TRADUCE ESTA PAGINA

Visites

Contadores Gratis
Contadores Web
contadores de visitas

dilluns, 31 de gener del 2011

A modo de diario

A MODO DE DIARIO

Cuando yo era pequeño la introversión tenía más prestigio que la extroversión. Los padres querían hijos extrovertidos pero preferían a los introvertidos al modo en que preferiríamos que nos gustara más Tolstoi que Corín Tellado. Se pensaba que el niño introvertido era poco apto para la vida, pero al mismo tiempo se le suponían ciertas virtudes necesarias en un mundo debidamente equilibrado. El niño extrovertido era con frecuencia peleón, chulo, provocador, pendenciero… El introvertido daba pocos problemas (o solo se los daba a sí mismo). Cuando en una familia había dos hermanos, lo ideal era que uno fuera introvertido y otro extrovertido, de ese modo se complementaban como si fueran uno. Al introvertido se le enviaba con frecuencia al seminario, pues se le suponía más dotado para relacionarse con el misterio. En ningún caso se admitía que pudiera haber idiotas introvertidos. Se les atribuía, para compensar su timidez, un talento del que no siempre disponían. Como cuando el profesor tachaba al alguien de poco inteligente, pero memorioso, o viceversa. Hubo un momento en la existencia de mi generación en el que sólo había niños introvertidos y extrovertidos, además de tontos, pero con memoria o listos sin ella.

Yo era introvertido y memorioso (o sea, dos veces tonto), pero con el tiempo se me descubrió una virtud también muy de moda por aquella época: la fuerza de voluntad. No sé en qué momento escuché por vez primera esa expresión, fuerza de voluntad, pero me impresionó vivamente. Durante los primeros años de mi vida, la única fuerza existente era la física, la fuerza bruta si ustedes quieren. Pensar que la voluntad, que carecía de músculos, podía ser fuerte también nos redimía de ser débiles del mismo modo que la memoria nos redimía de ser tontos o la espiritualidad de ser introvertidos. Me pregunto de quién es el mundo ahora, si de los que viven hacia fuera o de los que viven hacia dentro. ¿Puede ser introvertida una estrella de la televisión? ¿Se puede ser extrovertido y poeta? La verdad es que todas aquellas categorías de mi infancia se han confundido un poco, o mucho. Y los huevos vienen con dioxinas, que no sabemos lo que son.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada