POR LAS NUBES
Es un privilegio disponer de tantas palabras, y a tan buen precio, para explicar las cosas. Por un euro, lo que cuesta un periódico, te enteras del avance de la gripe del pollo, del estado de ánimo de Rouco o del precio de una felación. Debajo de la cabecera de los diarios debería poner todo a un euro. Por esa cantidad le damos también un horóscopo, le informamos de la temperatura de la Bolsa y le resumimos los discursos políticos. No hay nada más barato que las palabras. Bastan 166 pesetas, perdonen la tristeza, para llenar la mesa de la cocina de palabras con las que uno descubre que el mal francés venía incubándose desde los años setenta. Dirá usted que cómo no se evitó un incendio preparado con tanta antelación. Pues porque para evitarlo, además de palabras, se habría necesitado un poco de realidad, y la realidad cuesta un ojo de la cara.
Todo a un euro. La policía ha desmantelado una red que producía 100.000 discos piratas a la semana. Lo increíble es que disponían de películas no estrenadas. La mafia acabará vendiendo copias de películas que aún no han sido rodadas, de novelas que aún no han sido escritas, de canciones que aún no han sido compuestas. La mafia va por delante de la realidad porque invierte en ella. Es la única forma de Estado para la que bajar los impuestos (ese modo de gritar sálvese quien pueda) no es de izquierdas ni de derechas, porque, como están demostrando los franceses, es de tontos.
Todo a un euro, incluido el sudoku. Permítanme además que yo personalmente les regale hoy un trabalenguas. Ahí va: "Los adjudicatarios encargaron la obra a una empresa que subcontrató a otra compañía". Preguntas: ¿Cuántas compañías intervinieron? ¿El gerente de cuál de las empresas subcontratadas acudirá al entierro de los muertos? ¿A cuántos fallecidos tocan por empresa? ¿Cuánta gente sacarán los obispos a la calle para protestar contra el empleo precario?". Por falta de palabras, en fin, que no sea, están tiradas de precio. Ojalá que las que sirven para explicar lo que ocurrió ayer en Francia sirvieran para evitar lo que ocurrirá mañana en España. Pero para eso hay que invertir en realidad, y la realidad está por las nubes. No querrán ustedes que les subamos los impuestos.
Es un privilegio disponer de tantas palabras, y a tan buen precio, para explicar las cosas. Por un euro, lo que cuesta un periódico, te enteras del avance de la gripe del pollo, del estado de ánimo de Rouco o del precio de una felación. Debajo de la cabecera de los diarios debería poner todo a un euro. Por esa cantidad le damos también un horóscopo, le informamos de la temperatura de la Bolsa y le resumimos los discursos políticos. No hay nada más barato que las palabras. Bastan 166 pesetas, perdonen la tristeza, para llenar la mesa de la cocina de palabras con las que uno descubre que el mal francés venía incubándose desde los años setenta. Dirá usted que cómo no se evitó un incendio preparado con tanta antelación. Pues porque para evitarlo, además de palabras, se habría necesitado un poco de realidad, y la realidad cuesta un ojo de la cara.
Todo a un euro. La policía ha desmantelado una red que producía 100.000 discos piratas a la semana. Lo increíble es que disponían de películas no estrenadas. La mafia acabará vendiendo copias de películas que aún no han sido rodadas, de novelas que aún no han sido escritas, de canciones que aún no han sido compuestas. La mafia va por delante de la realidad porque invierte en ella. Es la única forma de Estado para la que bajar los impuestos (ese modo de gritar sálvese quien pueda) no es de izquierdas ni de derechas, porque, como están demostrando los franceses, es de tontos.
Todo a un euro, incluido el sudoku. Permítanme además que yo personalmente les regale hoy un trabalenguas. Ahí va: "Los adjudicatarios encargaron la obra a una empresa que subcontrató a otra compañía". Preguntas: ¿Cuántas compañías intervinieron? ¿El gerente de cuál de las empresas subcontratadas acudirá al entierro de los muertos? ¿A cuántos fallecidos tocan por empresa? ¿Cuánta gente sacarán los obispos a la calle para protestar contra el empleo precario?". Por falta de palabras, en fin, que no sea, están tiradas de precio. Ojalá que las que sirven para explicar lo que ocurrió ayer en Francia sirvieran para evitar lo que ocurrirá mañana en España. Pero para eso hay que invertir en realidad, y la realidad está por las nubes. No querrán ustedes que les subamos los impuestos.
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