EXÁMENES DE ESPAÑOLIDAD
Ser conductor consiste en tener el carné de conducir. Ser periodista, en cambio, no implica necesariamente haber estudiado Ciencias de la Información. Eres periodista si trabajas en un periódico, del mismo modo que eres novelista si escribes novelas. Hay cosas para las que se requiere una titulación y cosas para las que no. Eres juez, por ejemplo, si has estudiado Derecho y has aprobado las oposiciones. No sabemos si es más fácil ser juez que novelista. Hay novelistas que sufren mucho o que tardan 10 o 15 años en escribir una novela. Los jueces del Constitucional sólo han tardado cuatro en dictar una setencia que, por lo leído y escuchado, tampoco es que sea una obra maestra. Quizá deberían haber empleado diez años más, como los novelistas que sufren.
Si en vez de comparar a los jueces con los escritores, los comparáramos con los obreros manuales, su lentitud nos habría parecido impresentable. Imagínese usted que la reforma de su cocina le llevara cuatro años. Un desastre. Además, ¿qué fiabilidad le merecería alguien que se ha tomado ese tiempo? Uno puede entender que haya novelistas malos, puesto que no han hecho una carrera ni han perdido los mejores años de su vida preparando unas oposiciones. Resulta más difícil, en cambio, entender que haya jueces malos, con la formación que se les exige. Pues los hay, y ocupan los puestos más altos del escalafón. De ahí la pregunta que latía en las primeras líneas de este suelto: ¿En qué consiste ser juez? ¿Basta con el título o con haber publicado alguna sentencia, aunque sea mala? No sabríamos decir.
Tampoco sabríamos decir qué es una novela. Ni en qué se fundamenta la españolidad. Hay, cerca de Madrid, un juez convencido de que ser español consiste en saber quiénes son Nadal y Gasol, de modo que cuando un extranjero que lleva entre nosotros más de diez años, trabajando, cotizando, casándose, teniendo hijos, etc., se acerca a su juzgado para solicitar la nacionalidad española, el magistrado le pregunta, entre otras cosas, quiénes son Nadal y Gasol. No sé si alguien que ignora las respuestas a esas preguntas es o no español, pero estoy seguro de que un juez que necesita esos datos para orientarse no es juez. Aunque tenga carné.
Ser conductor consiste en tener el carné de conducir. Ser periodista, en cambio, no implica necesariamente haber estudiado Ciencias de la Información. Eres periodista si trabajas en un periódico, del mismo modo que eres novelista si escribes novelas. Hay cosas para las que se requiere una titulación y cosas para las que no. Eres juez, por ejemplo, si has estudiado Derecho y has aprobado las oposiciones. No sabemos si es más fácil ser juez que novelista. Hay novelistas que sufren mucho o que tardan 10 o 15 años en escribir una novela. Los jueces del Constitucional sólo han tardado cuatro en dictar una setencia que, por lo leído y escuchado, tampoco es que sea una obra maestra. Quizá deberían haber empleado diez años más, como los novelistas que sufren.
Si en vez de comparar a los jueces con los escritores, los comparáramos con los obreros manuales, su lentitud nos habría parecido impresentable. Imagínese usted que la reforma de su cocina le llevara cuatro años. Un desastre. Además, ¿qué fiabilidad le merecería alguien que se ha tomado ese tiempo? Uno puede entender que haya novelistas malos, puesto que no han hecho una carrera ni han perdido los mejores años de su vida preparando unas oposiciones. Resulta más difícil, en cambio, entender que haya jueces malos, con la formación que se les exige. Pues los hay, y ocupan los puestos más altos del escalafón. De ahí la pregunta que latía en las primeras líneas de este suelto: ¿En qué consiste ser juez? ¿Basta con el título o con haber publicado alguna sentencia, aunque sea mala? No sabríamos decir.
Tampoco sabríamos decir qué es una novela. Ni en qué se fundamenta la españolidad. Hay, cerca de Madrid, un juez convencido de que ser español consiste en saber quiénes son Nadal y Gasol, de modo que cuando un extranjero que lleva entre nosotros más de diez años, trabajando, cotizando, casándose, teniendo hijos, etc., se acerca a su juzgado para solicitar la nacionalidad española, el magistrado le pregunta, entre otras cosas, quiénes son Nadal y Gasol. No sé si alguien que ignora las respuestas a esas preguntas es o no español, pero estoy seguro de que un juez que necesita esos datos para orientarse no es juez. Aunque tenga carné.
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