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diumenge, 29 d’abril del 2007

Catálogos

CATÁLOGOS

Leo con asombro que cada año se descubren 30 ó 40 minerales nuevos, lo que significa que no está catalogada toda la Tierra, ni toda realidad. A lo mejor, esa piedra a la que hemos da do una patada mientras paseábamos por el parque estaba sin etiquetar, sin prospecto. Es posible que haya más cosas por clasificar que clasificadas, porque quien dice una piedra dice un pensamien to. No es raro que en ese espacio situado entre el sueño y la vigilia, justo antes de despertarnos, o dormirnos, tropecemos con una idea que no teníamos registrada previamente, una idea que no sale del armario, que no viene de la tele, que no procede de ningún sitio conocido, sino de una dimensión que permane ce toda ella fuera de nuestro control. Lo normal es que dejemos ese tipo de ideas donde están, porque no se le puede poner etiqueta a todo. Hay realidades que se resisten, que no entran en ninguna carpeta, en ningún archivo, que no forman parte de ningún índice. Quizá esas ideas son, paradójicamente, las que nos hacen (o nos deshacen).

Viene todo esto a cuento de la cripto nita, un mineral inventado por el creador de Supermán y que ahora resulta que existe. Así lo han revelado los técni cos de la multinacional minera Riotinto. La noticia ha aparecido en todos los medios porque estamos acostumbrados a que las cosas viajen desde la realidad a la ficción, pero no al revés. Parecería que, una vez más, el hombre ha mordido al perro. Pero no es cierto. Pese a la creencia general, hay más tráfico desde la imaginación a la realidad que en sentido inverso. De hecho, todo lo que nos pa sa por la cabeza se manifiesta más tarde o más temprano en el mundo de los obje tos o de las relaciones interpersonales. No nos detendremos, por pereza, en demostrar esta evidencia porque hoy toca hablar de la criptonita recién descubier ta, aunque inventada hace mil años. Y ha blar de criptonita es hablar de Supermán, que evidentemente debe de existir también, aunque permanece escondi do (en nuestro subconsciente). Le acon sejamos que no salga de ahí, porque lo primero que haremos, cuando aso me la cabeza, será ofrecerle una infusión de criptonita, para probar una diversión no catalogada.

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