LO TIENEN CRUDO
ETA está más infiltrada que un queso de gruyer. Los jefes de la banda desconfían de los militantes y los militantes de los jefes. Jurdan Martitegui, el último mandamás detenido cuando acudía a una cita con alguien a quien iba a enseñar a preparar una tartera, tomó sin duda mil precauciones antes de llegar al lugar del encuentro (un cementerio, qué premonitorio) que no le sirvieron de nada porque seguramente el infiltrado, sin saberlo, era él. ¿Se puede ser un infiltrado sin saberlo? Perfectamente. Todas las organizaciones criminales caen por esta causa. Cuando en una banda no hay forma de distinguir a los partidarios de los no partidarios, caput, se acabó, mejor volver a casa, si la tienes, o solicitar el indulto. Hay una tercera posibilidad: la de desaparecer en la niebla si la niebla no te rechaza, que es muy suya.
No sabemos cuántos militantes tiene ETA en estos momentos, pero es posible que más de la mitad sean topos. El topo actúa al modo de la carcoma: cuando ves un agujero, el interior ya está repleto de galerías, o sea, podrido. El proceso resulta apasionante por su carga metafórica. El problema no es ya que un militante acérrimo (qué rayos querrá decir acérrimo) se convierta sin saberlo (como Jurdan Martitegui) en un confidente. El problema es cuando el confidente deja de tener conciencia de serlo. Entre los que proceden conscientemente de la confidencia y los que se dirigen inconscientemente a ella, se produce una ensalada ideológica muy parecida al Apocalipsis. ETA se encuentra en un Apocalipsis tal que ni siquiera sabe cómo rendirse, ni a quién. Entre tanto, Josu Ternera, del que no sabemos si va o viene, permanece a la espera, o a la escucha, ignoramos en qué lado de la raya (de cocaína).
Filtraciones e infiltraciones. He aquí los dos grandes asuntos de nuestra época. Si filtrar es hacer pasar un fluido por un filtro, infiltrar sería introducir suavemente un líquido entre los poros de un sólido. Lo que estamos haciendo con ETA es infiltrarla suavemente, de manera que el líquido llegue a formar parte del sólido hasta el punto de que no se pueda separar una cosa de otra ni centrifugándola. Así que cuando se detiene a alguien, el detenido no sabe si es sólido o líquido. Lo tienen crudo.
ETA está más infiltrada que un queso de gruyer. Los jefes de la banda desconfían de los militantes y los militantes de los jefes. Jurdan Martitegui, el último mandamás detenido cuando acudía a una cita con alguien a quien iba a enseñar a preparar una tartera, tomó sin duda mil precauciones antes de llegar al lugar del encuentro (un cementerio, qué premonitorio) que no le sirvieron de nada porque seguramente el infiltrado, sin saberlo, era él. ¿Se puede ser un infiltrado sin saberlo? Perfectamente. Todas las organizaciones criminales caen por esta causa. Cuando en una banda no hay forma de distinguir a los partidarios de los no partidarios, caput, se acabó, mejor volver a casa, si la tienes, o solicitar el indulto. Hay una tercera posibilidad: la de desaparecer en la niebla si la niebla no te rechaza, que es muy suya.
No sabemos cuántos militantes tiene ETA en estos momentos, pero es posible que más de la mitad sean topos. El topo actúa al modo de la carcoma: cuando ves un agujero, el interior ya está repleto de galerías, o sea, podrido. El proceso resulta apasionante por su carga metafórica. El problema no es ya que un militante acérrimo (qué rayos querrá decir acérrimo) se convierta sin saberlo (como Jurdan Martitegui) en un confidente. El problema es cuando el confidente deja de tener conciencia de serlo. Entre los que proceden conscientemente de la confidencia y los que se dirigen inconscientemente a ella, se produce una ensalada ideológica muy parecida al Apocalipsis. ETA se encuentra en un Apocalipsis tal que ni siquiera sabe cómo rendirse, ni a quién. Entre tanto, Josu Ternera, del que no sabemos si va o viene, permanece a la espera, o a la escucha, ignoramos en qué lado de la raya (de cocaína).
Filtraciones e infiltraciones. He aquí los dos grandes asuntos de nuestra época. Si filtrar es hacer pasar un fluido por un filtro, infiltrar sería introducir suavemente un líquido entre los poros de un sólido. Lo que estamos haciendo con ETA es infiltrarla suavemente, de manera que el líquido llegue a formar parte del sólido hasta el punto de que no se pueda separar una cosa de otra ni centrifugándola. Así que cuando se detiene a alguien, el detenido no sabe si es sólido o líquido. Lo tienen crudo.
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