FUNCIONAMOS
He recibido más felicitaciones de Navidad después de Reyes que antes, lo que quiere decir que Correos ha retenido toda esta correspondencia hasta ahora mismo. Vamos, que funciona fatal. Pero en un mundo en el que la gripe de cuatro controladores aéreos puede poner en peligro la actividad del aeropuerto de Barajas, no se lo podemos reprochar. Uno va relativizando todo. Que las cartas no lleguen a tiempo está mal, pero resulta peor dormir cuatro días en la T-4, como un perro. Dormir en la T-4 es incómodo, pero no tanto como agonizar en el pasillo de un hospital público. Y así de forma sucesiva. Llega un momento en que te amputan la pierna izquierda, cuando la mala era la derecha, y das las gracias al gerente del hospital, por no haberte decapitado. Que el Consejo General del Poder Judicial actúe de forma corporativa frente a casos como el del juez Tirado no nos gusta, pero peor sería que sus miembros formaran una banda de asesinos. De momento no matan, qué bien.
La Iglesia está en contra del relativismo moral, pero si comparas lo que dice la Cope con una circular del infierno, la Cope sale bien parada (de momento). O sea, que todo es relativo, le guste o no Rouco Varela. Él mismo gradúa sus agresiones en relación al momento político. La Conferencia Episcopal está a favor de la familia cristiana y todo eso, pero en unas ocasiones está más a favor que en otras.
Las loterías y apuestas del Estado, en cambio, funcionan bien de un modo absoluto. Colocan todos los números en el bombo y los niños de San Ildefonso los leen de manera correcta. Pero es que la lotería es una cosa muy seria, caballero. Estaría bueno que vendieran más números de los que forman parte del sorteo al modo en que las compañías aéreas venden más pasajes que asientos tienen. A las compañías aéreas se lo toleramos porque la sobreventa, comparada con la gripe de los controladores, nos parece un pecado venial. Pero la lotería es el Evangelio. Que una agenda enviada a primeros de diciembre de 2008 te llegue a finales de enero de 2009 es un rollo, pero que el sorteo del 22 de diciembre se celebrara el 3 de marzo resultaría intolerable. Las cosas verdaderamente importantes, gracias a Dios, funcionan.
He recibido más felicitaciones de Navidad después de Reyes que antes, lo que quiere decir que Correos ha retenido toda esta correspondencia hasta ahora mismo. Vamos, que funciona fatal. Pero en un mundo en el que la gripe de cuatro controladores aéreos puede poner en peligro la actividad del aeropuerto de Barajas, no se lo podemos reprochar. Uno va relativizando todo. Que las cartas no lleguen a tiempo está mal, pero resulta peor dormir cuatro días en la T-4, como un perro. Dormir en la T-4 es incómodo, pero no tanto como agonizar en el pasillo de un hospital público. Y así de forma sucesiva. Llega un momento en que te amputan la pierna izquierda, cuando la mala era la derecha, y das las gracias al gerente del hospital, por no haberte decapitado. Que el Consejo General del Poder Judicial actúe de forma corporativa frente a casos como el del juez Tirado no nos gusta, pero peor sería que sus miembros formaran una banda de asesinos. De momento no matan, qué bien.
La Iglesia está en contra del relativismo moral, pero si comparas lo que dice la Cope con una circular del infierno, la Cope sale bien parada (de momento). O sea, que todo es relativo, le guste o no Rouco Varela. Él mismo gradúa sus agresiones en relación al momento político. La Conferencia Episcopal está a favor de la familia cristiana y todo eso, pero en unas ocasiones está más a favor que en otras.
Las loterías y apuestas del Estado, en cambio, funcionan bien de un modo absoluto. Colocan todos los números en el bombo y los niños de San Ildefonso los leen de manera correcta. Pero es que la lotería es una cosa muy seria, caballero. Estaría bueno que vendieran más números de los que forman parte del sorteo al modo en que las compañías aéreas venden más pasajes que asientos tienen. A las compañías aéreas se lo toleramos porque la sobreventa, comparada con la gripe de los controladores, nos parece un pecado venial. Pero la lotería es el Evangelio. Que una agenda enviada a primeros de diciembre de 2008 te llegue a finales de enero de 2009 es un rollo, pero que el sorteo del 22 de diciembre se celebrara el 3 de marzo resultaría intolerable. Las cosas verdaderamente importantes, gracias a Dios, funcionan.
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