FALSIFICACIONES
El instinto que mueve a la creación de una célula artificial, ¿es del mismo tipo que el que impulsa a la falsificación de un bolso de Loewe? ¿Predomina en ambos casos el interés económico? Nos preguntamos también si las cajas de ahorros, dada su situación, eran una mala copia de los bancos tradicionales. En todo caso, imaginar a Cristo dirigiendo una caja es como imaginar a Kafka escribiendo un best seller con templarios. Kafka no ha caído todavía en la tentación, pero Cajasur era, hasta que apechugara con ella el Estado, propiedad de la Iglesia. Las copias ocupan tanto espacio ya que resulta imposible, y quizá nocivo, perseguirlas. Frente a la puerta de las tiendas de los bolsos de marca, en todas las capitales europeas, se exponen sus réplicas sin que la policía pueda hacer otra cosa que fingir su persecución. Los gobiernos actuales, y sus oposiciones, son como los Rolex de oro de los mercadillos de pueblo, pero dan el pego, pues la gente se acerca ingenuamente a las urnas como si votara a quienes aparentan presentarse. En realidad, reciben órdenes del hampa: ayúdeme a crear una burbuja financiera o inmobiliaria. Ayúdeme ahora a desinflarlas. Tráigame un cortado con poca leche. Redacte una ley para que mis amigos y yo no paguemos impuestos... La gran delincuencia ha devenido en el Estado a la sombra mientras que el Estado aparente le hace los recados. No se apuren las cajas, pertenezcan a Dios, como Cajasur, o al diablo, como las que están al caer. Cuando tengan problemas, correremos a salvarlas con el IRPF de los cotizantes. No queda nada genuino, en fin, todo es clon, copia, calco, falsificación, duplicado. Los museos de arte contemporáneo de medio mundo están llenos, dicen, de modiglianis y picassos supuestos. Quizá cada uno de nosotros, dada la docilidad reinante, sea también un sucedáneo de hombre.
El instinto que mueve a la creación de una célula artificial, ¿es del mismo tipo que el que impulsa a la falsificación de un bolso de Loewe? ¿Predomina en ambos casos el interés económico? Nos preguntamos también si las cajas de ahorros, dada su situación, eran una mala copia de los bancos tradicionales. En todo caso, imaginar a Cristo dirigiendo una caja es como imaginar a Kafka escribiendo un best seller con templarios. Kafka no ha caído todavía en la tentación, pero Cajasur era, hasta que apechugara con ella el Estado, propiedad de la Iglesia. Las copias ocupan tanto espacio ya que resulta imposible, y quizá nocivo, perseguirlas. Frente a la puerta de las tiendas de los bolsos de marca, en todas las capitales europeas, se exponen sus réplicas sin que la policía pueda hacer otra cosa que fingir su persecución. Los gobiernos actuales, y sus oposiciones, son como los Rolex de oro de los mercadillos de pueblo, pero dan el pego, pues la gente se acerca ingenuamente a las urnas como si votara a quienes aparentan presentarse. En realidad, reciben órdenes del hampa: ayúdeme a crear una burbuja financiera o inmobiliaria. Ayúdeme ahora a desinflarlas. Tráigame un cortado con poca leche. Redacte una ley para que mis amigos y yo no paguemos impuestos... La gran delincuencia ha devenido en el Estado a la sombra mientras que el Estado aparente le hace los recados. No se apuren las cajas, pertenezcan a Dios, como Cajasur, o al diablo, como las que están al caer. Cuando tengan problemas, correremos a salvarlas con el IRPF de los cotizantes. No queda nada genuino, en fin, todo es clon, copia, calco, falsificación, duplicado. Los museos de arte contemporáneo de medio mundo están llenos, dicen, de modiglianis y picassos supuestos. Quizá cada uno de nosotros, dada la docilidad reinante, sea también un sucedáneo de hombre.
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