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diumenge, 8 d’octubre del 2006

Relájense y disfruten

RELÁJENSE Y DISFRUTEN

La cabra tira al monte como TVE al franquismo. Esto es así con independencia de quien gobierne porque estamos hablando de comportamientos atávicos, de impulsos hereditarios, de tendencias innatas. A TVE le gusta el franquismo como a Renfe los bancos de madera. Hay asuntos que están en la naturaleza de las cosas y contra los que quizá sea mejor no rebelarse. TVE fue franquista con Alfonso Guerra, que censuraba los escotes ideológicos de los invitados y, si era preciso, los tapaba (que se lo pregunten, si no, a Balbín, el autor de La Clave). Fue franquista y de las JONS con el PP porque en este caso había una coincidencia emocional, y es franquista con Zapatero porque no sabe ser otra cosa.

El franquismo de la TVE actual es más sociológico que político. Le han dejado libertad para que haga lo que quiera y lo que quiere, la pobre, es tener de estrellas invitadas a Gema Ruiz, la ex del ex ministro más franquista de Aznar, y a Carmen Martínez Bordiú, la nietísima del dictador. Gema y Carmen podrían haber sido hermanas, incluso hermanas gemelas. A ambas se les derraman las carnes del vaso corporal como el bizcocho con exceso de levadura se sale por los bordes del molde. No sabemos si por contrato, pero lo cierto es que las dos han aparecido con modelos preparados para que tales excesos de grasas franquistas (típicos de señoras de mesa petitoria) salten a la vista. Viendo a Carmencita y a Gema agitar el bizcocho sobrante comprende uno toda la sociología de aquellos años cutres.

La cabra tira al monte y TVE tiene los genes que tiene. Se ha criticado mucho que estas contrataciones franquistas se hayan llevado a cabo bajo el mandato de un gobierno socialista que, a diferencia del de Felipe González, es de izquierdas. Pero el único modo de que no ocurran estas cosas pasa por que Televisión Española deje de ser española y quizá televisión. Es probable que ni privatizándola perdiera ese carácter cultural que está en sus entretelas. Es como pedirle a una planta que no busque la luz, o a un sapo que no escupa, o a un jardín que no dé flores. De modo que relájense y disfruten. Más se perdió en la guerra.

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