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dilluns, 4 de maig del 2009

Pareja de marcianos

PAREJA DE MARCIANOS

Me llama por teléfono una amiga de toda la vida y me cuenta que su marido le ha confesado que es un extraterrestre infiltrado en nuestro mundo.

-Al principio —añade mi amiga— creí que se trataba de una broma, ya sabes cómo es Pedro, pero luego advertí que hablaba completamente en serio y me asusté, aunque procuré disimular.

-¿Qué hiciste?

-Fingir que le creía, ¿qué iba a hacer?

El marido le confesó su procedencia porque por lo visto sus contactos extraterrestres, con los que venía reuniéndose de forma periódica para informarles acerca de nuestras costumbres, habían desaparecido, dejándolo más solo que la una en este planeta absurdo habitado por gente irracional. El hombre (o el marciano) estaba un poco deprimido por este abandono y sintió la necesidad de contárselo a alguien. Le pregunté si en todo lo demás su comportamiento era el de siempre y mi amiga me dijo que sí. Iba y venía de trabajar, se tomaba un whisky a media tarde, veía el telediario de la Primera y los sábados hacía la Primitiva.

Me pareció un síndrome extraño, por lo que llamé al tal Pedro y quedé con él (comíamos juntos una o dos veces al mes). Reservé en un restaurante japonés, pues es muy aficionado a todo lo oriental, y le pregunté qué tal iban las cosas, para ver si se animaba a revelarme a mí también su procedencia. En el segundo plato, tras anunciarme que iba a hacerme partícipe de un secreto, me contó que Pilar (su mujer, mi amiga) le había confesado que era extraterrestre.

-Como puedes imaginar —añadió—, al principio pensé que se trataba de una broma, ya sabes cómo es Pilar, pero luego advertí que me hablaba completamente en serio. Asegura que se encontraba en la Tierra en una misión especial, pero que ha sido abandonada por sus contactos, lo que la tiene un poco deprimida.

Observé a Pedro atentamente, para ver si hablaba en serio, y comprendí que sí. Como no sabía qué hacer, fingí creerle y le animé a sobrellevar la situación. Desde entonces, cada uno de ellos me llama con regularidad para acusar al otro de marciano.

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