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dimecres, 27 de desembre del 2006

Una visita al endocrino

UNA VISITA AL ENDOCRINO

Muchos periódicos regalan estos días suplementos de regalos para Navidad y Reyes. Por lo general, los regalos vienen organizados de manera temática (tecnología, libros, electrodomésticos, chorradas...), pero también por precios (hasta 60 euros, de 60 a 200 euros, etc.). Recuerdan un poco, por sus intenciones didácticas, a los libros de texto. Así les gusta establecer también la distinción entre el regalo práctico y el absurdo, entre el educativo y el bárbaro, entre el de compromiso y el sincero. Los catálogos siempre tienen aspiraciones que no les corresponden. Eso se debe a que su autoestima es muy baja, no se quieren, en fin, no se dan valor. Lo que le gustaría a un catálogo de libros, por ejemplo, es ser él mismo un libro. De hecho, se editan con un lujo que no corresponde a su función. Durante las primeras páginas crees que estás leyendo una novela, o una historia de la letra impresa. Quieren ser lo que no son.

Los suplementos de regalos de la prensa caen también en este fallo. Los adornan con entrevistas a personajes famosos que cuentan lo que ellos regalan, lo que les regalan y lo que les gustaría que les regalasen. Tampoco es raro que incluyan alguna firma que relata cómo fueron sus primeros reyes o su último Papá Noel. No se conforman con ser una mera relación de los productos porque no tenemos buen concepto de las meras relaciones. A mí me parece mentira, pues conozco pocas cosas más bellas y significativas que la lista de la compra. Tengo una colección de listas de la compra. A través de ella he ido observando el progreso (no sólo económico, aunque también) de mis parientes y amigos. Sería absurdo disfrazar una lista de la compra de lo que no es.

Pero lo más alarmante de estos suplementos-catálogo es que no te dicen nada que no supieras. Son repetitivos y previsibles hasta la náusea. Si no sirven para darnos ideas, deberían al menos entretenernos un cuarto de hora. Pues ni eso. Cuando los miembros de una sociedad no saben qué regalar ni qué desean que les regalen y han de acudir a estos catálogos venidos a más, algo grave sucede en esa sociedad. A mí, que me regalen una visita al endocrino. Gracias.

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