TRADUCE ESTA PAGINA

Visites

Contadores Gratis
Contadores Web
contadores de visitas

dissabte, 12 de març del 2011

La realidad como montaje

LA REALIDAD COMO MONTAJE

Siete segundos, siete, entre la realidad y su emisión, bastan para modificar o falsificar los hechos. Es lo que ocurrió en la pasada edición de los Oscar, que se emitían en falso directo, con un retraso de siete segundos, por si a una actriz se le caía un tirante del escote o un presentador decía algo inconveniente. Lo que ocurrió en este caso fue que Javier Bardem y Josh Brolin se dieron en la boca un beso que formaba parte de la representación, pues acababan de interpretar para el respetable un baile agarrao. Pues bien, el beso no salió. El asunto carece de importancia, pero da que pensar (como todos los asuntos que carecen de importancia). Como televisión y realidad están cada vez más hermanadas, más fundidas, más identificadas, la supresión de ese beso transformó la realidad, la perturbó. No se trata tanto de un caso de censura como de falsificación.

Quienes han pasado por una sala de montaje cinematográfico saben que el relato se juega tanto o más en la edición de la película que en su rodaje. Ahí es donde se crea la realidad narrativa, ahí es donde decides si dejar un beso o quitarlo, si suprimir de esta toma siete fotogramas o ninguno. De pequeñas decisiones de ese tipo depende que la película respire o no. El montaje implica «manipular» el material preexistente para logar los fines que guionista y director se habían propuesto. Admitimos la necesidad de esa «manipulación» en el cine, pero también, por ejemplo, en un reportaje periodístico, donde uno ha de seleccionar primero, y ordenar después lo obtenido en el trabajo de campo al objeto de presentar un texto accesible, sensato. La diferencia es que el cine trabaja con la imaginación y el reportaje con la realidad. Quiere decirse que en el reportaje no puedes incluir nada que no hayas visto.

El asunto es complicado. La edición de un texto periodístico implica un compromiso moral con la verdad. No es lo mismo suprimir algo para que ésta resplandezca que para ocultarla. La supresión del beso entre Bardem y Brolin fue una ocultación. La pregunta es hasta qué punto lo que llamamos realidad (no realidad cinematográfica ni realidad periodística), realidad a secas, no es ya producto de una edición, es decir, de un «montaje».

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada