HISTORIALES CLÍNICOS
Oliver Sacks relata en sus libros casos notables de percepción: personas que sólo ven en el espejo su lado izquierdo, gente que al despertarse no reconoce como propia una de sus piernas, individuos que tienen en sus rostros puntos ciegos, es decir, zonas que no logran ver y que por lo tanto no se afeitan, etc. El cerebro es un misterio. Hay sujetos que un día, al levantarse de la cama, se dan cuenta de que su familia, siendo en apariencia la de todos los días, está formada en realidad por una panda de impostores. Esa hija que le besa y le da los buenos días no es su hija, ni esa esposa que le ofrece con la mejor de sus sonrisas un café es su verdadera esposa. Pocos relatos tan apasionantes como los relatos clínicos procedentes del mundo de la psiquiatría.
El otro día, en el transcurso de una entrevista en directo, Rajoy no reconoció su propia letra. Sucedió en Veo7, con Pedro J. Ramírez de entrevistador y moderador. Una chica del público preguntó a Rajoy por la fórmula de su programa electoral para fomentar el empleo joven, a lo que el líder del PP comenzó a titubear como si no hubiera entendido la palabra empleo, o la palabra joven, quizá como si no hubiera captado, en general, el sentido de la pregunta. Tras siete segundos (una eternidad) de vacilaciones, Rajoy confesó: «Me ha pasado una cosa verdaderamente notable, que lo he escrito aquí y no entiendo mi letra». Sin duda, no entender la propia letra no es lo mismo que no reconocer la propia pierna, o a la propia familia, pero tiene su aquél, sobre todo en un político con aspiraciones a gobernar. Lo más sorprendente, con todo, fue su falta de reflejos, pues podía haberse limitado a fingir que la entendía y responder.
Y respondió, pero fíjense lo que dijo: «María, cuanto más sepas, cuanto mejor te formes, cuanto más te preocupes, cuanta más vida tengas…, mucho mejor y muchas más posibilidades». Le faltó añadir que tampoco le vendrían mal unos superpoderes, que quizá era lo que llevaba escrito y no entendió. Creo que sucedió el mismo día en el que David Bisbal hizo a través de Twitter su genial análisis de la crisis egipcia, pero ignoramos si lo de Rajoy obedecía a la misma patología. En todo caso, querida María, fíjate a dónde ha llegado don Mariano sin entender su letra.
Oliver Sacks relata en sus libros casos notables de percepción: personas que sólo ven en el espejo su lado izquierdo, gente que al despertarse no reconoce como propia una de sus piernas, individuos que tienen en sus rostros puntos ciegos, es decir, zonas que no logran ver y que por lo tanto no se afeitan, etc. El cerebro es un misterio. Hay sujetos que un día, al levantarse de la cama, se dan cuenta de que su familia, siendo en apariencia la de todos los días, está formada en realidad por una panda de impostores. Esa hija que le besa y le da los buenos días no es su hija, ni esa esposa que le ofrece con la mejor de sus sonrisas un café es su verdadera esposa. Pocos relatos tan apasionantes como los relatos clínicos procedentes del mundo de la psiquiatría.
El otro día, en el transcurso de una entrevista en directo, Rajoy no reconoció su propia letra. Sucedió en Veo7, con Pedro J. Ramírez de entrevistador y moderador. Una chica del público preguntó a Rajoy por la fórmula de su programa electoral para fomentar el empleo joven, a lo que el líder del PP comenzó a titubear como si no hubiera entendido la palabra empleo, o la palabra joven, quizá como si no hubiera captado, en general, el sentido de la pregunta. Tras siete segundos (una eternidad) de vacilaciones, Rajoy confesó: «Me ha pasado una cosa verdaderamente notable, que lo he escrito aquí y no entiendo mi letra». Sin duda, no entender la propia letra no es lo mismo que no reconocer la propia pierna, o a la propia familia, pero tiene su aquél, sobre todo en un político con aspiraciones a gobernar. Lo más sorprendente, con todo, fue su falta de reflejos, pues podía haberse limitado a fingir que la entendía y responder.
Y respondió, pero fíjense lo que dijo: «María, cuanto más sepas, cuanto mejor te formes, cuanto más te preocupes, cuanta más vida tengas…, mucho mejor y muchas más posibilidades». Le faltó añadir que tampoco le vendrían mal unos superpoderes, que quizá era lo que llevaba escrito y no entendió. Creo que sucedió el mismo día en el que David Bisbal hizo a través de Twitter su genial análisis de la crisis egipcia, pero ignoramos si lo de Rajoy obedecía a la misma patología. En todo caso, querida María, fíjate a dónde ha llegado don Mariano sin entender su letra.
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