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diumenge, 29 d’octubre del 2006

Desnudos

DESNUDOS

Unos vecinos del barrio de Hortaleza de Madrid han posado desnudos para un calendario. Es su modo de quejarse de la política municipal de Gallardón. Pero no es el primer calendario protesta. En los últimos años, numerosos colectivos incómodos con la vida o consigo mismos han intentado aliviar su pena de este modo. Da la impresión de que al quitarnos la ropa nos desprendiéramos con ella de conflictos que están en la cabeza. Tampoco es raro si consideramos que al ponérnosla nos llenamos de obligaciones. Imagínense a un general desnudo saliendo de la cama. Seguramente es un tipo amable, barrigón, indolente? Pero se coloca el uniforme y las medallas y un no sé qué le empuja a dar órdenes. Y quien dice un general dice un subsecretario, un director general, un jefe de negociado, un arquitecto. Si la corbata tiene tanto valor simbólico es por la asociación que hacemos entre ella y la oficina.

¿Deja un general de ser general al arrancarse el uniforme? Quizá no, pero no se le nota. Si me cruzo en la calle con un anciano desnudo, me llamará la atención, pero no me impresionará. Si me cruzo, en cambio, con un anciano lleno de medallas, cambio de acera. Y si es un director de personal, cambio de acera y de calle. Tengo más miedo a los directores de personal que a los coroneles (y ya es decir). Total, que la ropa nos constituye y nos desconstituye. Tradicionalmente, los calendarios de desnudos adornaban los talleres mecánicos y las cabinas de los camiones. La clase media los miraba de frente con indulgencia y de reojo con apetito sexual. La clase media es muy rara. Se va adaptando a todo. Ha adoptado el piercing, el tatuaje y la separación matrimonial sin traumas. Ahora está decidida a asaltar los calendarios.

Sea bienvenida a este espacio. Pero para fotografiarse desnudo no es preciso abrazar ninguna causa ecológica, política o religiosa. Uno se puede desnudar porque sí, porque le apetece verse y que le vean. Y es que uno necesita que le quieran o que le escuchen sin necesidad de ir disfrazado de administrativo, de general o de ama de casa. Ánimo, el siguiente paso es Penthouse.

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