TRADUCE ESTA PAGINA

Visites

Contadores Gratis
Contadores Web
contadores de visitas

divendres, 27 de febrer del 2009

El perro fantasma

EL PERRO FANTASMA

Paso todos los días con mi perro por delante de una casa con jardín donde en tiempos vivió otro perro que nos ladraba. Al mío se le erizaban los pelos unos metros antes de llegar a la verja tras cuyos barrotes aparecía el rostro oscuro de su adversario. Una vez cara a cara, se enseñaban los dientes y hacían grandes manifestaciones de odio mientras yo sujetaba al mío de la correa. Se trataba de un rito más o menos inocente al que todos estábamos acostumbrados. Un día, el perro enemigo no apareció tras la verja. Casualmente, esa misma tarde me encontré en el mercado con su dueño, que me dijo que había muerto. Le di el pésame y pedí tres cuartos de kilo de chuletas de cordero.

De eso hace ya un año, más o menos. Sin embargo, cada vez que pasamos por delante de la casa del perro muerto, el mío se eriza como la primera vez y lanza hacia el interior del jardín tres o cuatro ladridos de advertencia. A mí me hace gracia, pues ya le he dicho varias veces y en distintos idiomas (menos en el suyo, evidentemente) que su enemigo está muerto, y que por lo tanto hace un gasto inútil de agresividad y adrenalina.

El otro día, sin embargo, se me ocurrió de súbito la posibilidad de que mi perro ladrara al fantasma del animal fallecido. Es obvio que él no está, pero cómo asegurar que no se ha quedado su fantasma. Se lo comenté a un amigo aficionado a asuntos esotéricos y no le pareció descabellado. El mundo, dijo, está lleno de espíritus que los seres humanos no percibimos porque hemos perdido esa capacidad, si algún día la tuvimos. Mi gato, añadió, juega todos los días en el jardín con el fantasma de otro animal cuya naturaleza no he logrado averiguar.

Fantasmas. Estuve dándole vueltas al asunto y pensé que yo mismo me pongo muchas veces en guardia para defenderme de situaciones irreales. Basta que algo evoque un asunto doloroso de la infancia o de la juventud para que reaccione como si la situación aquella volviera a repetirse. A veces soy yo, sin darme cuenta, quien provoca su repetición, para justificar mi agresividad sin duda. El mundo está, en efecto, lleno de fantasmas. La pregunta es si se encuentran dentro o fuera de nuestra cabeza.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada