COSTUMBRES SEXUALES DEL FMI
La detención de Strauss-Kahn ha ocupado en nuestras vidas más tiempo y más espacio del que le correspondería si estuviéramos bien de la cabeza. Vale que fuera gerente del FMI. Vale que estuviera destinado a ser presidente de Francia. Vale que fuera socialista, signifique lo que signifique ser socialista. Vale que durmiera en habitaciones de 3.000 dólares la noche. Vale que no debe de ser fácil cambiar una suite de 200 metros por una celda de diez. Pero mi interés por él tiene límites que ya han sido ampliamente superados. Me refiero, claro, a mi interés sano. Otra cosa es mi interés patológico. Mi interés patológico no se conforma con la infografía de su celda en la prisión de Rikers Island (¡la más peligrosa del mundo!). Necesito más. Necesito saber en qué sitio exacto de esa celda está colocado el retrete y dónde el lavabo. Ya sé que se levanta a las seis de la mañana. Sé también a qué hora come, cena y le quitan la luz. Pero ningún periódico me ha detallado su menú. No se queden ustedes a medias, coño, o lo dan todo o no den nada.
Mi costado patológico se ha quedado a dos velas con las informaciones que nos han servido hasta el momento. Nos gustaría mucho conocer, pongamos por caso, el historial clínico de Strauss-Kahn. Cómo tiene el azúcar, el colesterol, las transaminasas. ¿Y qué tal la próstata? A los 62 años puede haberle proporcionado ya algún problema. ¿Se levanta a hacer pis por las noches? Necesitamos toda la información, no por nada, sino porque estamos nerviosos y estas noticias, dadas en toda su amplitud, nos relajan. Hasta que vuelva a casarse una princesa o un príncipe, que eso sí que nos pone informativamente hablando, los telediarios deberían profundizar en los aspectos biológicos de Strauss-Kahn, para romper la rutina mediática.
De paso, pero sin prisas, no estaría mal que los periódicos nos contaran también con cierto detalle qué rayos es el Fondo Monetario Internacional. Que nos explicaran para qué sirve. Que nos detallaran su biografía y sus costumbres gastronómicas y sexuales. A lo mejor, si comprendemos el significado del FMI, entenderemos qué rayos hacía ahí un sujeto con ese curriculum.
La detención de Strauss-Kahn ha ocupado en nuestras vidas más tiempo y más espacio del que le correspondería si estuviéramos bien de la cabeza. Vale que fuera gerente del FMI. Vale que estuviera destinado a ser presidente de Francia. Vale que fuera socialista, signifique lo que signifique ser socialista. Vale que durmiera en habitaciones de 3.000 dólares la noche. Vale que no debe de ser fácil cambiar una suite de 200 metros por una celda de diez. Pero mi interés por él tiene límites que ya han sido ampliamente superados. Me refiero, claro, a mi interés sano. Otra cosa es mi interés patológico. Mi interés patológico no se conforma con la infografía de su celda en la prisión de Rikers Island (¡la más peligrosa del mundo!). Necesito más. Necesito saber en qué sitio exacto de esa celda está colocado el retrete y dónde el lavabo. Ya sé que se levanta a las seis de la mañana. Sé también a qué hora come, cena y le quitan la luz. Pero ningún periódico me ha detallado su menú. No se queden ustedes a medias, coño, o lo dan todo o no den nada.
Mi costado patológico se ha quedado a dos velas con las informaciones que nos han servido hasta el momento. Nos gustaría mucho conocer, pongamos por caso, el historial clínico de Strauss-Kahn. Cómo tiene el azúcar, el colesterol, las transaminasas. ¿Y qué tal la próstata? A los 62 años puede haberle proporcionado ya algún problema. ¿Se levanta a hacer pis por las noches? Necesitamos toda la información, no por nada, sino porque estamos nerviosos y estas noticias, dadas en toda su amplitud, nos relajan. Hasta que vuelva a casarse una princesa o un príncipe, que eso sí que nos pone informativamente hablando, los telediarios deberían profundizar en los aspectos biológicos de Strauss-Kahn, para romper la rutina mediática.
De paso, pero sin prisas, no estaría mal que los periódicos nos contaran también con cierto detalle qué rayos es el Fondo Monetario Internacional. Que nos explicaran para qué sirve. Que nos detallaran su biografía y sus costumbres gastronómicas y sexuales. A lo mejor, si comprendemos el significado del FMI, entenderemos qué rayos hacía ahí un sujeto con ese curriculum.
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