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dimarts, 18 d’abril del 2006

La luz

LA LUZ

El caso de Joyce Vincent ha sido noticia de milagro. Me refiero a esa mujer cuyo esqueleto acaban de encontrar en el interior de un apartamento, en Alemania, mirando atentamente la televisión, que permanecía encendida. No es el primer caso, ni el último. Mucha gente muere ya viendo las noticias, lo que constituye un modo de equilibrar un poco las cosas: no es justo que sólo la palmen al otro lado del televisor. Por cada cien personas que pierden la vida en el interior de las noticias, una al menos debería perderla dentro de los hogares. Joyce Vincent no puede saberlo, pero ha aportado un punto de equilibrio a un mundo desquiciado. El día en el que fallezca el mismo número de televidentes que, pongamos por caso, de iraquíes, podremos empezar una contabilidad funeraria digna de tal nombre.

Pero decíamos que el caso de esta mujer ha sido noticia de milagro, pues su muerte forma ya parte de la rutina. A ver, vivía en una casa de 200 apartamentos, en un hormiguero como el que dice. Yo tuve un hormiguero artificial, de metacrilato, y veía ir y venir las hormigas de acá para allá con sus automatismos, sin preocuparse de las bajas que se producían en la colonia. Ahora bien, si aparecía una hormiga muerta en medio de una galería, constituyendo un estorbo, la retiraban a una especie de cementerio que había junto al almacén. Joyce Vincent se murió discretamente, sin molestar a nadie, pero cometió el error de dejar de pagar el alquiler. Por eso la han descubierto. Pero no le podrán hacer la autopsia, porque se ha quedado en los huesos. Nosotros, tal como están las cosas, llamamos a eso una muerte digna.

Lo que más nos ha llamado la atención, con todo, es que durante los dos años que permaneció difunta no se le fuera ni una sola vez la luz (de otro modo, habrían encontrado el televisor apagado). A mí se me va dos veces al mes. No puede uno morirse tranquilo pensando que la tele se va a apagar antes del juicio final. Si la compañía eléctrica de esa mujer era E. On, estoy de acuerdo en que se quede con Endesa. Queremos morir en nuestros apartamentos con la tranquilidad de que no se irá la luz en el momento más interesante de Frazier, o Los Soprano.

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