburguesa, pese a sus orígenes USA, es más española (y quizá más españolista) que vasca. No sé cómo caería que un lehendakari se tomara públicamente una carne española, pero lo que sería un escándalo de tomo y lomo es que se la tomara Ibarretxe. Ahí sí que desplegaríamos todos los medios, ahí sí que pondríamos en marcha nuestra maquinaria de investigación. Gracias a un equipo de investigación norteamericano hemos conocido los ingredientes de la hamburguesa de Obama, lo que nos ha hecho más sabios. O más idiotas, ahora no caigo.
Obama, por cierto, fue a tomarse la hamburguesa en un coche al que llaman la bestia. Ya ven ustedes para qué nos han servido tantos siglos de cultura. Grecia, Roma, Egipto, la vieja Europa, el Románico, el Gótico, la Ilustración… Todo lo que ustedes quieran, pero ese camino evolutivo nos ha llevado a que el mayor representante de la cultura occidental viaje en una bestia. Dan ganas de mirar hacia otro lado. Pero si mira uno hacia otro lado se tropieza con Berlusconi, un tipo que está ahí porque le votan sus contemporáneos y del que no sabemos, por fortuna, qué comió ayer ni qué vehículo utilizó para llegar al restaurante. ¿Estoy apocalíptico yo o está apocalíptica la realidad? No sé, no sé, no sé. Menos mal que el Barça continúa imbatible. No he logrado aficionarme al fútbol, no sé qué rayos significa esa racha de éxitos, pero si vienen en primera página, por algo será. O tampoco.
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