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divendres, 10 de setembre del 2010

Honras fúnebres

HONRAS FÚNEBRES

Una huelga -sobre todo una huelga general- ha de tener algo de fiesta. Se celebra en ella la capacidad del mundo del trabajo para parar los pies al capital. Una huelga es una demostración de fuerza, de unidad, de sentimiento de clase, es una prueba de solidaridad, de hermandad, de pertenencia. Es también un signo de identidad: te ayuda a averiguar quién eres y con quiénes eres. Es asimismo la antítesis indispensable a una tesis punzante (implica por lo tanto la búsqueda de una síntesis razonable). Las vísperas de las huelgas -sobre todo si son generales- han de transmitir al trabajador la emoción que provocan los grandes acontecimientos históricos. También la responsabilidad consecuente. Emoción y responsabilidad no se excluyen: por eso, pese a tener algo de fiesta, una huelga no es una romería.

Quiere decirse que no se puede acudir a una huelga como el que acude a un funeral, a un entierro, a unas honras fúnebres. Mucho menos, como el que acude a su propio funeral, a su propio entierro, a sus propias honras fúnebres. Es un disparate unirse a un huelga con la cabeza agachada o con el rabo entre piernas. Se trata de un gran suceso colectivo (y por lo tanto personal) que conviene encarar con coraje, con un coraje alegre. Alegría tampoco es sinónimo de frivolidad. Hay alegrías muy serias, muy formales, muy graves: curiosamente, son las más importantes de la vida. La huelga, como cualquier acto de dignidad, tiene un precio, claro. Y no sólo el de la jornada que descuentan, de su salario, al trabajador. Provoca también tensiones entre los propios compañeros, con uno mismo, con la propia familia en ocasiones. Si la huelga es justa, si está bien organizada, si sus líderes dan ejemplo, ese precio apenas influye en el estado de ánimo del huelguista.

Por todo ello sorprende hasta la perplejidad la actitud con la que Cándido Menéndez e Ignacio Fernández Toxo acudieron a Trabajo para registrar la convocatoria de huelga general del 29-S. Aparecían en las fotos como dos derrotados. El segundo llegó a calificar la convocatoria de "gran putada". ¿Es que no quieren que la secunde nadie? Si se trata de eso, están en el buen camino.

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