TRADUCE ESTA PAGINA

Visites

Contadores Gratis
Contadores Web
contadores de visitas

dimarts, 30 de març del 2010

El pecado como industria

EL PECADO COMO INDUSTRIA

La frase de Concepción Arenal («odia el delito y compadece al delincuente»), que significaba algo cuando la pronunció, hoy está desnuda de sentido. Las frases afortunadas tienen fecha de caducidad. Mueren debido a su talento, porque el talento mata. El otro día, el Papa dijo que había que ser intransigente con el pecado en indulgente con las personas. Se trata de una variante de la frase de Concepción Arenal, es decir, de la variante de un cadáver. De ahí que tampoco signifique mucho. Además, la Iglesia no se aplica la sentencia a sí misma, pues es muy cruel con determinados pecadores. No con los pederastas, a los que ha encubierto y ha trasladado de un colegio a otro para que pudieran continuar perpetrando sus crímenes. Se ha dicho con frecuencia que si los obispos parieran, el aborto sería un sacramento. Parece que han estado a punto de convertir en eso la pederastia.

Pero lo que nos interesaba ahora era la distinción entre el delito y el delincuente, entre el pecador y el pecado. ¿Se pueden condenar mis crímenes sin condenarme a mí? ¿Es posible separar los actos de quien los perpetra? No estamos seguros. Pienso en ello mientras hago tiempo en la sala de espera del médico. ¿Odian los médicos la enfermedad y compadecen a sus víctimas? Más bien al contrario: aman la enfermedad, porque gracias a ella aprenden y se ganan la vida, pero detestan al enfermo, que un estorbo porque hay que darle conversación. No hay delincuentes sin delito ni enfermos sin enfermedad ni pecadores sin pecado. Somos el vehículo de todas esas taras. La auténtica sabiduría consistiría en ver, más que la enfermedad, al enfermo.

Pero eso es un sueño. La medicina se encuentra ahora en plena etapa industrial. Quizá el crimen y el pecado también. Decía un personaje de John Le Carré que la delincuencia proporcionaba demasiados beneficios para dejarla en manos de los delincuentes. Por eso, en muchos países, el crimen lo administra directamente el Estado. Tal vez los curas pensaron en algún momento que el pecado era demasiado atractivo para dejárselo a los pecadores. Y comenzaron a pecar (además de a delinquir). Total, que a ver qué me dice el médico.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada